A Juan para que lo oiga Pedro

MARCELA: En mi anterior entrega recomendé que no esperáramos del Papa FRANCISCO, discursos incendiarios por la dramática realidad del país. El desánimo colectivo lo ha visto él y lo hemos visto todos hasta en las vallas populares, a pesar de que la televisión ha pretendido mostrar otra cosa. Dije que esperáramos mensajes prudentes, como corresponde a su investidura de Pontífice y la actitud serena que debe asumir un invitado de Estado. Sus discursos deben ser leídos entre líneas, y de ahí que en las primeras lecturas encontramos enérgicos reclamos por la frivolidad, la falta de transparencia, la arrogancia del poder y el alejamiento de las demandas de la gente.
¡Abránse al pueblo!, es la consigna del Papa. A unos y a otros.
Ante la curia mexicana, compuesta por la alta clerecía más oscurantista de la Iglesia, les recomendó que huelan a ovejas, no a perfumes sofisticados, y les dijo que la religión no quiere príncipes, sino obispos que tengan la mirada limpia, que no caigan en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas y no le teman a la transparencia. Y luego, en Palacio Nacional, después de su entrevista privada con el Presidente, preguntó: “¿qué México queremos y qué México le vamos heredar a los jóvenes? “, porque “El beneficio de unos pocos en detrimento de las mayorías se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión, la violencia, el tráfico de personas, secuestro y muerte”.
“¡Ay de ustedes –dijo a los cardenales y obispos, como diciéndole a Juan para que lo escuche Pedro- si se duermen en sus laureles! Reclínense pues, con delicadeza y respeto, sobre el alma profunda de su gente, desciendan con atención y descifren su misterioso rostro”. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. “Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los ‘carros y caballos’ de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la ‘columna de fuego’ que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer grande rumor”
En Ecatepec, el domingo, dijo que éste es un tiempo para 'ajustar los sentidos', 'abrir los ojos a las injusticias' y cambiar el rumbo de nuestras vidas y alejarlas de las tres principales tentaciones del cristianismo: 'la riqueza, la vanidad y el orgullo'. Tres tentaciones que buscan degradar, destruir y sacar la alegría y frescura del Evangelio": La riqueza, adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o ‘para los míos’. Es tener el ‘pan’ a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida…Segunda tentación: La vanidad, esa búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua y constante de los que ‘no son como uno’. La tercera, búsqueda exacerbada de esos cinco minutos de fama que no perdona la ‘fama’ de los demás, ‘haciendo leña del árbol caído’, la del orgullo, o sea, ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la ‘común vida de los mortales’, y que reza todos los días: ‘Gracias te doy Señor porque no me has hecho como ellos’.
FRANCISCO es un Papa que una gran corriente de la Iglesia no quiere y lo ataca. Lo llama “El Papa argentino” para macar la diferencia entre ellos y él. No aceptan el modelo social que promueve el pontífice.
TOCÓ un tema que en Ciudad Juárez seguramente abundará: el de los migrantes. Que sea ésta, dijo, una tierra donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no hay necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de pocos. Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte.
EN FIN.
MIENTRAS eso ocurría en la visita del Papa en el centro del país, la violencia y la impunidad continuaban en otras partes del país, como todos los días. Por ejemplo, en la comunidad Tepehuajes, en el municipio de San Ignacio, en Sinaloa, una emboscada de un grupo del crimen organizado a otra banda contraria dejó un saldo de 13 muertos (nueve hombres y cuatro mujeres) y dos heridos.
LA TALA DE ÁRBOLES continúa en Chiapas y otras partes del territorio, resultando que verdes y “rojos” descoloridos (PRD) son iguales. En Chiapas los talamontes están acabando con bosques, ante la “mirada gorda” del gobierno del Estado que se dice “ecologista”. Y en Ciudad de México, las autoridades perredistas de Xochimilco de alguna manera avalaron la tala de 300 árboles, entre ellos cedros y jacarandas, y la destrucción de mil 500 metros cuadrados de áreas verdes para la construcción de un Walmart en el pueblo de Santiago Tepalcatlalpan. La delegación, luego de la devastación, impuso el pago de una multa de 3 millones de pesos.
AYER EN PUEBLA fui testigo de un “plantón” de periodistas para condenar las muertes y desapariciones de periodistas, frente a la Catedral de la ciudad. Comunicadores poblanos se movilizaron asimismo en varias partes del estado (Acatlán, Teziutlán, Huauchinango y Tecamachalco) para exigir el esclarecimiento del asesinato de la reportera veracruzana ANABEL FLORES SALAZAR. Informadores, abogados, defensores de los derechos humanos, activistas, académicos y ciudadanos se manifestaron también para repudiar las amenazas que sufrió la víspera, ARANZAZU AYALA MARTÍNEZ, reportera del portal Lado B, y demandaron que los tres niveles de gobierno brinden medidas de protección para su integridad física y la de sus familias.
En la entrada principal de la Catedral, se colocaron veladoras además de pancartas con leyendas como “Prensa no Disparen” y “No se calla la verdad asesinando periodistas”.
LUEGO TE CUENTO DE MIS OBSERVACIONES en Puebla. La ciudad, bellísima, pero el ambiente da miedo por la represión del gobierno de MORENO VALLE.
P.D.-¡Cuánto protagonismo en la visita del Papa al hospital infantil de México! La visita mañana a Chiapas dará lugar a otro montaje. La frivolidad será notoria. Todo sea por aparecer en la tele y las revistas del corazón.

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