Adela paró en seco a Pablo Amílcar

· Adela paró en seco a Pablo Amílcar
· El juego de poder dentro de Morena
· Astucia, estrategia y lealtad, la clave
En el juego de poder, al interior de Morena, se acusa un oficio político con astucia, inteligencia, oportunidad, frente a la guerra sucia desatada. Los de trayectoria consolidada, léase con experiencia en elecciones, con estructura de abajo, frente a los debutantes aprendices cuyos traspiés, bandazos e inseguridades los han limitado en el margen de maniobra.
Parece frugal el análisis, reducido a ’buenos y malos’ en el quehacer político, pero no es tan simple. Y veamos:
Adela Román Ocampo atajó de súbito, en seco, la inocente rumorología desatada por Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros de ’ir por Acapulco’. Inteligente, la alcaldesa en funciones deslizó sin aspavientos, con seguridad y estrategia, su intención de reelegirse. Lo hizo a sabiendas de traiciones, truculencias y deslealtades de una mitad de regidores y síndicos morenistas. Y a pesar de la autoría de tan abyecta empresa del aludido.
Hábil, ARO se sumó a Félix Salgado Macedonio, al reconocerlo como el coordinador de los comités de consolidación de la 4T –que no son otra cosa que células promotoras del voto— y, casi al mismo tiempo, lo hizo Beatriz Mojica Morga. Ambas dejaron de lado el resabio, arrebato y calcularon condiciones de crecimiento y desarrollo con quien lleva meses arriba de preferencias, mediciones y encuestas marcadas en intención del voto.
No se engancharon a la guerra sucia subsidiada desde la antítesis de la política. Si la precandidatura a la gubernatura se definió en la encuesta para Félix, por lógica Acapulco será para mujer. Y me lo dijo Adela… ’soy una mujer de carácter, pero no de mal carácter’.
Ese es el juego de poder, sin ser reflejado en medios. Son silencios, sin declaraciones. Sutiles mensajes enviados entre líneas, como encriptados, pero claros en propósitos, ideas y estrategias. Adela sobrevivió a puntos de quiebre, trampas, acechos y toda suerte de perversidades desde el inicio de su administración. Tuvo a un aliado estratégico en César Núñez Ramos, discreto, eficaz en la operatividad y leal, sobre todo a principios. Ese es su legado real, auténtico, sin tamiz. Ningún fundador de Morena lo puede negar.
El papel en ese juego de poder de los llamados ’MaCeCa’ –por sus pérfidos críticos— se sumó a esa astuta e inteligente estrategia de cerrar filas en la figura de Félix. Marcial Rodríguez, el finado César Núñez y Rubén Cayetano García resistieron embates de un grupo identificado con PAS.
Abelina López Rodríguez y Rosario Merlín García igualmente han sido discretas en no abonar al terreno de las descalificaciones e insidias.
Reunir a quienes tienen tablas y oficio en la política no es un ejercicio escueto. Son ganadores, por ende subestimarlos es un error.
Leer entre líneas ha sido la mejor estrategia, frente a la miopía de quienes apuestan al todo o nada. El eco del escándalo se disipará. Sin estrategia no se gana en el ajedrez.
Adela Román, Beatriz Mojica, Abelina López, Rosario Merlín, entre otras mujeres, han construido con su silencio, el respeto y el valor para recomponer y desarrollar políticas públicas en favor de las mujeres, sin faltarse entre ellas, el decoro y dignidad. Sabiduría en ese juego de poder, es la diferencia.
Lo rescatable ahora es el uso de esos recursos en desuso, por la febril ansiedad de imponerse a toda lógica y al tiempo. Ese tiempo perdido, desperdiciado, inútil y ahora les hizo falta.
Sabia virtud, de conocer el tiempo, escribió un enamorado de la vida Renato Leduc y dejó a la posteridad aquel lamento: ’¡Cuánto tiempo perdí… Ay, cuánto tiempo!’.
El tiempo pondrá a cada quien en su lugar.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.