Postigo
José García Sánchez
El acuerdo entre la CNTE y el gobernador priista de Oaxaca, Alejandro Murat, para "regularizar" 3 mil 700 plazas no sólo margina de decisiones sobre la educación al titular de la SEP, Arturo Nuño, sino que muestra músculo ante el gobierno federal.
Luego de que uno de los objetivos del Presidente de la República era foguear a uno de sus delfines a la candidatura del PRI al a Presidencia de la República, la fuerza de personajes como Murat, no sólo en la entidad que gobierna sino en el centro del país, podría hacer reconsiderar a Peña Nieto y convertir, ante este desplante, a Alejandro Murat en un alfil presidenciable para 2018.
El simple anuncio de que podría revertirse el castigo a la disidencia magisterial, que con el pretexto de no acatar la reforma educativa se imponía desde la SEP, coloca a Alejandro Murat en un gobernador a la altura de cualquier secretario de Despacho de la actual administración.
Aquí hay que considerar dos factores determinantes: el primero es que a reducirse la reforma educativa a una simple evaluación, el rechazo a dichas disposiciones echan por la borda cualquier intento de consolidar no sólo la reforma educativa sino el resto de las reformas estructurales.
Por otra parte, la fuerza del padre de Alejando Murat en la actual administración es innegable. Sigue siendo un secretario sin artera, en su despacho de la calle de Leibinitz en la colonia Anzures, muy cerca de Polanco, lo mismo atiende a diputados que a senadores, gobernadores o secretarios de Estado.
Aquí la reforma educativa sólo sirvió de campo de batalla para posicionar al ariete de la privatización de la educación que es la organización Mexicanos Primero, que encabeza David Calderón, quien mostró sobre el tema una postura ultrtaconservadora: "El acuerdo preocupa porque, en el peor de los casos el Gobernador renunció a cumplir con la ley, y en el mejor de los casos, se trata de una enorme ingenuidad porque la CNTE nunca cumple sus acuerdos o rompe unilateralmente para negociar nuevas prebendas".
Aquí no se sabe si hay un exceso de desconfianza o de conocimiento de la fuerza que tiene Alejandro Murat, pero bien haría Mexicanos Primero en dedicarse a la tarea que le fue encomendada por Televisa, que es al de privatizar la educación.
Para Calderón, a nombre de Mexicanos Primero, la Coordinadora ganó al conseguir que les reconocieran a la mitad de los maestros que pedían desde hace más de un año a cambio de una tregua que ellos mismos, asegura, van a romper.
Aquí la falta de cuadros del PRI se convierte en una pugna interna que puede pulverizar las simpatías internas para los actuales precandidatos. Porque los actuales delfines del PRI comienzan a desgastarse ante la temprana aparición de sus ambiciones personales; sin embargo, personajes como Alejandro Murat parecen convertirse el abanderado de más de una causa social, que ha olvidado el PRI enarbolar.
La reforma educativa al simplificarse a una evaluación se convirtió en un intento fallido, contaminando al resto de las reformas estructurales que no han dado un paso hacia adelante pero sí muchos hacia atrás.
La figura de un personaje como Murat puede desbancar a Osorio Chong, a Meade, a Nuño y al propio Narro Robles. Alejandro ya fue titular de Infonavit, y es conocido en todo el país, condiciones con las que no cuentan cuentan aspirantes como Miguel Ángel Mancera o Manuel Granados Covarrubias.
Aquí la diferencia es mostrar valor ante disposiciones carentes de razón y lógica, y contar el empuje a la hora de defender intereses sociales.
La fragilidad de los posibles candidatos del PRI a la Presidencia de la República y el desgaste natural de sus puestos ante una grave crisis de credibilidad, fortalece a personajes que desde dentro del partido en el poder, cuestiona sus disposiciones y lo demuestra con hechos.
