El catálogo de mujeres que Maximiliano creó para controlar las ITS


*Este registro incluyó fotografías, nombres, edades y hasta otras profesiones de las mujeres públicas del siglo XIX y convirtió al Estado en un proxeneta.

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Cultura
Marzo 17, 2019 23:42 hrs.
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Por: Beatriz Esquivel › guerrerohabla.com

13 de marzo, 2019

Este registro incluyó fotografías, nombres, edades y hasta otras profesiones de las mujeres públicas del siglo XIX y convirtió al Estado en un proxeneta.

La prostitución en México tiene una historia cambiante, en la que el influjo de ideas del exterior mutaron, siglo con siglo, cómo la sociedad mexicana reaccionaba frente al oficio más antiguo del mundo.

Si bien durante la época prehispánica la prostitución no tenía una connotación negativa y se consideraba como un oficio que permitía que no ocurrieran violaciones, por ejemplo, durante el periodo colonial el trabajo sexual comenzó a concebirse como una ocupación inmoral e indigna. Bajo el crisol de que era un mal necesario, durante la Nueva España se estableció la primer casa pública.
Sin embargo, con el transcurso de los años, la supuesta inmoralidad de la prostitución dio paso a una preocupación mayor: la higiene y los riesgos sanitarios que ésta implicaba. Esto dio como resultado que el Estado –en particular, durante el reinado de Maximiliano de Habsburgo– considerara que el trabajo sexual no sólo fuera legal, sino que adquiriera una perspectiva de problemática social. Para intentar regular la profesión y establecer un estándar higiénico, la solución del segundo emperador de México fue emular los modelos que ya se habían llevado a cabo en Francia e iniciar un registro de todas las mujeres públicas.

De tal forma es que llegan hasta nuestros días libros repletos de datos personales y fotografías de las mujeres que se prostituían en México durante el siglo XIX. El objetivo de llevar un control de cada una de ellas eran las revisiones médicas que se veían forzadas a tomar. Tales revisiones tenían como objetivo controlar el contagio de enfermedades como la sífilis y la gonorrea, que en su momento tenían el potencial de convertirse en epidemias, dado que su tratamiento no era tan amable y efectivo como la toma de los antibióticos actuales.
En caso de que alguna de las mujeres mostrara signos de enfermedad durante sus revisiones, entonces era internada para su tratamiento. De tal forma, el Registro de Mujeres Públicas se conformó de 598 fotografías que detallan el nombre, edad, ocupaciones anteriores y las enfermedades de las mujeres mexicanas de la época.
No obstante, esta mediación resultó en un proxenetismo ejercido por el Estado. Aquellos responsables de asegurarse del apadrinamiento de las mujeres públicas y de sus revisiones médicas solían ser los dueños de las casas públicas o de citas, además, estos estaban obligados a pagarle al Estado una contribución para que cada mujer pudiera seguir laborando.
Este modelo perduró en la política mexicana hasta la primera mitad del siglo XX, en la que si bien se instauraron otro tipo de reglas, el registro que Maximiliano inició continuó siendo útil para el ejercimiento de la ley, en particular cuando el trabajo sexual obtuvo el cariz de trata, explotación sexual y enriquecimiento a costa del trabajo sexual ajeno.

«el gobierno registraba, vigilaba y encerraba a las mujeres al mismo tiempo que recibía los impuestos que las dueñas de los prostíbulos le entregaban. El Estado se convertía entonces ’en tratante de blancas [al aceptar] la contribución y en proxeneta mediante la vigilancia de las mujeres para que los hombres [tuvieran] un lugar seguro’». 1
Si bien en la década de los 40 la prostitución volvió al terreno de la ilegalidad y quedó fuera del control gubernamental, lo que quedó claro es que en más de un siglo, el trabajo sexual no se ha podido deshacer de la connotación que se empeña en calificarlo simplemente como incorrecto y en despreciar a las mujeres (y hombres) que ejercen la profesión, sin ahondar en otros análisis sobre su práctica y los derechos de quienes lo llevan a cabo.

1 Pamela J. Fuentes, ’Burdeles, prostitución y género a través de los procesos por lenocinio. Ciudad de México, década de 1940’, en Elisa Speckman Guerra y Fabiola Bailón Vasquez (coords.), Vicio, prostitución y delito. Mujeres transgresoras en los siglos XIX y XX, UNAM, 2016. Disponible en línea.

Pamela J. Fuentes, ’Burdeles, prostitución y género a través de los procesos por lenocinio. Ciudad de México, década de 1940’, en Elisa Speckman Guerra y Fabiola Bailón Vasquez (coords.), Vicio, prostitución y delito. Mujeres transgresoras en los siglos XIX y XX, UNAM, 2016

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