Contexto Político

Doce años de impunidad en el caso Chavarría


Doce años de impunidad en el caso Chavarría
Periodismo
Agosto 20, 2021 23:41 hrs.
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Por Efraín Flores Iglesias › guerrerohabla.com

Este viernes se cumplieron 12 años del cruel y artero asesinato de Armando Chavarría Barrera, el hombre de izquierda que soñó ser gobernador del estado de Guerrero y que se estaba preparando para competir por tan importante responsabilidad.
Para algunos, fue un gran maestro y amigo; para otros, un político que sabía escuchar y cumplir acuerdos; y para su familia, un hombre al que siempre recordarán con cariño.
Lo cierto es que Armando Chavarría fue un hombre con defectos y virtudes. Un hombre de diálogo y que construía acuerdos. Pero, sobre todo, un actor político que no se quedaba callado ante lo que él consideraba que estaba mal.
Tal vez uno de sus peores errores fue el haber aceptado ser secretario general de Gobierno en los primeros tres años de la administración de Zeferino Torreblanca Galindo, con quien tenía serias diferencias políticas. De hecho, fueron muy evidentes sus desencuentros desde el proceso interno para elegir al candidato del PRD a la gubernatura en el año 2004.
Seguramente muchos de sus familiares, amigos y colaboradores más cercanos le advirtieron que no le convenía ser parte del gabinete zeferinista, ya que lo tendrían muy relegado y solamente lo utilizarían para apagar los fuegos (conflictos) que otros generarían para perjudicarlo políticamente.
A diferencia de años anteriores, no se le realizaron los homenajes correspondientes, ya que la devastadora pandemia de Covid-19 que azota al mundo entero, lo impidió. Solamente se le hizo una misa que se transmitió vía zoom a las 18:00 horas y que fue oficiada por el presbítero José Gilberto Velázquez Florencio.
Han sido doce años de total impunidad. Ni siquiera el gobernador Héctor Astudillo Flores, quien dentro de 55 días concluye su mandato y que ha presumido haber sido ’gran amigo’ de Armando, pudo aclarar el caso. Si no lo hizo antes, menos ahora que se va.
Desde aquella fría mañana del 20 de agosto de 2009, el escenario político se alteró. Ni siquiera Zeferino Torreblanca pudo imponer a Armando Ríos Piter (su gallo) como candidato del PRD a la gubernatura.
Tampoco era seguro que Armando Chavarría fuera gobernador en 2011, pero era el que representaba el mejor proyecto de izquierda y que era bien visto por la mayoría de las bases del PRD y de otros institutos políticos como Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano) y el Partido del Trabajo, así como de importantes organizaciones sociales.
Horas después de darse a conocer su cobarde asesinato, cientos de personajes de la clase política estatal, nacional e internacional repudiaron y condenaron ese hecho ominoso.
Al día siguiente de su muerte, el Congreso local –del que era presidente de la Comisión de Gobierno– le rindió un homenaje de cuerpo presente, en el que se dieron cita Marcelo Ebrard Casaubón, actual secretario de Relaciones Exteriores y en ese entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal (hoy Ciudad de México); Jesús Ortega Martínez, dirigente nacional del PRD; Alejandro Encinas Rodríguez, ex jefe de Gobierno del Distrito Federal y hombre muy cercano al presidente Andrés Manuel López Obrador; Jesús Zambrano Grijalva, ex diputado federal y actual dirigente nacional del Sol Azteca, entre otros.
El que no asistió al velorio ni al homenaje en la sede del Poder Legislativo para dar su pésame fue Zeferino Torreblanca, y no porque no haya querido ir, sino porque la señora Martha Idalia Obezo Cázares, la esposa y compañera de batallas de Armando Chavarría, no accedió.
Sobre ese episodio ocurrido en pleno velorio, Tomás Tenorio Galindo, periodista recientemente fallecido, señala en su libro ’Un asesinato político: El homicidio del diputado Armando Chavarría y la nueva Guerra Sucia en Guerrero’, que Jorge Salvador Aguilar, asesor de Chavarría y cercano a su familia, relató lo siguiente:
’La noche del jueves, cuando la familia Chavarría Obeso se resistía a aceptar la muerte de Armando, cuando el dolor los abatía y sus amigos intentábamos consolarlos, aunque sea con nuestra presencia, llegaron los capos nacionales del PRD encabezados por Jesús Ortega, Graco Ramírez, Carlos Navarrete y Jesús Zambrano e intentaron persuadir a Martha Obeso de acceder a recibir las condolencias de Zeferino Torreblanca, el hombre que había dejado inerme a su esposo, con el argumento de que el ‘más afectado por la muerte de Chavarría era el gobernador’. No eran ella y sus hijos, ¡era Zeferino! Con una entereza admirable e inusual en un momento de tan tremendo dolor, la viuda del diputado Chavarría les dijo que no le hacían falta las condolencias del gobernador, sino que se hiciera justicia’.
Aquel 20 de agosto de 2009, Martha Idalia Obezo y su familia iniciaron una intensa lucha para exigir justicia por la muerte de su ser querido, del hombre al que amaron y del que acompañaron en sus primeras batallas políticas.
Algunos cuadros políticos de Armando Chavarría, como son los casos de Celestino Cesáreo Guzmán y Carlos Reyes Torres, siguen también demandando justicia y que el crimen no quede impune.
Otros personajes que se vieron muy beneficiados políticamente por él, simple y sencillamente se han alejado de la familia Chavarría Obezo y han optado en quedarse callados, como ocurre con David Jiménez Rumbo.
Veremos si el próximo gobierno estatal que entrará en funciones el próximo 15 de octubre aclara por fin el crimen de Armando Chavarría. ¿O será acaso que también se haga de la vista gorda como el gobierno astudillista?
Y las preguntas siguen siendo: ¿Quién mató a Chavarría y por qué?
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E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com
Twitter: @efiglesias

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