Concatenaciones
Fernando Irala
Por si algún conflicto le faltara al actual régimen, ahora resulta que se ha hecho bolas el engrudo a la hora de actualizar las cifras de pobreza, fenómeno éste cuyo tratamiento ha estado en el centro de las preocupaciones de la política social federal durante al menos un cuarto de siglo.
Lejanos están los tiempos en que la estrategia mexicana en la materia llegó a ser reconocida como un modelo imitado internacionalmente. Ahora las instituciones encargadas de la captación de datos y el cálculo y análisis de las condiciones socioeconómicas, capítulo esencial para saber si vamos bien o nos regresamos, por lo visto ni siquiera se comunican; del trabajo conjunto y en equipo ya mejor ni hablamos.
Así, han vuelto pública una discusión sobre sus procedimientos, a la vez fundamentales y muy difíciles de asimilar para quienes no sean especialistas. Por ello mismo, debieran ponerse de acuerdo entre ellos y presentar conclusiones conjuntas, las que sean, a los medios de comunicación y a la sociedad.
En cambio, el INEGI y el CONEVAL escenifican un pleito de vecindad, de dimes y diretes, que en nada ayuda a una política social ya cuestionada porque su persistencia en décadas y su ascendente presupuesto no han derivado en la superación de la pobreza de vastas capas de la población.
Probablemente haya que cambiar los métodos de medición, pues es cierto que la gente en situación de pobreza ha aprendido que entre más dramáticamente pinte su situación ante los encuestadores, más probabilidades tendrá de obtener, mantener e incrementar los apoyos gubernamentales. Y muy seguramente hay que rediseñar los programas y los modelos para atender la pobreza.
Pero nada de eso se logra en medio de la algarabía y el descontón mediático, que ya llamó la atención hasta de los legisladores, a quienes ahora los titulares de las instituciones enemistadas deberán explicar no sólo que tan pobres son los que se dicen pobres, sino la magnífica puntada de enlodar uno de los flancos más rescatables del golpeado aparato gubernamental.
