R A F A G A
Jorge Herrera Valenzuela
Hace Unas semanas, pocas por cierto, el Presidente Enrique Peña Nieto, exhortó a los mexicanos para que se apretasen más el cinturón. Igual lo oímos del segundo hombre más importante, políticamente, del gabinete o sea Luis Videgaray Caso, titular de Hacienda y Crédito Público en este sexenio. El gobierno federal aseguró que habrá una considerable reducción presupuestal, después de los meses “de recorte” del 2015. Los ajustes y reducciones se dieron a conocer, durante las sesiones del Poder Legislativo para discutir y aprobar tanto los ingresos como los egresos presupuestales para el entrante 2016, que será trascendente en materia político-electoral.
Sin desconocer que el Gobierno Federal se empeña en afirmar que la inflación baja, que la economía familiar mejora, que la depreciación de nuestra moneda no impacta en el bolsillo de los mexicanos, la verdad es que todos los alimentos han aumentado de precio en las tiendas de autoservicio, igual que en los tianguis y en los mercados sobre ruedas. Se nos dice que el desempleo disminuye, pero la operación de “la delincuencia no organizada”, sobre todo en el Distrito Federal, sigue causando estragos en todos los rumbos.
Bueno, mientras tanto nos enteramos de las fabulosas sumas de dinero que reciben mensualmente nuestros legisladores, no electos y los que llegaron a la nómina por ser cuates (les llaman “plurinominales”), dietas (sueldo) y millonarias prerrogativas que ellos mismos proponen, aprueban y reciben. Por ejemplo, en la Cámara de Diputados, donde hay 299 electos y 200 “plurinominales”, independientemente de lo que cada uno de ellos nos cuesta, mensualmente, los presidentes y secretarios de las comisiones ordinarias –porque las hay “especiales”-- determinaron mantener los 980 millones de pesos que se gastaron en la legislatura pasada, como apoyo a los trabajos que realizan esos legisladores.
Además de la elevada suma que recibe cada uno de los presidentes de comisión, más de cincuenta, tiene disponibilidad de 256,499 pesos, cada 30 días, que cubren los honorarios de un secretario técnico, dos asesores y un asistente parlamentario, además de gastos de operación, de fondo fijo y de pago de comidas, así como por asistencia legislativa y asistencia ciudadana. Con personal de base, sindicalizado, el presidente de comisión cuenta con un chofer, dos secretarias, dos auxiliares administrativos, un vehículo y un teléfono celular. Francamente los señores diputados desoyeron el llamado presidencial para un período de austeridad, decidieron aflojarse el cinturón y que sus representados sigan luchando por un salario mínimo de 70 pesos diarios.
El diputado Manuel Jesús Clouthier Carillo, expanista y hoy independiente, denunció que los ocho partidos representados actualmente en la Cámara de Diputados, contarán con 50 millones de pesos para remodelar las oficinas que le corresponden a cada fracción parlamentaria. Cabe señalar que un diputado independiente solo tiene derecho a una modesta oficina y a una secretaria, como es el caso del sinaloense.
El gasto de los 50 millones es libre, porque el Comité de Administración, de la Cámara Baja, autorizó que no se haga licitación; la cantidad variara, según los espacios de que disponen los partidos políticos. Clouthier señaló que ni hay transparencia y mucho menos austeridad, de la que tanto hablan los mismos legisladores.
LOS ASAMBLEÍSTAS TAMBIÉN ABUSAN
Los 66 integrantes de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, simplemente no cantan mal las rancheras y siguen el ejemplo de sus hermanos mayores, en el ámbito legislativo. Representan a los siete partidos políticos reconocidos por el Instituto Nacional Electoral; 40 de ellos ganaron el puesto en las urnas y 26 corresponden al regalo que se hace, proporcionalmente de acuerdo con el número de votos que obtienen.
¡Y que creen?, pues los asambleístas no se autodenominan así. Se presentan como diputados y desde los días de campaña, se leía en su propaganda que eran candidatos a diputados, les da pena que les digan “asambleistas” o tal vez no lo aceptan, porque se sienten acomplejados. En forma nominal, un asambleísta defeño o diputado local mensualmente recibe como salario, dieta o sueldo, la cantidad de 68,893 pesos y 196,000 pesos para gasto de gestiones y trabajo legislativo. Obvio es que tiene otros ingresos, con diferentes rubros.
Actualmente la Comisión de Gobierno la preside el perredista Leonel Luna Estrada, pese a que la mayoría de los asientos está en poder de los seguidores de Andrés Manuel López Obrador. Luna es uno de los delegados políticos, estaba en Álvaro Obregón, se impusieron al jefe de Gobierno del D.F. (léase Miguel Ángel Mancera Espinoza), presentó su licencia al cargo, ni cuentas entregó al interino y apoyado por “Los Chuchos” se convirtió en “diputado”.
Leonel en su calidad de presidente de la mencionada Comisión determinó que en la Asamblea “no hay pobreza” y que los 8 presidentes de comisiones recibirían sus 300 mil pesos por ese sacrificio y cada uno de los 11 integrantes de la misma Comisión, firmarían su recibo por 200 mil pesos; no se precisó si esa prerrogativa es anual o por el período de tres años. Es obvio que los coordinadores de Morena, del Verde, de PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano y Encuentro Social, estuvieron de acuerdo.
Ahora bien, el apretarse el cinturón tampoco se aplicó en la Cámara Alta, en el Poder Judicial, principalmente en la Suprema Corte de Justicia, como tampoco ocurrirá en la Comisión Federal de Competencia Económica, cuya presidenta, Alejandra Palacios, de sueldo y prestaciones anuales cobrará 3 y medio millones de pesos y casi igual es la retribución para los 6 comisionados. Por su parte Gabriel Contreras, titular del Instituto Federal de Telecomunicaciones, ganará en el 2016 también casi 3 y medio millones pesos, suma que en pesos menos recibirán los seis comisionados. ¡Eso es apretarse el cinturón, pero al revés!
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Qué opinará el Presidente Enrique Peña Nieto que sus emolumentos sean ligeramente inferiores a los que se aprobaron para Alejandra y Gabriel?
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