Concatenaciones
Fernando Irala
Hace más de medio siglo que la Revolución Cubana cambió para siempre la historia de la isla y el escenario continental.
El régimen radical surgido en medio de la Guerra Fría, generó el bloqueo norteamericano que todavía se mantiene aunque toca a su fin, y el alejamiento de naciones que debieron ser solidarias con el pueblo cubano pero cuyos gobiernos prefirieron no molestar al imperio de quien dependían.
México fue entonces una digna excepción, que sirvió de apoyo a Cuba, y los lazos fraternales entre ambos países se fortalecieron más que nunca.
A principios de este siglo vino el foxismo y sus desatinos, que enfriaron la relación, la cual hubo de esperar tiempos mejores.
En paralelo, el mundo cambió, los paradigmas cayeron y los sueños socialistas se esfumaron en casi todo el planeta.
También Estados Unidos se transformó, y no sin oposición interna, el Presidente Obama decidió restablecer relaciones diplomáticas con el gobierno isleño, y dar los primeros pasos para terminar con un bloqueo que ha dañado a todos, sobre todo al pueblo cubano, y paradójicamente se volvió en un obstáculo para la modernización política y social de la nación caribeña.
A lo largo de ese medio siglo, el simbolismo de la Revolución Cubana se ha ido desdibujando, y lo que alguna vez fue fuente de inspiración para la juventud latinoamericana se anquilosó y ha sido incapaz de renovarse.
Fidel Castro, viejo y enfermo, sólo pudo ceder el poder horizontalmente a su hermano Raúl, solución evidentemente transitoria que no oculta el problema de fondo: ¿dónde están los nuevos líderes cubanos, los que conducirán a esa nación en el siglo XXI, no los de la Sierra Maestra?
Como quiera, entre turbulencias y dificultades, Cuba ha sido ejemplo para el continente, pues sus cifras de educación, salud y alimentación de la población nos muestran que las carencias en esas materias no son destino fatal para nuestros pueblos, y su desempeño en el tema de equidad social es incluso muy superior al de Estados Unidos.
En ese contexto ha venido Raúl Castro, en una visita de Estado que busca revitalizar los lazos históricos con México, en la perspectiva muy distinta de la que se vislumbraba en la década de los 60 para ambos países, pero a fin de cuentas con un futuro común que será mejor construir juntos y de mutuo acuerdo.
