Comienzan los correctores de estilo a dejar las catacumbas y ver al siglo XXI


Un libro “de correctores para correctores”

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Comienzan los correctores de estilo a dejar las catacumbas y ver al siglo XXI
Periodismo
Mayo 02, 2014 07:22 hrs.
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Norma L. Vázquez Alanís › diarioalmomento.com

Un libro “de correctores para correctores” y personas interesadas en el trabajo de quienes procuran la pulcritud de todo tipo de textos, fue dado a conocer durante la primera ‘Expo Publica, la feria del libro de la Ciudad de México’, organizada por la Cámara Nacional de la Industria Editorial (Caniem) en su 50 aniversario.
Se trata de la obra ‘Retos de la corrección en un mundo globalizado’, publicada por la asociación civil Profesionales de la Edición (PEAC) con los resultados del Segundo Congreso Internacional de Correctores de Textos en Español, efectuado bajo el auspicio de la Feria Internacional del Libro (FIC-Guadalajara) en 2012.
En la presentación del volumen, que “contiene reflexiones de correctores para correctores e interesados en el idioma”, de acuerdo con lo expresado por la directora de PEAC Ana Lilia Arias, participaron el corrector, tipógrafo y maestro Martí Soler y la historiadora y editora Adriana Konzevik; ambos, funcionarios del Fondo de Cultura Económica (FCE).
Esta última dijo que los correctores de textos han estado por siglos en las catacumbas porque la profesión se ejerce en el anonimato, quizá por la subvaloración de un oficio que se hace con secrecía. “Es como el trabajo doméstico: sólo se ve si está mal hecho”, ejemplificó.
Expuso además que si bien un corrector no puede transformar a un autor en premio Nobel y muchas veces debe lidiar con escritores enamorados de su texto que no aceptan correcciones, lo cierto es que no cualquiera puede ser corrector pues se necesitan pericia, concentración extrema, amplia cultura, manejo del lenguaje y dejar a un lado la soberbia.
Entre los conocimientos que debe tener un corrector de textos, dijo la gerente de producción del FCE, están la tipología y la tipometría, pues aunque su uso se ha ido perdiendo por las nuevas tecnologías, todavía no se ha inventado un programa que haga corrección de estilo; ésta tiene que hacerla un individuo.
Konzevik se refirió a la importancia que para el gremio tiene el libro ‘Retos de la corrección en un mundo globalizado’ -con el que PEAC incursiona en la producción editorial- porque es indispensable la unión de los correctores hispanoamericanos para dar a conocer este oficio milenario, que debe mantenerse actualizado con las nuevas tecnologías. También señaló el deber que tienen las empresas editoriales de coadyuvar en estos esfuerzos.
Por su parte Martí Soler destacó que las ponencias que integran el volumen muestran que hay una coincidencia en las preocupaciones de los correctores en español de América, España y Estados Unidos por el reconocimiento de su trabajo; sin embargo, cada uno debe admitir que requiere permanentemente de mayores conocimientos y alcanzar una especialización.
“Nosotros mismos debemos darle su importancia a este trabajo”, expresó el veterano especialista, y hacernos publicidad para decir “aquí estamos”.
Un premio que otorga PEAC anualmente durante el Día Internacional de la Corrección, lleva el nombre de Martí Soler a quien, además, el FCE hará un este año homenaje en su 80° aniversario natal, quizás el 3 de septiembre cuando la propia empresa cumple la misma edad.
Por su parte, el maestro en letras y catedrático de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, Luis Felipe Estrada, envió un comentario escrito sobre el libro publicado por PEAC, que fue leído por el actor y director teatral Gabriel Pascual.
En su opinión, dicha obra refleja una clara similitud de los problemas, necesidades, situaciones y desafíos que enfrentan los correctores de estilo de habla hispana, en el amplio espectro laboral donde se desempeñan.
Y que, como señala Keneth Burke en su obra ‘La filosofía de la forma literaria y otros estudios sobre la acción simbólica’, requieren una respuesta estratégica que en este caso específico es la creación de ese gran espacio de discusión internacional que han sido los dos congresos celebrados ya por el gremio.
Estrada dijo que los correctores requieren de tiempo para realizar su actividad, pero no siempre se le concede; la mayoría de las veces hay que trabajar contra reloj.
También se refirió a otros problemas como las transformaciones en el ámbito de la oferta y la demanda laboral, la problemática en el trabajo cotidiano, así como las necesidades de formación y conocimientos que exigen las condiciones profesionales actuales frente a las nuevas tecnologías digitales.
El libro ‘Retos de la corrección en un mundo globalizado’ -según el texto de Estrada leído por Gabriel Pascual- pretende ubicar al lector en el intrincado contexto que norma la actividad del corrector de estilo; por una parte las condiciones propias del conocimiento lingüístico y sus prácticas, y por otra los aspectos sociales que intervienen en los hechos del lenguaje.
Ello, además de los factores institucionales que inciden en su trabajo y su papel en una sociedad cada vez más fragmentada, cambiante y dependiente de formatos y estructuras que se alejan del texto impreso.
En síntesis, lo que nos muestra este libro es un cuerpo profesional decidido a enfrentar los retos que le presenta el siglo XXI, concluyó Luis Felipe Estrada.
La maestra Ana Lilia Arias hizo por su parte una remembranza de cómo se llegó a la celebración, primero, del Día internacional de la corrección de estilo, y luego, de los dos congresos de países hispanohablantes, habidos en Buenos Aires, Argentina (2011), y en Guadalajara, Jalisco (2012). El tercero será este año en Madrid, España.
Dijo la directora de PEAC que mientras en Argentina se definió la labor del corrector, en México se planteó la urgencia de profesionalizarlo, tarea de la cual pronto habrá noticias pues, junto con la Caniem, se trabaja en un plan para la certificación de quienes ejercen esta actividad.
Y sostuvo que es necesario “dejar ese estereotipo del corrector en el monasterio, al que no le interesaba nada más que lo suyo; hay que conocer algo más allá de la ortografía, la gramática y la sintaxis. El reto de este siglo es abrir los ojos a las nuevas tecnologías que dan herramientas para este trabajo, el cual la mayoría de las veces se hace en el anonimato”.
También se refirió al diplomado en corrección profesional de estilo que desde 2009 imparte PEAC en México, así como a los que hay en otros países como Argentina y Perú. Además, cuestionó por inexacta la idea expuesta la víspera en un seminario por el académico de la lengua Felipe Garrido, en el sentido de que cuando refiere la necesidad de especialización de los editores, ya están incluidos los correctores en ese grupo.

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