Lectura Política
Noé Mondragón Norato
El mayor temor político del gobernador priísta, Héctor Astudillo Flores, apunta hacia una sola dirección: entregar muy malos resultados electorales para su partido, en lo que será su primera elección como gobernante. Y que medirá de algún modo, qué tan eficaz o devaluado ha sido su trabajo con los votantes guerrerenses. Los números y las cifras del terror, la violencia, la inseguridad, la impunidad y la visible ausencia de obra pública, anticipan la sólida construcción de los escenarios de desastre electoral para el PRI. Tanto en el plano nacional, como en el local. Las razones están muy expuestas.
PRI: REMONTAR EL TERCER LUGAR.- Las encuestas recientes ubican al PRI en el tercer lugar de las preferencias electorales para la elección presidencial de julio de 2018. Y de acuerdo a los propios consultores, la ventaja de López Obrador sobre el PRI aumentaría considerablemente, de ir José Antonio Meade Kuribreña, como candidato tricolor. Tal y como parece, ya ocurrió. De ahí se abren las lecturas: 1.- En Guerrero, Meade tendrá un triple trabajo: A) acercarse y tender acuerdos políticos sin rupturas, con el gobernador Héctor Astudillo. B) Convencer y ceder posiciones a los grupos políticos de los ex gobernadores Rubén Figueroa Alcocer y René Juárez Cisneros; pero también, al grupo político liderado por el ex edil de Acapulco, Manuel Añorve Baños. C) Y finalmente, conocer a la militancia tricolor guerrerense, que no logra identificarlo, dado su origen tecnócrata y plutocrático. 2.- En Guerrero, ni el gobernador Astudillo, ni los grupos de poder priístas que lo rodean y presionan, parecen dispuestos a renunciar a las prerrogativas de ’palomear’ a sus más fieles, leales y obedientes cuadros –no competentes ni inteligentes, sino personajes limitados pero con iniciativa-, pues es así como se explica y entiende, la prolongada permanencia de los cacicazgos políticos en la entidad. Impensable en este sentido, que en el PRI local le abran la puerta a las candidaturas ciudadanas independientes. En exacta réplica a como lo hicieron Peña Nieto y los grupos de poder tricolores nacionales, con José Antonio Meade. Por ese lado, la lógica es terca: irán a la competencia electoral tricolor local, los mismos recomendados de siempre. Porque los padrinazgos políticos en Guerrero, están más vigentes que nunca. Y eso se traduce en las actuales circunstancias, en un solo escenario: la inevitable pérdida de territorios electorales para el PRI. 3.- En la elección del 1 de julio de 2018, se percibirá y evaluará qué tan buena o mala, fue la estrategia electoral astudillista para atraer el voto de los miles de guerrerenses inconformes con su mandato. Si bien es cierto que logró con cabildeo político y ríos de dinero, neutralizar a los partidos políticos opositores, en la elección que viene será distinto. Las despensas, el cemento, las pacas de lámina de cartón y el dinero en efectivo, ya no le alcanzarán para sostener a un partido que se desfigura, contamina y descompone grotescamente, con cada día que pasa. Por eso, el gobernador anticipó, como aceptando el mea culpa, que en la elección de 2018 ’todo puede pasar’. Es decir, desde acumular una derrota electoral aparatosa para el PRI. Hasta abrigar la tibia esperanza de que no lo sea tanto, en una entidad donde el peje López Obrador, ha ganado las dos últimas elecciones presidenciales. ¿Podrá el gobernador Héctor Astudillo, hacer ganar al PRI, cuando su gobierno ha sido reprobado constantemente por la mayoría de los guerrerenses, dada su tangible ausencia de resultados?
HOJEADAS DE PÁGINAS…Las cinco escuelas cerradas por la balacera del pasado domingo en el corredor de El Ocotito, municipio de Chilpancingo, son sintomáticos de una sola situación: ni el titular de la SEG, José Luis González de la Vega, ni el propio mandatario estatal, pueden con la delincuencia organizada que ya cerró escuelas en el municipio de Chilapa. Y ahora, parece ir por las que rodean la capital.
