Opinión

Del paraíso perdido a la ciudad apocalíptica

Del paraíso perdido a la ciudad apocalíptica
Periodismo
Enero 04, 2017 18:30 hrs.
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Por Juan Bustillos › guerrerohabla.com



Previsible jalón de orejas del Presidente Enrique Peña Nieto antes del manotazo por torpes reacciones

Enero 4, 2017

Antes de subirme al carro, y echarme a la carretera, ya estoy arrepentido de abandonar el incomparable puerto de Acapulco, en donde, no hay que dejar de decirlo, al turista nada le pasa si no se mete en donde le advierten que no lo haga y si no trata con la gente que vende lo que no debe consumir.

Por la maldita deformación profesional leo, vía Internet, la mayoría de los periódicos chilangos y me quedo con la impresión de dirigirme a un destino apocalíptico, la Ciudad de México. Debería hacerle al Vicente Fox, que para no saber prefería no leer y así eludía el Prozac por la mañana.

La fatalidad dice que encontraré la Autopista del Sol bloqueada por padres de los 43, profesores de la CNTE y los recién aparecidos luchadores contra el gasolinazo, o que otros grupos arruinarán mi arribo y estancia en la capital de la República con el mismo pretexto o el que sea. Por lo pronto ya estoy advertido de que 17 gasolineras en la avenida Tlalpan están tomadas.

Todo, menos la cartera y la vida diaria de la familia, invita a quedarse. Por fortuna hago caso omiso de las redes sociales; de lo contrario buscaría chamba de lanchero, aunque el oficio ya no es atractivo, dado que la inseguridad reinante en el más hermoso puerto del país, impuesta por las bandas delincuenciales, como las llaman el Ejército y la Marina, han hecho la vida insoportable a los lugareños con crímenes sanguinarios y el cada vez más en auge cobro de piso. Más grave aún es que estos grupos están compuestos, en su mayoría, por menores de edad. Un estimado mesero, a quien conozco de 20 años atrás, se dispone a emigrar con su familia a Tulum esperando encontrar la paz aquí perdida, a pesar de lo que digan la Secretaría de Gobernación y el mandatario local, Héctor Astudillo.

Hoy también reinicia labores el Presidente Peña Nieto, al menos oficialmente, porque supongo que en sus días en Mazatlán siguió, atento, la reacción al ’gasolinazo’ en medio país, su aprovechamiento electorero por grupos de toda índole, en especial el inevitable Andrés Manuel, que calificó el incremento de creatura de la mafia del poder que forman PRI, PAN y PRD.

Imagino que el Presidente jalará algunas orejas antes del manotazo previsible por reacciones torpes, como la del subsecretario de Hacienda, Miguel Messmacher, quien se limitó a declarar que ’es comprensible’ el enojo de la ciudadanía y a culpar del incremento a la alza de los precios internacionales del petróleo.

Pero siendo de urgencia enfrentar las naturales reacciones populares contra el ’gasolinazo’, pero también las artificiales de la politiquería y las hipócritas de Aristóteles Sandoval y Manuel Velasco, se antoja urgente la movilización gubernamental ante Donald Trump.

La valentía de Ford duró lo que un suspiro. Hoy ya sabemos que San Luis Potosí se quedará sin la inversión de los 1,600 millones de dólares en la planta que fabricaría vehículos híbridos. La empresa no esperó, siquiera, a que el nuevo Presidente entre en funciones; le bastó con la amenaza a General Motors de que sufrirá un incremento en el impuesto de los autos fabricados en México que ingresen a Estados Unidos.

Ahora sí es de urgencia utilizar a Luis Videgaray, Carlos Slim o a quien sea más influyente ante el sucesor de Barack Obama, porque la amenaza ya no es retórica; es real.

En este contexto inicia Peña Nieto el año clave de su gobierno.

Lo inmediato, llámese ’gasolinazo’ o Trump, tiene el acompañamiento, inevitable, de la selección del candidato priísta a suceder al gobernador de su tierra, Eruviel Ávila. Cualquier decisión causará, como en 2011, euforia en uno, pero caras largas, pucheros y hasta conatos de rebeldía en el resto, que no son pocos. No será una decisión fácil porque es fundamental para lo que sigue.

En mucho de lo que ya traiga en la mente y el corazón dependerá la guerra del 2018 contra el resto de las fuerzas políticas por la Presidencia, pero apenas resuelva la candidatura a relevar a Eruviel Ávila deberá concentrarse en los priístas que pretenden reemplazarlo a él.

Como no son muchos, la lucha podría ser encarnizada. Como ocurrió cuando Luis Donaldo Colosio y Manuel Camacho se quedaron sin acompañantes. Hoy, la nómina parece reducirse a Miguel Osorio Chong, José Antonio Meade, Eruviel Ávila, si gana en el Estado de México, y Luis Videgaray, si es incorporado a Relaciones Exteriores.

Si las 2 últimas condicionales no se cumplen, Miguel y Eruviel subirán a un ring a enfrascarse en una lucha de 2 de 3 caídas con límite de tiempo, a menos que Manlio Fabio Beltrones deseche la idea de seguir reformando al país, ahora a través de los gobiernos de coalición con control del Congreso.

Por donde se le vea, no la tiene fácil el Presidente; por un lado, la consecuente cadena de reacciones del ’gasolinazo’ en incrementos de precios a todo tipo de artículos; las ya presentes manifestaciones del voluntarismo trumpiano en los vaivenes del peso; la utilización de estos fenómenos para conseguir clientelas electorales; el aletargamiento de un gabinete no apto para las crisis, su menguada popularidad y la lucha fratricida al interior de su partido, que lo hace más vulnerable de lo que ya es ante el resto de fuerza políticas, conforme a las encuestas.

Pero cuando Peña Nieto buscó el boleto para ser Presidente sabía que no se trataba de un paseo por las nubes; de hecho nunca lo fue, ni siquiera cuando apenas quería ser gobernador del Estado de México. Tampoco cuando logró el milagro histórico de unir a las 3 fuerzas antagónicas, que tuvo como consecuencia positiva la aprobación del paquete histórico de reformas constitucionales, pero también el enojo de poderosos grupos económicos afectados y el alejamiento de los grupos priístas causado por un grupo soberbio que lo rodeó hasta la asfixia.

Así empieza el año para el Presidente; la ventaja es que en su camino ha enfrentado inicios iguales o peores, y todos los ha superado.

Yo, por lo pronto, ya extraño la palapa, el coco y la cerveza, pero nada hay como estar en el centro de los acontecimientos… a pesar de todo.

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