Don Mauro

1.

— ’Es más fácil que vuelva a suceder que deje de haber sucedido’, me decía una y otra vez.

A cada caída. A cada tropiezo. A cada equivocación. Como aquel maestro que te lleva de la mano mientras tú, ciego, enciendes tus otros sentidos ante lo desconocido.

Como un cincel, golpeado por un martillo, para dar forma a una piedra amorfa que tendrá algún destino.

— Así.

— Es más fácil que vuelva a suceder que deje de haber sucedido.

2.

Me lo platicó El Pescado, cuyo nombre fue Rodolfo Salmón Macías. Reportero venido de Guanajuato y avecindado en La Laja, era paisano de él, y mío.

— ’Mauro se trajo el Novedades de México para fundar el Novedades de Acapulco… en Acapulco’. La tarde del lunes recordé ese platica.

El Pescadito me contaba cómo, con saliva y sin un centavo en la bolsa, Mauro trajo al puerto el primer periódico que imprimía, en papel, fotografías a color de un día para otro.

Con ello cambió un paradigma y revolucionó la manera artesanal como se confeccionaban los periódicos impresos del puerto, aún, en los años 70.

Ese era Mauro hace poco más de medio siglo.

3.

— ’Es más fácil que vuelva a suceder que deje de haber sucedido’, me respondió algún día a mi pregunta de su salida de Novedades de Acapulco.

No dijo más.

Yo pensé del por qué las ambiciones fueron la causa de quitar al padre del hijo impreso para empoderar a personajes que nada tenían que ver con el periodismo, pero anhelaron y lograron temporal poder político y económico.

Él siempre respondió: ’es más fácil que vuelva a suceder que deje de haber sucedido’.

4.

Luego de un tiempo confirmó esa sentencia. Fundó el segundo rotativo diario para el puerto de Acapulco. Se llamó El Sol de Acapulco. Y volvió a suceder.

Dejó otro hijo que se empoderó hasta convertirse en el medio opositor en medio del poder autoritario priísta que no permitía otra cosa sino los boletines de gobierno publicados en 21 periódicos, con el mismo título, pero distinto cabezal.

Volvió a suceder.

5.

Para que no dejase de haber sucedido, me permitió participar en otro proyecto de un periódico impreso: hicimos, juntos, Diario 17.

Y volvió a suceder.

Un ambicioso con poder, y poco conocimiento del periodismo, se empoderó, grotesco, al grado que algún día ordenó vender por kilos el papel de la memoria histórica del diario: creo que le pagaron diez pesos por cada libro de la memoria del Diario.

Mauro se fue y me dejó grabado, con tinta que se metió en mi sangre, esa frase: ’es más fácil que vuelva a suceder que deje de haber sucedido’.

6.

Éste martes, Día de los Muertos, ha cerrado sus puertas la edición impresa de Novedades de Acapulco. Antes lo hizo El Sol de Acapulco y mucho antes, impreso y digital, Diario 17.

Hoy, que se fue Novedades de Acapulco, leímos muchas historias de personajes que sostienen la tesis de que la historia ha comenzado justo en el día y hora que ellos han nacido. No miran el camino que jamás han de volver a pisar.

7.

Se ha ido el tercer hijo de Don Mauro Jiménez Mora, pero, lo siento viejo querido, es más fácil que vuelva a suceder que deje de haber sucedido.

8.

— ¿Recuerdas las tres de rigor donde Benito, el Gallego, del Bar Chico, y las charlas con Don Raúl Pérez García y Don Antonio Pintos Carballo?

Yo no. Aún me saboreo los silios, la hueva, los cachetes de las iguanas en caldo verde, el Bacardí pintadito y los poemas de Don Toño Pintos.

Me ha quedado en la memoria aquel poema del viejo cóndor que, triste y compungido, mira sus alas que ya no pueden volar. Era un deleite escuchar a Don Toño

Es más fácil que vuelva a suceder que deje de haber sucedido querido viejo.

Hoy, que se ha ido tu primer hijo, me permití recordarte, querido compañerito.