Conquista, en penaltis, Italia a Wembley y sus 67 mil aficionados


Y gana segunda Eurocopa de su historia

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Conquista, en penaltis, Italia a Wembley y sus 67 mil aficionados
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Julio 11, 2021 22:45 hrs.
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Jesús Yáñez Orozco › diarioalmomento.com

+Inglaterra cae en la primera final del torneo en sus anales futbolísticos, que resultó ajedrecística, poco espectacular

+Pese a jugar en casa

+Último título de La ‘Nazionale’ databa del Mundial 2006

+Se reencontró con la gloria europea 53 años después de la copa ganada en 1968

+Los Duques de Cambridge, Sir David Beckham y hasta el Rey de Hollywood, Tom Cruise, presentes en el estadio

Ciudad de México, (BAÓN CUADRADO/Agencias).– En duelo de estrategias ajedrecísticas que eclipsaron el espectáculo, la selección de Italia se proclamó campeona de Europa por segunda vez en su historia, después de imponerse a Inglaterra en los penales (1-1; 3-2) en la final de la Eurocopa 2020 disputada este domingo en el estadio de Wembley, ante 67 mil 173 espectadores.

Tras la derrota, acabaron convertidas en estatuas de sal, los Duques de Cambridge, Sir David Beckham y hasta el Rey de Hollywood, Tom Cruise, presentes en el estadio.

La ‘Nazionale’, cuyo último título databa del Mundial 2006, se reencontró con la gloria europea 53 años después de la Eurocopa ganada en 1968. Los ‘Tres Leones’ se adelantaron en el minuto 2 por medio de Luke Shaw, pero Leonardo Bonucci (67) llevó el partido a la prórroga.

Ya desde los once pasos las dos atajadas de Gianluigi Donnarumma, ante Jadon Sancho y Bukayo Saka, además del disparo al poste de Marcus Rashford, dieron el triunfo a la ‘Azzurra’ de Roberto Mancini, que sucede en el palmarés a Portugal.

Los pupilos de Gareth Southgate, pese a haber disputado seis de sus siete partidos en el torneo sobre el césped de Wembley, se quedaron a las puertas de cerrar una sequía de títulos que se remonta a su único título mundialista, en casa en 1966.

Inglaterra se citaba no sólo con Italia para dirimir al campeón de la Euro 2020, se citaba también con su propia historia.

Los ’Inventores del futbol’ solamente habían disputado una final de un gran torneo previo a esta noche, la del Mundial 66, disputada en el viejo Wembley, en la que vencieron a Alemania por 4-2 con el gol fantasma más famoso de la historia.

En 55 años los ingleses no lograron colarse a un partido final ni de Mundial ni de Eurocopa, con el fracaso de la Euro de 1996 incluido, torneo en el que fueron locales y cayeron en semis con fallo en los penales del actual entrenador, Gareth Southgate.

Además del peso de la historia los locales tenían enfrente a uno de los máximos clásicos del futbol europeo. Después de Alemania con 14 los italianos son la selección europea que más finales ha disputado con diez.

Seis de Mundiales y cuatro de Eurocopas con la de hoy incluida. De ellas se había impuesto en cinco, cuatro de mundial y en torneo continental de 1968.

Con dichos antecedentes ambas selecciones saltaron al césped sagrado de Wembley con más de 60,000 aficionados en la grada entre los que se contaban los Duques de Cambridge, Sir David Beckham y hasta el Rey de Hollywood, Tom Cruise. Tan sólo unos dos de los presentes hinchaban por los transalpinos.

Los ingleses arrancaron el encuentro haciendo honor a los Three Lions que lucen en el escudo. Más pronto de lo que el más positivo de los ingleses hubiera imaginado ya se encontraban por delante en el marcador.

Al minuto dos llegó el zarpazo de Shaw para colocar el 1 a 0, gracias a un pase del otro lateral, Trippier, tirado con extraordinaria precisión a la espalda de Di Lorenzo.

La locura se apoderó de todos en el estadio menos de Southgate, el preparador inglés era plenamente consciente de que aún quedaba muchísimo tiempo por delante y que los italianos venden caras casi todas las derrotas.

El primer tiempo fue de total dominio inglés con los italianos perdidos sobre el terreno.

Sin idea de cómo romper el cerrojo impuesto por la línea de cinco defensas y los dos pivotes, Rice y Phillips, copando todo el centro del campo y obligando a los Azzurri a atacar por las bandas, no su mejor arma.

La solidez inglesa era tal que no tenían problema en regalar la pelota (61%-39%) y aún así Pickford apenas y se vio inquietado durante los primeros cuarenta y cinco minutos.

Destacando, sobre un colectivo muy fuerte, Luke Shaw, John Stones y sobretodo Declan Rice y Kalvin Phillips.

Si se les podía echar en cara a los chicos de Southgate a la hora de marchar a los vestuarios para el descanso fue el no haber sacado mayor renta en el marcador ante una Italia sumamente inferior a lo que ha mostrado en el torneo y en los últimos tres años.

Dejar respirar a un equipo como el italiano puede ser un gran error, grandes selecciones aún más poderosas que la inglesa actual lo han sufrido, a veces de forma irremediable.

La segunda parte fue una historia totalmente opuesta. Italia encontró su ritmo, comenzó a encontrar a sus jugadores de mayor talento, Insigne y Chiesa, en los espacios donde mayor peligro podían generar.

Entre el minuto 57 y 62 ya dieron dos avisos obligando al meta inglés a emplearse a fondo, sobre en la segunda, un disparo de Chiesa al rincón pegado al poste izquierdo.

La igualada parecía inevitable y llegó al 67’. Un córner rematado por Verratti al segundo poste fue rechazado por Pickford al poste pero Bonucci, el veterano central, fue el más rápido de piernas y de mente para ir por el rebote y simplemente empujarla al fondo de la red.

Italia lograba el 1 a 1 mostrando por instantes su mejor fútbol, dejando a los ingleses totalmente desconcertados ante el rápido, dinámico y efectivo juego de los transalpinos.

Los cambios realizados por Mancini resultaban más efectivos que los de Southgate, en gran parte por qué la dinámica del partido estaba del lado italiano.

Aficionados ingleses intentaron hacer su parte en el resto del complemento, empujando a sus jugadores sobre todo cuando tenían la oportunidad de salir a velocidad con Sterling, de bajo rendimiento esta noche, y Saka, ingresado por Trippier cuando el técnico inglés cambió la línea de cinco atrás para pasar a un 4-3-3.

Los cuatro veces campeones del mundo siguieron intentando hasta el silbatazo final lograr el triunfo sin conseguir evitar los tiempos extras.

Por octavo partido en este certamen se llegaba a los tiempos, la sexta vez en la historia de las finales de la Eurocopa, siendo las anteriores en 1906, 1976, 1996, 2000 y 2016.

El dominio Azzurri continuó en el inicio de los tiempos extras pero la primera jugada de peligro fue para los ingleses con su mejor jugador, Kalvin Phillips, controlando con el pecho el despeje de un tiro de esquina y disparando de volea apenas por un costado del marco de Donnarumma.

Bien entrados en los tiempos extras el portero italiano no había tenido que hacer ninguna atajada hasta ese momento.

La respuesta italiana llegó al final de los primeros quince minutos extra, obligando a Pickford a manchar aún más el verde de su uniforme al tener que irse al césped para cortar un peligroso centro lateral.

Durante los minutos siguientes la tensión del momento se apoderó de las acciones. La trascendencia de un título continental parecía estar en la mente de los 22 jugadores, siendo los locales los que comenzaron a hacerse con el control emocional del partido después de un exigido despeje de Donnarumma, el primero del partido.

La salida de Verrati por el lado italiano y la entrada de Grealish por el lado británico produjeron el cambio de dominador sobre el verde de Wembley.

Southgate agotó los cambios ya con los penaltis en mente, metiendo a Sancho y Rashford como lateral y quitando a Walker y a Henderson quien había entrado de cambio al 75’ de tiempo corrido.

Italia se enfrentaba nuevamente a los tiros desde los once pasos después de haber superado la semifinal ante España por dicha vía.

El volado lo ganaban los italianos decidiendo ejecutar primero. Berardi sacaba provecho y adelantaba a los suyos, inmediatamente Harry Kane igualaba el luminoso. Pickford le ganó la batalla mental a Belotti y le daba a McGuire la opción de ponerse por delante y el defensa no la desaprovechó. 1-2 para los ingleses al final de la segunda ronda.

Bonucci igualaba con suspenso. Rashford se enzarzó en una batalla psicológica innecesaria con Donnarumma y la mandó al palo para dejar el dos a dos después de tres rondas.

Bernardeschi anotaba mientras que Sancho, el otro jugador que entró solamente para tirar el penalti, fallaba dejando a Jorginho con el título en sus pies. El eje del mediocampo italiano vio como Pickford, con la ayuda del poste, detenía su disparo.

El jovencito delantero del Arsenal, Bukayo Saka, tenía la responsabilidad de empatar y mandar a muerte súbita la decisión del título. El destino no estaba del lado inglés y Donnarumma detenía nuevamente dándole el título continental 53 años después.

Los ingleses no lograron repetir la victoria de la final del Mundial del 66 disputada en el mismo escenario, pero con una joven generación que si logra transformar en aprendizaje el duro golpe de esta noche tiene un futuro brillante.

Italia, como ya lo hizo en el 82 y el 2006, regresó con ganas de venganza.

Aquellos años fueron los escándalos de apuestas y de amaño del arbitraje respectivamente, ahora regresaban a reverdecer viejas glorias después del fracaso de no calificar al pasado mundial, logrando ganar en dos tandas de penaltis, siendo el primer campeón en hacerlo.

Final sin algo memorable en la cancha.

Sólo para la estadística.

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