Por Guillermo Fárber

BUHEDERA: Posiciones

BUHEDERA: Posiciones
Periodismo
Mayo 03, 2014 08:30 hrs.
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“Doctor, no puedo dormir. Si me acuesto del lado derecho, se me sube el hígado; si me acuesto del lado izquierdo, se me sube el riñón. Si me acuesto boca abajo, se me sube el estómago.” “Acuéstese boca arriba.” “Se me sube mi marido.”

HORMONAS
“Momentos después de leer tu comentario sobre hormonas en los alimentos, llega mi doctor, que acaba de salir de mi oficina, y me dijo que está muy preocupado por su salud y las de los suyos, a consecuencia de la presencia de hormonas en la carne y la leche. Él estuvo este fin de semana con amigos que tienen una hijita de 8 o 10 años, que ya tiene pechos.”

ARREGLOS
Este texto me llega como cuento de García Márquez. Pero yo lo conocía de otras fuentes (siempre anónimas); seguramente yo estaba equivocado, como suele suceder. En todo caso, establece lo que considero es una verdad grande de esta dimensión: el mundo es lo que es porque el hombre es lo que es, no al revés (“Estamos como estamos porque somos como somos”, diría el Filósofo de Güémez). El problema no son los “sistemas” (los “ísmos”), como han creído tantos reformadores sociales a lo largo de la historia; el problema es la materia prima: nosotros mismos. El mundo es simplemente el reflejo del hombre (algunos afirman incluso que el entorno dizque “real” es un mero holograma de nuestra mente): Como es arriba, es abajo, dice la Cabalá.

CUENTO
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: “Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie”.

Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. “Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo”. Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el padre preguntó con asombro a su hijo: “Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?” “Papá, respondió el niño; yo no sabía como era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo”.0

O SEA
Un mundo diferente no puede ser construido por personas indiferentes.

OOOOOOMMMMMM
Recuerda meditar cuanto puedas, cuando puedas.

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