Dos años en la cárcel por un delito que no cometió, no acepta el "usted disculpe"
Por: Verónica Angeles
"Primero llegas físicamente, porque te avientan, pero tardas en llegar mentalmente, y una vez que lo asimilas empiezas a hacerte una vida", reconoce Fernando Ríos Maqueda, quién estuvo dos años en prisión por un delito que no cometió.
Tras exigir una reparación de pruebas por lo que considera fue un caso armado, el exempleado del Rancho Yemila, propiedad de la familia Sosa Castelán, plática que dentro de la cárcel puso una tienda "allá adentro fluye mucho dinero, la comida, los dulces, por la cuestión de la ansiedad, es tierra fértil para cualquier negocio, vamos a continuar ahorita porque es increíble como nos fue con los pasteles".
Es una fraternidad lo que se hace entre los presos y sus familias, dice, aunque señala que estuvo separado del resto de los internos en el área de medidas especiales de seguridad, "nosotros decimos el área de presos políticos, estaba Charrez, Turrubiarte, Pablo Pérez, casos que son raros. Éramos como 28".
Fernando destacó que tuvo un juicio imparcial y "sin tendencia a culminar la fabricación del delito"; sin embargo, por la fabricación del delito en su contra solicitará la reparación del daño, pues fueron dos largos años en el que hubo impacto en lo psicológico, moral, económico, y que ahora trata de recuperar.
"Dos años, es una experiencia muy difícil, las cárceles son instituciones que no están preocupadas por los derechos humanos, se deja de lado lo primordial que es el humano, hay mucha gente inocente, la pobreza parece ser un delito, por falta de una buena defensa, hay gente que ni siquiera debiera estar ahí. Es difícil llegar a un lugar donde el trato no es digno".
Fernando reconoce que tuvo un arma, una calibre .22, aunque dice no sabe disparar, pero en Acaxochitlán sentía que la necesitaba, pues en la cabaña donde habitaba, no había luz y estaba sola en medio de una parcela y la compró para protección, pero insiste que la que hallaron en su domicilio que fue cateado "fue todo mentira".
Ahora con la absolución de Fernando Ríos Maqueda, la muerte de Gerardo Sosa Cravioto es un tema que continúa sin resolver y que la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo deberá atender para que no quede impune.
