Benton L. Bradberry: Un Escritor Controvertido


Ni el Kaiser Wilhelm ni Adolf Hitler querían la guerra. Tanto la Primera Guerra Mundial como la Segunda Guerra Mundial fueron impulsadas sobre Alemania por las potencias aliadas.

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Benton L. Bradberry: Un Escritor Controvertido
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Diciembre 04, 2019 17:56 hrs.
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Genaro Portillo › SN Noticias

Hace unos años, mientras viajaba hacia la ciudad de Hermosillo Sonora México, por casualidad encontré un libro con el curioso título El Mito de la Villanía Alemana, escrito por un tal Benton L. Bradberry. Me intrigó tanto su título que lo encargué a un amigo que viajaba frecuentemente a Estados Unidos, como dato anecdótico, a causa de este libro perdí su ’amistad’ ya que se sintió ofendido por el contenido del libro, pero…

¿Qué escribió Benton L. Bradberry para que su libro causara una reacción tan exagerada? La afirmación con la que comienza su obra es más que suficiente, es una desafiante tesis de la ’verdad histórica’ con la que todos crecimos:

Ni el Kaiser Wilhelm ni Adolf Hitler querían la guerra. Tanto la Primera Guerra Mundial como la Segunda Guerra Mundial fueron impulsadas sobre Alemania por las potencias aliadas. El gran pecado de Alemania surgió demasiado tarde como un estado-nación consolidado y perturbó el esquema de equilibrio de poder establecido en Europa. Las grandes potencias ya establecidas, Gran Bretaña, Francia y Rusia, se unieron en 1914 para destruir a este nuevo rival.

Cuando Alemania se levantó como un ave fénix de las cenizas de la Primera Guerra Mundial para convertirse nuevamente en un gran poder, terminaron el trabajo con la Segunda Guerra Mundial. La destrucción deliberada de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial solo se puede comparar con la destrucción romana del antiguo Cartago, y se hizo por la misma razón: destruir un rival comercial.

La historia ’oficial’ de la Primera y Segunda Guerra Mundial, la historia que aprendimos en la escuela, es un mito.

Sin embargo antes de adentrarnos en la materia de su libros tenemos que hablar un poco sobre Bradberry, para conocer su vida y comprender mejor su posición.

Benton se desempeñó como piloto en la marina estadounidense desde los años 1955 a 1977, su actividad en servicio se desarrolló durante las primeras décadas de la Guerra Fría. Como elemento de la Marina de Guerra de los Estados Unidos, Bradberry cuenta que viajó por muchas partes del mundo y que conoció varios países, durante esas visitas notó que el pueblo alemán no era como le habían hecho creer a su generación que creció inundada por la propaganda anti-alemana de las Dos Guerras Mundiales, su impresión del pueblo que tanto le habían hecho temer y odiar fue que se trataba de un pueblo agradable, trabajador, disciplinado y civilizado con muchas similitudes con los estadounidenses tradicionales, al respecto Bradberry dice en su libro que:

El pueblo alemán de ninguna manera se parece a los estereotipos representados en todas las películas, libros y artículos anti-nazis a los que hemos estado sujetos a lo largo de los años. Tengo 74 años mientras escribo estas palabras. Mi generación creció prácticamente inundada de propaganda anti-alemana. Nos enseñaron, literalmente, a odiar a los alemanes como pueblo. Sin embargo, los alemanes que he conocido o hecho amigos a lo largo de los años no parecen ser diferentes de otros europeos, o incluso estadounidenses, y no parecen estar más inclinados a la violencia y al militarismo que nadie; en todo caso, menos. Nunca he detectado nada que pueda considerarse intrínsecamente ’malvado’ con el carácter alemán.

Benton se auto definía como un escéptico por naturaleza y un amante de la historia, investigó profundamente todos los aspectos de la misma y mientras más descubría más se preguntaba si lo que aprendió en la escuela era historia real o pura fantasía. Después de una intensa investigación publicó en 2012 su muy controvertido libro El Mito de la Villanía Alemana.

Gracias a esto, a la distancia, entiendo la raíz del conflicto surgido con mi viejo amigo; él pertenece a la misma generación de Bradberry y es igualmente estadounidense, la diferencia entre los dos estriba en que Bradberry supo entender qué pasó con su generación y lo resumió con la frase:

Nos enseñaron, literalmente, a odiar a los alemanes como pueblo.

Muchos lectores en habla hispana, con bastantes fundamentos, ponen al escritor mexicano Salvador Borrego Escalante como referente del revisionismo histórico de la Segunda Guerra Mundial. En la lengua inglesa se puede considerar a Benton L. Bradberry como un homologo digno de don Salvador Borrego, siendo también un referente destacable del revisionismo histórico moderno junto a personajes como David Duke, Mark Webber y el británico David Irving.

Su libro abarca los periodos más importantes que llevaron al estallido de la Primera Guerra Mundial, empezando por la propaganda británica que cambió la antigua imagen de Alemania como una tierra de cultura, desarrollo, poesía y ensueño convirtiéndola en un país de bárbaros, asesinos, violadores y belicosos animales que por naturaleza ambicionaban destruir o controlar todo a su paso.

Bradberry lleva así de la mano a los lectores poco versados en el tema de la Segunda Guerra Mundial, explicando detalle a detalle el papel jugado por los sionistas y sus lacayos en Inglaterra y Estados Unidos que llevaron paso a paso al estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Y de hecho lo describe perfectamente en un capítulo titulado La Imagen Positiva de Alemania Cambia de la Noche a la Mañana:

Después de que la guerra comenzara en 1914, rápidamente se formó una imagen grotesca de una Alemania rapaz, sanguinaria y excepcionalmente agresiva, que se convirtió en la imagen estereotípica de Alemania en Europa y América. Esta nueva imagen de Alemania fue el resultado directo de una virulenta campaña de propaganda antialemana llevada a cabo por el gobierno británico y luego seguida por el gobierno de los Estados Unidos en la que se difundieron mentiras deliberadas y sistemáticas, distorsiones e historias falsas de atrocidad a los públicos británico y estadounidense.

Estas palabras naturalmente hacen, a la persona acostumbrada a creer que sabe historia de la Segunda Guerra Mundial porque se ha comprado todas las películas hollywoodenses de ’nazis’, experimentar un choque mental que no alcanzan a comprender y lo único que logran manifestar es su irracional repudio contra el autor, Benton L. Bradberry.

Para un ciudadano ’normal’ preocupado simplemente por cuantas latas o botellas de alcohol se beberá el fin de semana, acostumbrado a una vida ’tranquila’, atragantándose día y noche con la propaganda de películas en donde se muestra una finamente esculpida imagen de los alemanes como seres que son malvados hasta la médula y matando judíos por diversión, (fantasías infantiles dirigidas a las masas que se creen que el anhelo más grande para los megalómanos alemanes era conquistar el mundo para despoblarlo y repoblarlo con rubios arios de ojos azules), debe resultar bastante frustrante que un piloto de las Fuerzas Armadas Estadounidenses —esas que liberaron al mundo del ’anticristo Hitler’— diga cosas tales como:

Alemania sufrió más que cualquier otro país como resultado de la Segunda Guerra Mundial. Unas 160 de sus ciudades y pueblos más grandes fueron completamente destruidos por la campaña de bombardeos aliados y quizás hasta 20 millones de alemanes perdieron la vida como resultado de la guerra. Sin embargo, nadie quiere escuchar sus historias de sufrimiento, y no se ha permitido simpatizar con los alemanes derrotados y deshonrados. La propaganda anti-alemana ha cultivado el sentimiento general de que obtuvieron lo que merecían.

Al leer esto, la conmoción causada en las cabecitas de la gente NO PENSANTE les hace preguntarse ’¿Cómo puede ser posible? ¡Si los alemanes son los malos de las películas y los malos nunca sufren! Y si sufrieron… ¿Acaso no lo merecían por sus atrocidades? ¿Acaso no has visto lo que le hicieron al Pianista, al Niño en Pijama de Rayas, o a Anna Frank? ¡¿Qué no ves las películas?!’ (La última pregunta no es de broma, en realidad ninguna lo es, pero la última es una pregunta que me hizo un trabajador en una empresa constructora en la que trabajé cuando era joven).

Benton Bradberry fue un escritor que se caracterizó por no andar con medias tintas al momento de decir las cosas, por ejemplo, ya desde la portada de su libro podemos imaginarnos lo que encontraremos en sus páginas ya que, en una frase resume la visión tan distinta que tiene de los hechos históricos. Bradberry poseía una capacidad innata para mantener al lector a la vez entretenido y descubriendo una historia que nos han ocultado.

Desgraciadamente, Bradberry falleció recientemente en 2019, uniéndose a la lista de los grande revisionistas que nos han dejado en los últimos años tales como: Ursula Haverbeck, Gerd Honsik, Salvador Borrego, Robert Faurrison y muchos más.

Quienes nos estamos quedando, ¿Somos dignos de considerarnos herederos de tales hombres y mujeres? ¿O somos simples trasnochados compitiendo contra nuestros semejantes por ver quién es más ’fanático’ que el otro? Los grandes hombres hacen cosas reales, no sólo lanzan gritos desaforados para aparentar tener la razón.

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