EN LAS NUBES

Con enorme gratitud

Con enorme gratitud
Cultura
Junio 10, 2021 22:03 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo › Club Primera Plana

Nuestra admirable amiga, colega, gran escritora doña Rosa María Campos nos dedica –gran distinción- un comentario en su nueva columna ’Hola Chicuelos’, que titula, sin más, hablemos de los amigos. Para Carlos Ravelo Galindo.
Queremos presumir lo que nos dice:
Mi apreciado y muy admirado amigo te envío saludos con gran cariño y te agradezco como siempre tengas la generosidad de enviarme a las nubes con tus Nubes, ya te pondré al tanto de lo que hacemos.
La columna que concluyó por la pandemia, del periódico de Jalapa, Veracruz, se llamaba "Vencedores del Tiempo", ahora la llamaré ’Hola Chicuelos’ y manejaré los temas con sentido del humor. ¿Qué te parece?
Querido amigo tus palabras de aliento fueron medicina para mi alma adolorida. Gracias.
Enseguida su texto.
’Para Carlos Ravelo Galindo
’Una noche, hace muchos, años, yo joven, recién casada, me balanceaba en típica mecedora jarocha frente a mi hermosa y sabia abuela, quién lo mismo hacía, mientras sudorosa observaba las travesuras del oleaje del rio Papaloapan.
Como de costumbre: intenso calor y mosquitos inmisericordes, pero ahí seguíamos en la terraza reanimabas por la suave brisa nocturna, hable y que hable, sobre los pros y contra del matrimonio.
De repente, la abuela cortó la plática sobre el matrimonio, para girar a otro tema, lo cual me dejó perpleja.
Mira hija, más sabe el diablo por viejo que por diablo, por eso no eches en saco roto lo que te voy a decir: ¡Nunca olvides a tus amigos!
Verás que ellos, a medida que envejezcas, ¡cobraran más y más importancia para ti!
¿Porque me dices eso abuela?
Mira muchacha, amaras a tu familia; marido, hijos pero siempre necesitarás de tus amigos.
Por ello te pido que no los olvides, los sigas cultivando, como si fueran las más bellas rosas de tu jardín.
¡Qué extraño consejo de la abuela!
Mi esposo y la familia que iniciábamos eran todo lo que necesitaba para dar sentido a mi vida.
Sin embargo; medio que obedecí a la abuela, y mantuve contacto con los amigos.
Formamos el club de los Chaneques, y el Mandinga Poder en CDM. Algunas veces organizaba cenas o comidas, pero nos dejábamos de ver por años.
Con el pasar del tiempo entendí, comprobé y lo sigo comprobando, que mi abuela tenía razón
Y así al llegar a los sesenta años, un día me toco a mi trasmitir su mensaje a un hijo a punto casarse.
Mira hijo:
’El tiempo pasa, la vida continúa, las distancias separan, los niños crecen.
El amor se debilita.
Las personas mueren o no hacen lo que deberían hacer.
El corazón se rompe.
Los padres también nos dejan.
Los empleos van y vienen. pero, los verdaderos amigos, siempre están ahí, no importa a cuánto tiempo o a cuantos kilómetros se encuentren.
Un amigo nunca está más distante que el alcance de una necesidad, interviniendo a tu favor, esperándote de brazos abiertos o bendiciendo tu vida.
Cuando iniciamos esta aventura llamada VIDA, no sabemos nada sobre las increíbles alegrías o tristezas que nos tocara vivir, tampoco sobre cuanto se necesitaremos de los buenos amigos.
Gracias Carlos’.

En verdad es una grata satisfacción leer a las damas.
Como ahora, cuando otra gran escritora doña Gaby Vargas, nos hace reflexionar, en su más reciente comentario.
’México necesita retomar la bondad, la unión y la tolerancia.
Pocas personas relacionan la gentileza con la felicidad. Actos simples como detener la puerta para que pase otra persona, ceder el paso, escuchar a alguien con atención, hace y nos hace el día más amable. Hay quienes dicen que ser gentil es una forma de autoconservación.
De alguna manera fortalece las relaciones, agrupa, asegura la sobrevivencia propia y la de la sociedad.
Cuando la vida nos sacude con un reto, ya sea de salud, económico o en las relaciones interpersonales, pareciera que se acompaña de una lupa. Esa lupa nos hace ver o amplifica detalles que antes no percibíamos o no considerábamos importantes. Los mensajes de apoyo, el envío de un regalo con algo que le puede gustar a alguien que te importa, un termo con café para las horas en el hospital, flores que alegren la casa, en fin, cualquier muestra de bondad se amplifica y el alma la tatúa y agradece.
Cuando actuamos con bondad una sensación se apodera de nosotros. Además de saber que es lo correcto, se siente bien, nos conecta, alimenta el deseo de ver la sonrisa en el rostro de otra persona, el alivio en el alma de alguien o hasta la alegría de un perro, todo lo cual nos llena de satisfacción.
Lo curioso es que mientras no estamos en el escenario del reto, desconocemos la importancia o el efecto que tienen los detalles con el otro, vaya, ni se nos ocurren. Necesitamos vivirlo para entenderlo. Ése es, pienso, uno de los regalos escondidos que la adversidad conlleva: humanizarnos.
El predicamento en nuestra vida, dice Daniel Goleman. Lo que sucede es que estar absortos, con prisas y con la atención puesta en varias cosas a la vez no da lugar a la empatía con el sufrimiento del otro.
Al poner la mirada en nosotros y nuestros asuntos, las primeras que salen por la ventana son la bondad y la compasión.
Investigaciones sugieren que ser bondadoso cambia la química del cerebro, eleva los niveles de dopamina y serotonina, que son los mensajeros químicos involucrados en las emociones positivas; disminuye la depresión, fortalece la autoestima y reduce la ansiedad.
Asimismo, produce oxitocina ’la hormona del amor’ y endorfinas, la versión natural de la morfina y la heroína; neutraliza los efectos de un evento estresante. Ser amable, por consecuencia, nos hace sentir bien.
’Cuando endurecemos nuestro carácter y nuestras actitudes hacia las personas, también nos endurecemos por dentro; conforme nos suavizamos en el exterior con nuestras actitudes hacia las personas, también nos suavizamos por dentro:
’Como es afuera es adentro’’, afirma el doctor David Hamilton en su libro The Five Side-effects of Kindness. ¿Qué se endurece? Las arterias, gracias a la placa que se forma en su interior como consecuencia de dos cosas: oxidación e inflamación.
La bondad contrarresta ambas; es un antioxidante y un antiinflamatorio natural.
¿Por qué hablar de la bondad en tiempos electorales?
Los mexicanos nos distinguimos de otras culturas –y lo dicen también los extranjeros– por nuestra bondad y amabilidad.
Sin embargo, cuando el ajetreo político domina nuestra vida, como es el caso de nuestro país en estos días, los egos crecen, ciegan y nos separan, lo cual ocasiona muchos problemas en la sociedad.
Hoy más que nunca México necesita retomar la bondad, la unión y la tolerancia. La pandemia y sus consecuencias nos han quitado la piel y nos han dejado vulnerables. La bondad es lo que sostiene el tejido de la humanidad y, además, nos beneficia a todos.
¿Por qué no ser amables con el otro, a pesar de nuestras distintas maneras de pensar o preferencias electorales? Lo único que nos traería sería beneficios, ¿no crees?
Ambas damas iluminaron éste sábado.
craveloygalindo@gmail.com

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