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"El Chapo" exhibió al gobierno peñista

Seguridad
Julio 13, 2015 18:56 hrs.
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Jorge Herrera Valenzuela › diarioalmomento.com

La nueva fuga del narcotraficante sinaloense puso al descubierto que el Presidente de la República sale al extranjero, acompañado del Secretario de Gobernación, dejando descabezada la administración pública federal. Parece no importar que el encargado de la política del Interior, también denominado “jefe del gabinete” y hoy responsable de la seguridad nacional, ande en los festejos patrios de los franceses y tenga que ser regresado a “coordinar” los trabajos para reaprehender al fugitivo.

Si aquel 19 de enero de 2001 la fuga de “El Chapo”, en un carro de lavandería, en el penal de “alta seguridad” de Puente Grande, Jalisco, tuvo repercusiones en el gobierno de Vicente Fox, lo ocurrido el pasado sábado en el Penal del Altiplano, en el Estado de México, ha sacudido a la administración del Presidente Enrique Peña Nieto. Las críticas internacionales no solo son abrumadoras sino verdaderamente negativas para México, donde la corrupción, aunada a la incapacidad y negligencia que imperan en el gobierno federal, está sublimada.

Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, nacido el 25 de diciembre de 1954 en La Tuna, Badiraguato, Sinaloa, demuestra, una vez más, que es un hombre con alto coeficiente de inteligencia, audaz y que somete –por las buenas o por las malas—a quien contrata para que le sirvan. La Revista Forbes en cierta ocasión lo ubicó con una fortuna de más de mil millones de dólares y en otro momento “El Chapo” apareció en el sitio 67 de los hombres más influyentes del planeta. La publicación norteamericana seguramente recibió “sugerencias” y eliminó al sinaloense de sus páginas.

La historia de las andanzas de Joaquín Archivaldo comienzan en 1980 cuando se convierte en el líder de los narcotraficantes en Sinaloa, mediante el llamado Cartel del Pacifico y por ello empieza a ser perseguido por la policía, aunque dádivas millonarias lo dejan en paz hasta que en 1993 es detenido en la frontera con Guatemala. Lo trasladan al entonces denominado Penal de Almoloya (hoy El Altiplano) y el 22 de noviembre de 1995 lo cambian de domicilio, va al penal de Puente Grande, en Jalisco.

“El Chapo” gozó 13 años y un mes de libertad, aunque siempre anduvo a salto de mata. El 22 de febrero de 2014 fue reaprehendido en un departamento que ocupaba, junto con su familia, en Mazatlán, Sinaloa, porque uno de sus guardaespaldas o guarreras se dejó ver fuera del edificio con un rifle de alto poder. Dicen que un turista norteamericano alertó a la policía y así fue como llegaron hasta el sitio donde Guzmán Loera no opuso resistencia, sin ser molestadas las personas que lo acompañaban. De inmediato lo trasladaron al Distrito Federal y de ahí al penal del Altiplano.

Guzmán Loera, que mide 1.68 metros de estatura y que también dio como fecha de nacimiento el 3 abril de 1957, logra fugarse de la prisión jalisciense escondido entre la ropa de un carro que es llevado, por la puerta principal del penal, hasta el camión que utilizan para el servicio de lavandería. La verdad es que el suceso despertó comentarios, pero para nada se preocupó el Presidente Vicente Fox Quesada y lo mismo ocurrió durante el sexenio del Presidente Felipe Calderón, pese a estar dedicado a su guerrita contra la delincuencia organizada. Ninguna autoridad policíaca o judicial demostró interés en recapturar al poderoso sinaloense.

INCAPACIDAD E IGNORANCIA POLICÍACA

En el actual primer equipo del Gobierno Federal, los integrantes del gabinete peñanietista y en las dependencias como el CISEN, están los cuates, los amigos, los que seis años antes colaboraron con el gobernador Enrique Peña Nieto. No podía ser de otra manera, puesto que en esos meses del 2012 el Presidente Electo no conocía a nadie que no fuera de Toluca, pero, el ‘pero’ que nunca falta, no pensó en que su destino era gobernar para todo México, donde hay hombres y mujeres altamente preparados, con experiencia, con prestigio nacional y reconocimiento internacional.

Fue muy fácil integrar su Gabinete de Seguridad. Siguió la línea de los gobiernos PANistas de involucrar al Ejército Mexicano y a la Armada en tareas eminentemente policíacas. No hubo quien lo asesorará en Seguridad Nacional o simplemente, como es él, no escuchó a sus asesores. La terquedad está demostrada en no ocupar a quienes saben de investigación policíaca, a los que se prepararon y funcionaron en los servicios de inteligencia, a los conocen el terreno de los delincuentes organizados y desorganizados.

¿Qué puede hacer el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación y jefe del Gabinete de Seguridad, si su carrera profesional como servidor público no lo ha llevado por esos senderos? Casi tres años en el cargo más relevante del gabinete presidencial, por ser el responsable de la política interior, no le han permitido resolver los problemas políticos que afronta y confronta el país. Dejar que un subordinado, como el nefasto Luis Enrique Miranda Nava, embrolle más los asuntos, indica que el Presidente Peña confía más en el subsecretario.

A un reo de alta peligrosidad que ya ha burlado “la alta seguridad” de dos penales federales, difícilmente --no imposible--es que lo encuentren pronto porque además de inteligente, audaz y millonario, planeó su evasión desde el mismo día en que por segunda vez llegó a Almoloya de Juárez. Toda la gente que trabaja a su lado, recibe las instrucciones con mucha antelación y cuenta con los recursos para financiar la obra completa. La participación de las autoridades y del personal de custodia del penal, si es que la comprueba y fundamenta jurídicamente la Procuraduría General de la República, representa el mínimo gasto para Guzmán Loera.

Cuando lo recapturaron, accidentalmente y no por una supuesta investigación, a “El Chapo” debieron de colocarle un brazalete o un artefacto similar en la pierna, es decir un localizador permanente como los que usa la policía norteamericana. Para este tipo de delincuentes se requiere una celda supervigilada las 24 horas del día, sin apagar focos o lámparas, con cámaras de seguridad, sin que el prisionero tenga contacto directo con gente de la calle, salvo con sus abogados, esposa e hijos, plena y debidamente identificados. Obvio sin teléfonos celulares.

A Osorio Chong deberían de sugerirle que busque a los supervivientes de los equipos de trabajo que tuvo Don Fernando Gutiérrez Barrios, a los que colaboraron con el general Francisco Quiroz Hermosillo, a los que acompañaron en el servicio de inteligencia al capitán Rosalino Ramírez Faz y a los discípulos de José Salomón Tanús y de Miguel Nazar Haro. ¡Claro!, eso no sucederá, pues “todo ha cambiado y hoy son otros tiempos”. Si tuvieran vergüenza los que están encargados de la Seguridad Nacional, ya estarían presentando sus renuncias, que no necesariamente deben ser con carácter irrevocable.

PREGUNTA PARA MEDITAR:

¿Cómo puede justificar el Presidente de la República su enésimo viaje internacional, si política, económica y socialmente México atraviesa por una profunda crisis que va más allá de la no confianza y la no credibilidad hacia el gobierno federal?

jherrerav@live.com.mx

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