El violento episodio que ocurrió el pasado 5 de marzo en el Estadio Corregidora durante el partido entre Atlas y Querétaro reavivó la discusión sobre uno de los grandes problemas que se viven en diversos partidos de futbol que son popularmente son conocidos como ’barras bravas’, caracterizados por desencadenar golpizas y enfrentamientos entre los aficionados.
Una barra brava es un grupo organizado que ’monopoliza ciertos espacios y momentos en el aliento y apoyo de un equipo (generalmente, pero no únicamente) en el futbol profesional’, explicó Fernando Segura, experto en políticas públicas y deportes, en la investigación ’Ritualización y mercantilización de la violencia en el futbol. Elementos comunes y diferencias entre las barras de Argentina y México’.
La historia de estos grupos se remonta algunas décadas atrás, dando inicio en Argentina y cobrando fuerza en México en la década de los noventas. Andrés Fassi fue el principal impulsor de la integración de las barras en el fútbol mexicano. Fassi Jürguens, de 60 años, es uno de los cuatro propietarios; también es vicepresidente de los Tuzos de Pachuca y del Club Atlético Talleres, de Córdoba, Argentina.
Fassi replicó un modelo como el de Argentina y así dio a pie a la creación de la Barra la ’Ultra Tuza’, el cual se dedicó a apoyar al Club de Fútbol de Pachuca. De acuerdo con Apuntes de Rabona, la idea surgió a mediados de 1995, en una final por el ascenso que los Tuzos perdieron ante el Celaya. Semanas después, Fassi viajó a Costa Rica y se encontró con una orgullosa directiva del Saprissa por la creación de su barra.
Ese mismo año, Pachuca contrató a cuatro jefes de barras latinoamericanas: Jorge Días Paredes y Eduardo Gonzáles de la Católica de Chile; Federico Pérez y Alex Fernández del Saprissa de Costa Rica.
La idea del equipo fue tener el apoyo incondicional de las porras durante los 90 minutos de los partidos con cánticos y sin actos violentos.
Realizaron una convocatoria en todas las escuelas y preparatorias a las que respondieron aproximadamente 500 jóvenes, a quienes se les enseñaron rutinas y cánticos, reportó Teresa Celestino en el artículo ’Globalización y origen de las barras La Adicción y Libres y Lokos’.
Desde entonces, surgió una porra con nombre propio, cánticos y banderas del equipo, similares a los que ya existían en Argentina. Esto dio pie a que las demás escuadras quisieran tener su propia porra y poco a poco se fueron creando dichos grupos que, aunque en sus inicios tenían la finalidad de animar a sus clubes de fútbol en un ambiente familiar, con el paso de los años comenzaron a protagonizar enfrentamientos violentos.
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— Apuntes de Rabona (@ApuntesdeRabona) August 13, 2017