En las nubes

El capital.

El capital.
Periodismo
Diciembre 01, 2016 21:18 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo, afirma: › guerrerohabla.com


Los empresarios, vaya la iniciativa privada, han sacado a luz su propósito de aumentar salarios a los trabajadores. Y sugieren al gobierno adherirse a esta evocación, con el aplauso del pueblo. Por ello obtuvimos una introducción a El capital de Karl Marx y Friedrich Engels, gracias a nuestro amigo el médico y escritor don Fernando A. Calderón y Ramírez de Aguilar.
Es prolijo en su redacción. Que compartimos con orgullo sus puntos de vista. Siempre acertados. Leamos.
Nos comenta que en el decimocuarto día del mes de septiembre de 1867, la editorial de Otto Meissner de la ciudad alemana de Hamburgo, se daba el lujo de publicar el primer volumen del libro de Karl Marx intitulado Das Kapital - Kritik der politischen Ökonomie (El capital - Crítica a la economía política), obra que tendría gran repercusión y ocasionaría grandes cambios socioeconómicos en algunas zonas del orbe.
La obra fue iniciada en 1850. Tuvo un par de volúmenes adicionados, los cuales fueron publicados póstumamente por su genial colaborador Friedrich Engels en los años de 1885 y1894, respectivamente.
El primer tomo de El capital se inicia con el análisis de la fetichizarían de la mercancía y señala el desarrollo histórico desde el simple intercambio. Pasa por la economía financiera, hasta la producción capitalista.
Según Marx, que expresa aquí su teoría sobre el valor, las mercancías poseen por un lado un valor de uso. El que indica su utilidad para el comprador, en cualquier aspecto del producto de lo hecho por el hombre para su supervivencia y que sirve para mejorar su vida.
Esta cuestión decide su valor transitorio en el mercado. Por otro lado, también posee un valor de cambio que resuelve su valor en las empresas y con ello el precio de venta.
En ambas situaciones queda claro que todas las cosas tienen siempre un valor de uso y un valor de cambio sujetos a la ley de la oferta y la demanda.
Esta teoría del valor es una situación puramente socioeconómica que no tiene nada que ver con la teoría de los valores éticos y morales, cuestión totalmente aparte.
Además, la fuerza humana de trabajo se convierte a sí misma en un producto que puede ser comprado por los propietarios de los medios de producción.
Para Marx, el obrero no recibe todo el valor que le corresponde por su trabajo, sino sólo la parte que necesita para la satisfacción de sus necesidades.
El excedente de lo producido por los trabajadores se lo apropia el empresario como plusvalía y sin contraprestación. El empresario satisface sus necesidades con esta plusvalía, e invierte en más medios de producción para seguir competitivo.
Asimismo, la tecnología posibilita la sustitución de los hombres por las máquinas. La consecuencia de esto son los despidos en masa que producen una reducción de salarios y, por ende, una ’depauperación del proletariado’. Esto conlleva a una crisis para el capitalista, pues no puede colocar los productos que fabrica.
Esta ’contradicción’ de la forma de producción capitalista proporciona las condiciones objetivas para un cambio de sociedad.
Acepta Calderón Ramírez de Aguilar, que Engels fue discípulo, amigo y propagador del marxismo.
En efecto, el filósofo y político alemán Friedrich Engels, quien vino al mundo en 1820, tuvo una carrera intelectual y estrecha unida a la de Marx y contribuyó determinantemente al desarrollo del socialismo científico.
Por encargo de la liga de los comunistas, en 1848 publicó el famoso texto Manifiesto comunista. Su ensayo La situación de las clases trabajadoras en Inglaterra que data de 1845, sentó las bases de la economía política marxista.
Dos obras más representaron pilares en los que se apoyan los principios del materialismo dialéctico: Dialéctica de la naturaleza (1873) y Anti-Dühring (1878), en las que presenta la dialéctica como explicación de las leyes de la materia, del hombre y del progreso económico.
Tras la muerte de Marx, Engels publicó los manuscritos póstumos de El capital, reuniéndolos en dos tomos que corresponden en orden cronológico al segundo y tercero de la obra total.
En 1849 tomó parte en las luchas revolucionarias de Baden y Palatinado, y en 1870, durante la Guerra Franco-Prusiana, entró a formar parte del consejo general de la Segunda Internacional.
Hay que agregar otro título importante: Feurbach y el fin de la filosofía clásica alemana publicado en 1888. Algo que resulta muy obvio es que sus postulados y su doctrina se han distorsionado gravemente y sólo han servido en múltiples ocasiones para engañar a incautos e ignorantes.
Ojalá, agregaríamos nosotros, con permiso del autor, que la iniciativa privada, el gobierno y los falsos redentores, tuvieran tiempo de leer El Capital’, como llamamos estas Nubes.
craveloygalindo@gmail.com

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