Tiempo de México

’Del tiempo a la eternidad’

’Del tiempo a la eternidad’
Periodismo
Noviembre 01, 2017 21:27 hrs.
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José Arroyo Reyes › guerrerohabla.com

El mes de noviembre, penúltimo del año 2017, nos invita a reflexionar sobre la muerte.


MEDITAR EN LA MUERTE NO HACE MÁS HUMANOS

Desde el momento mismo en que fuimos engendrados por nuestros padres, gracias a un designo del Creador, y desde que abrimos nuestros ojos a este mundo, nos encontramos con el tiempo pero este va pasando y nos lleva al final de nuestra vida, como lo expresa el Rey Poeta de Texcoco: ’Yo Nezahualcóyotl lo pregunto ¿acaso se vive con raíz en la tierra? Nada es para siempre en la tierra; sólo un poco aquí. Aunque sea de jade se quiebra, aunque sea de cobre se rompe, aunque sea plumaje de quetzal se desgarra. No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí’. La muerte es una realidad que no se puede evitar y que se va acercando conforme el tiempo va transcurriendo.
¿QUÉ ES LA MUERTE?
¿El fin de la carrera? –Toda actividad humana se ve suspendida por la muerte-.
¿Poner fin a los dolores? –La muerte cierra los ojos de doliente guiñapo postrado apenas o desde años de dolor-.
¿Suspender de golpe el gozo de la vida? –La muerte repentinamente irrumpe en la sala del banquete cual mensajera terrible-.
¿Cortar de tajo los éxitos y triunfos? –La muerte se presenta cortando los aplausos-.
¿Separa definitivamente a los amantes? –Ella, la muerte toma a uno de los dos y se lo lleva, dejando al otro en la viudez-.
¿Caer en el vacío –Hay quién imagina que la muerte es la desaparición total, sumirse en la inconciencia plena, en el sueño más profundo después del cual nada sucede-.
¿Iniciar otra vida? –Las religiones, por primitivas que parezcan, han sembrado esperanza en sus fieles-.
¿Pasar a la morada de Dios? –Si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe; pero no: Cristo resucitó y como él cada uno de los fieles resucitará para contemplar a Dios-.
¿Y PARA USTED QUE ES LA MUERTE?

La muerte es ante todo condición de nuestra existencia, lo cuestionarte al respeto es el modo de morir de la gente: los pobres que mueren sin recibir atención médica, los hambrientos sin que nadie les dé un apoyo, los ancianos que mueren solos.
Meditar en la muerte nos hace ordenar nuestra vida, nos hace más humanos en cuanto nos acercamos a nuestros hermanos y nos lleva a vincular la muerte de cada persona con la muerte de Jesús, quién murió para darnos vida.
Ante el hecho inevitable de la muerte, los cristianos estamos llamados a expresar nuestra fe con palabras y actitudes. En efecto, sentimos mucho el fallecimiento de nuestros seres queridos, pero contamos con el consuelo que nos ofrece las palabras de Jesús, quién nos enseña que la vida terrena es sólo el comienzo de la condición definitiva a la cual Jesús nos ha destinado.
Cuando alguien ama de verdad, desea que el amor madure y permanezca para siempre, y la vida eterna y feliz que Dios nos ofrece viene a ser la prueba de su amor por nosotros.
Ante la muerte debemos asumir una actitud cristiana no dejarnos dominar por la tristeza. Al contrario, es el momento de manifestar nuestra fe en el amor que Dios nos tiene y en la certeza de la felicidad eterna que nos promete.
El mundo postmodernista nos invita al disfrute de la vida, pero la limita al presente como realidad única: Esto genera dos tipos de desdichados: los que logran tener todo el éxito y el placer posibles y los que no lo logran, ven la vida como un valle de lágrimas.
Ante esta invitación, el realismo cristiano ofrece el disfrute de la vida y los dones que Dios no ha dado, pero siempre en relación con lo que es definitivo después de la muerte.
Como cristianos, tenemos la misión de anunciar la victoria de Cristo y la fuerza de su amor que vino a darnos la vida feliz y eterna.
LA MUERTE: ¿PREGUNTA ABIERTA?
Después de que el hombre madura a sus dolores se hace una pregunta primero con sorpresa y luego con iniquidad y al fin con angustia: ¿Y después qué?
Es la conciencia de su existencia. Es la contestación de sus límites. Es la pregunta por el sentido de ’estar vivo’: ¿Por cuánto tiempo? ¿Y para qué? ¿Y después qué?
Jesús nos recuerda en el Evangelio según san Mateo. Nos ha dejado una enfática catequesis con un relato profético que más que un recurso literario para hacernos pensar, es una declaración sobre las condiciones que los discípulos hemos de cumplir si queremos alcázar una eternidad dichosa: primero hacernos hambrientos, sedientos, forasteros, desnudos, enfermos y encarcelados. Por Cristo predicamos su mensaje; y, segundo, imitándolo, sirviendo a la multitud de hambrientos, sedientos, forasteros, desnudos, enfermos o encarcelados producidos por un mundo antagónico al hombre-hermano y por ende antagónico a Dios que da la cara por ellos y convoca a los bautizados a atender a los carentes, como lo hizo Jesús, pues hablando claro también, nos completa su mensaje: Nosotros estamos seguros de haber pasado de la muerte a la vida, porque amamos a nuestros hermanos. ’El que no ama permanece en la muerte. El que odia a su hermano es un homicida y bien saben que ningún homicida tiene la vida eterna’.
Ante la eventualidad de la muerte, será siempre espiritualmente sano preguntarnos sobre cómo nos presentaremos ante Dios al salir de este mundo: con frutos, qué méritos, qué recomendaciones llevaremos…gentedetaxco@hotmail.com

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