R A F A G A
Jorge Herrera Valenzuela
En juego de dimes y diretes han convertido a la otrora institucional sucesión presidencial. Están borrados los principios, no escritos, que cada cinco años, desde 1939, marcaban un acontecimiento que atraía a los mexicanos en edad de emitir su voto. Cierto es que era un partido el que se imponía, pero participaban los dos o tres que constituían la oposición, no recibían dinero del gobierno ni se lanzaban a la búsqueda de alianzas partidistas.
Hace unos días leí que José Mújica, expresidente de Uruguay, dijo que ’la enfermedad de los partidos políticos es que no han sabido separar los valores esenciales de la política, del resto de la economía’ y añadió: ’Si amo demasiado al dinero y considero que triunfar en la vida es acumular dinero y entro con esa mentalidad en la política, adiós, adiós’. Por eso me pregunto, cómo pueden decirse de oposición, los dirigentes de los partidos que viven del presupuesto multimillonario que anualmente les entrega el Instituto Nacional Electoral.
Pues bien, nos encontramos a más de dos años de las elecciones presidenciales, a muchos meses de que los partidos determinen quiénes serán sus candidatos y definan si deciden integrar alianzas. Sin embargo, los presidentes nacionales del Revolucionario Institucional, de Acción Nacional y de Morena, utilizan los canales de televisión y el medio radiofónico, para promociones personales, aunque uno de los tres (el del PRI) haya declarado, el último día de octubre, que definitivamente él no va tras la candidatura para suceder al Presidente Enrique Peña Nieto. La afirmación del neopriista Enrique Ochoa Reza fue hecha en el noticiero matutino de Televisa.
Los televidentes somos testigos de que el joven Ricardo Anaya Cortés está en su doble juego, dada la inexperiencia como político. Por un lado sigue borracho de alegría porque logró que su partido ganara siete gubernaturas en las elecciones de este año. Ello le automotiva para ser aspirante a la candidatura presidencial, promoviéndose sin discreción alguna. Sus rivales, Margarita Zavala Gómez del Campo y de Rafael Moreno Valle Rosas, junto con sus simpatizadores, le exigen a Ricardo que se defina: dirige las acciones partidistas o renuncia y continúa con su campaña.
El joven queretano, abogado egresado de la Universidad del Valle de México, fue impulsado por el chihuahuense Gustavo Enrique Madero Muñoz, cuando este era el líder del blanquiazul. Afirman que hoy no se pueden ni en pintura y por ello Gustavo prefirió irse a Chihuahua, de secretario general de gobierno, con el gobernador Javier Corral Jurado, dejando su curul en San Lázaro. Hasta ahora, Anaya Cortés no abre la boca, pero tendrá que hacerlo para evitar más división entre los PANistas.
Respecto a don Andrés Manuel López Obrador, no hay nada nuevo que comentar. Desde el día en que perdió por primera vez en elecciones presidenciales, está en campaña. Fracasó en el 2012 y hoy grita que ’la tercera es la vencida’. Como dirigente perredista tuvo éxito, pero desbancó a su hacedor político, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Los militantes del PRD le perdieron confianza, no se ajustaron a los caprichos de ’El Peje’ y éste se refugió en el PT y con Dante Delgado, propietario del partido Movimiento Ciudadano. Más tarde determinó que su Movimiento de Regeneración Nacional se convirtiera en partido político y nació Morena. Lo estructuró de tal forma que solamente ’sus chicharrones truenan’, que es lo mismo a eliminar los principios democráticos que tanto dijo defender.
López Obrador es el presidente nacional de Morena. Nadie opina y mucho menos decide lo que debe hacerse. He oído a alguno de sus delegados estatales quejarse de que realizan los trabajos de organización, abren el camino a posibles candidatos para elecciones municipales, pero Andrés Manuel se presenta y sin consulta elige a quien deba participar en los comicios. El siguiente paso es hacer la propaganda impresa, televisiva y radiofónica, siendo él, Andrés Manuel, la figura central como ocurrió en las campañas del 2015 y las del presente año. El tabasqueño para eso hizo su partido, para disfrutarlo y no prestarle la pelota a nadie.
Por supuesto que hay otros que siguen en campaña para el 2018. Destaca Miguel Ángel Mancera Espinoza, quien viaja por el país y anda en el extranjero, asegurando que sí estará, como candidato, en la pelea aunque no tenga filiación partidista. Se asegura que Alejandra Barrales, presidenta nacional del PRD, tiene la misión de conciliar a los del Sol Azteca para que nuevamente lo postulen. La corrupción está galopante en las 16 delegaciones políticas, pero eso no importa al doctor en Derecho que llegó al poder gracias a Marcelo Ebrard Casaubón.
El expriista Jaime Rodríguez Calderón, ’El Bronco’, también mantiene la inquietud, o ¿ambición?, de salirse del despacho de gobernador de Nuevo León para buscar la Presidencia de la República. Es el primer gobernador ’independiente’ y con esa misma etiqueta quiere presentarse dentro de dos años. En su primer año de gobierno no ha tenido el éxito que se esperaba y su promesa de campaña, meter a la cárcel a su antecesor, Rodrigo Medina de la Cruz, ha quedado en simple enunciado.
Bueno, el caso es que de los tres dirigentes partidistas, Ochoa Reza, Anaya Cortés y López Obrador, solamente el académico moreliano, amigo de los Murat, por ahora no siente el deseo de pedirle al Presidente Peña Nieto que le permita jugarla, como declaró que lo hizo para dejar la dirección dela Comisión Federal de Electricidad y presidir el PRI.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Ricardo Anaya Cortés accederá a retirarse del mando nacional PANista y jugar como simple aspirante a la candidatura presidencial, evitando divisiones entre los blanquiazules?
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