Contexto Político
Por Efraín Flores Iglesias
Mientras los ex gobernadores de Veracruz y Sonora, Javier Duarte de Ochoa (PRI) y Guillermo Padrés Elías (PAN), respectivamente, son prófugos de la ley por cometer irregularidades financieras, Ángel Aguirre Rivero anda como si nada paseándose en Acapulco y la Ciudad de México.
El guerrerense que ganó la elección el 30 de enero de 2011 bajo las siglas del PRD y que no concluyó su gestión por los hechos de violencia ocurridos en Iguala (26 y 27 de septiembre de 2014), también es señalado de haber cometido graves irregularidades financieras durante su administración y de ser uno de los responsables de heredar un déficit financiero al gobierno del estado, que asciende a 18 mil 600 millones de pesos.
Ángel Aguirre Rivero y Jorge Silverio Salgado Leyva, quien fuera su poderoso secretario de Finanzas, se despacharon con la cuchara grande el presupuesto público. Los alcaldes y algunos secretarios de despacho que ejercieron funciones en el periodo 2011-2014 se quejaron que la Secretaría de Finanzas y Administración (Sefina) les retuvo recursos sin explicación alguna.
Y eso no es todo. Héctor Apreza Patrón, actual titular de la Sefina, dio a conocer este sábado que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) requirió al gobierno estatal alrededor de 4 mil millones de pesos del Impuesto Sobre la Renta (ISR) que las secretarías de Salud y Educación no entregaron a dicha institución recaudadora en el año 2013, durante la gestión de Ángel Aguirre Rivero.
Se desconoce el destino de los 4 mil millones de pesos que se le descontó a los trabajadores de Salud y Educación y que no fueron entregados al SAT. Y no se trata de cualquier cantidad, sino de un dineral. Ángel Aguirre tiene y Jorge Silverio Salgado tienen que responder por eso.
Es evidente que desde Los Pinos se le brinda impunidad al ex gobernador perredista, ya que es compadre de Enrique Peña Nieto y de ’La Gaviota’ (Angélica Rivera Hurtado) y muy amigo del que despacha en el Palacio de Covián (el edificio ubicado en la calle de Bucareli, frente al monumento del ’Reloj Chino’, y que desde 1911 es sede de la Secretaría de Gobernación), o sea, Miguel Ángel Osorio Chong.
Ángel Aguirre ha corrido con suerte. Por eso se pasea y burla de la justicia. Así, quién no.
Gracias a él se originaron fuertes protestas en el mundo por el caso de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, y que ocasionaron un serio desgaste al gobierno mexicano. Pero eso no le importa a Peña Nieto, porque él sí estima realmente a su amigo de Ometepec. Por eso le ha dado impunidad, y la oportunidad de que los aguirristas regresen al PRI, como es el caso del senador Sofío Ramírez Hernández. ¡Zas!
Aunque, bueno, Aguirre también sigue teniendo un pie dentro del PRD, en donde algunos dirigentes le imploran que los apoye en las elecciones de 2018, a cambio de impulsar a Ángel Aguirre Herrera –su vástago– para un cargo de representación popular. Incluso, hasta el dueño de la franquicia de Movimiento Ciudadano (MC) en Guerrero, Luis Walton Aburto, lo idolatra y se reúne constantemente con él.
No cabe duda que la impunidad, es el cuento de nunca acabar en Guerrero. Ningún alcalde o ex alcalde preso por corrupción, ni mucho menos un ex gobernador. Lamentable.
ENTRE OTRAS COSAS… El que sigue cayendo en las encuestas, es el abanderado republicano a la presidencia de Estados Unidos de América, Donald Trump (amigo de Peña Nieto). No entiende que el haberse expresado mal de las mujeres fue un grave error y que serán ella las que lo harán perder.
Este lunes adoptó un discurso al estilo López Obrador, asegurando que habrá fraude en la elección del 8 de noviembre y se lanzó contra los medios por ’conspirar’ a favor de que gane la demócrata Hillary Clinton.
Desde que Clinton comenzó a ganar ventaja en los sondeos, Donald Trump repite que las elecciones están arregladas, a pesar de que había dicho, tras el primer debate presidencial, que respetaría el resultado de las urnas. No cabe duda que se le parece mucho a López Obrador, ya que siempre invocan al fantasma del fraude electoral al verse derrotados.
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