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Busca editor la historia de Notimex

Busca editor la historia de Notimex
Periodismo
Noviembre 12, 2015 21:34 hrs.
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José Antonio Aspiros Villagómez › diarioalmomento.com

Para el amigo y colega Octavio Raziel; él sabe por qué.

Por fin nació el bebé. Larga gestación. Y ojalá que no surjan contratiempos para llevarlo este mismo mes al registro civil correspondiente: el Indautor, y luego buscarle un padrino editor que lo ponga en pliegos de papel, lo cubra con una vistosa portada y lo presente en sociedad.

Se trata del nuevo trabajo escrito por este tecleador, ahora con la historia de la Agencia Mexicana de Noticias, Notimex, fundada en 1968 como sociedad anónima y vinculada, aunque de manera extraoficial entonces, con funcionarios de la Secretaría de Gobernación.

Aún se baraja entre varias opciones su nombre definitivo, que no saldrá del santoral. Sus hermanos mayores se llamaron El gran reportaje de los mayas (Posada, 1987), Los dioses secuestrados. Saqueo arqueológico en México (Sedena, 1987) y 25 años en la información (Notimex, 1994) y tuvieron la fortuna de ser bien recibidos y, con el tiempo, muy buscados.

Las amistades que supieron de este nuevo proyecto siempre lo llamaron libro (“¿cómo va tu libro?”), pero en rigor sólo merecerá ese apelativo cuando esté impreso. Y si no sucede, no importa. El propósito central fue siempre terminar de confeccionar un texto que ya pesaba como una alucinación, y lo demás será ganancia. Claro, para que tenga lectores, deberá aparecer ese padrino editor.

El bebé es robusto. Tiene unos tres mil párrafos y más de un millón de caracteres. Rebasa las 173 mil palabras y está repartido en prólogo, índice y diez capítulos, el último de ellos con anécdotas y testimonios personales. Todo un reto para los editores, que siempre buscan economía de lenguaje: menos rollo, menor costo. Carece (todavía, y quizás en definitiva) de alguna presentación a cargo de terceros.

Dice el prólogo:

“Esta es, probablemente, la historia más documentada que se ha escrito sobre la Agencia de Noticias del Estado Mexicano (…) El trabajo es producto de unas tres décadas de reunir y revisar documentos, publicaciones, testimonios diversos y experiencias propias, seleccionar los datos importantes y transportarlos a estas páginas (…) Consulté miles de hojas en papel y digitalizadas y conocí muchas opiniones (…) Me demoré porque lo hice solo, sin ayuda de alumnos, secretarias ni parientes como hacen otros autores (…) Quienes en realidad escribieron este ensayo que yo sólo amalgamé o armé como un rompecabezas, son debidamente mencionados (…) Ésta no fue pensada como la historia oficial de Notimex, sino como un relato de contrastes (…) Es un recuento de cómo sus directores lucharon contra las fuerzas de todo tipo que buscaron desprestigiar y aún desaparecer a la Agencia por diversos motivos…”.

Hasta aquí el derecho de picaporte. Falta decir que no tiene dedicatoria pero se agradecen el apoyo conyugal y de algunos autores en particular, así como se apela a la comprensión de los hijos pues en algunas ocasiones fueron desatendidos por la dedicación del autor a Notimex durante varios lustros.

El relato cubre desde la fundación y su primer director, Enrique Herrera, hasta el actual, Alejandro Ramos, y dedica un capítulo a los episodios en que trataron de cerrar la Agencia, primero ese organismo intruso llamado Sociedad Interamericana de Prensa, y luego el gobierno de Vicente Fox, aunque no fueron los únicos casos en que estuvo en riesgo de cerrar sus puertas.

En el último apartado el autor relata sus experiencias buenas y malas, sin importar que algunas personas creen que uno no debe hablar de sus emociones en el ejercicio profesional. Por eso el citado capítulo inicia con un epígrafe que aportó el colega Carlos Ravelo, y que en resumen se refiere a que, si no están de acuerdo, lo resuelvan ellos.

Hecha pues la presentación del bebé, para cuyo nacimiento fue necesario dedicarle todo 2015 casi en exclusiva, resta esperar -más bien buscar- a ese padrino editor que le impida quedar en el limbo, ese oscuro rincón para el olvido que en este caso sí existe, aunque en el terreno teológico haya sido cuestionado hace una década. Aleluya.




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José Antonio Aspiros Villagómez
Licenciado en Periodismo
Cédula profesional 8116108 SEP
antonio.aspiros@gmail.com

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