El fantasma de la expropiación

Enrique Peña Nieto aseguró enfático y preocupado aseguró que cancelar la Reforma Energética sería regresar a un modelo caduco que ya no funciona en ningún otro país del mundo.

Por su parte, el candidato del PRI a la Presidencia, José Antonio Meade, comentó que el nuevo modelo energético es un factor vital para el crecimiento de nuestro país y condenó que existan posturas que quieran poner en juego lo logrado por varios años en este rubro y enviar el mensaje de que en nuestro país no se respetan los acuerdos.

Horas antes el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador habló de someter a revisión los contratos establecidos como resultado del nuevo modelo energético, si llegara a ser beneficiado con la mayoría del voto en las urnas el próximo 1 de julio.

Enrique Peña Nieto se monta en discurso de un contrincante de su partido a la Presidencia dela república para hacer declaraciones enfáticas y contundentes, como si fueran dueños de la verdad.

Los priistas se han manejado como si fueran el monopolio de las buenas decisiones y nos damos cuenta de la situación del país a causa de esas decisiones en las que aseguran es lo mejor para todos.

Lo cierto es que Peña Nieto, se mete en las elecciones sin derecho a hacerlo, es decir, viola la ley al declarar lo que horas ante dice un contrincante. Pero la preocupación de Peña Nieto lo obliga a defender las decisiones de su gestión sin más interés que no quedar mal con los compromisos contraídos.

La otra preocupación está ligada a la primera y consiste en que creyó Peña y su grupo de selectos amigos que su candidato llegaría a desbordar simpatías y permearía en el ánimo de los electores, no es así, sucede todo lo contrario y su deterioro es progresivo.

Meade y Peña siguen apostándole a la inversión extranjera como esquema ideal de progreso y modernidad, cuando en realidad es un retroceso donde capitales extranjeros vienen a México a aprovechar el agua, a contaminarla y a pagar salarios de hambre a los obreros, porque los capitalistas extranjeros no ocupan ejecutivos mexicanos sino que los traen de su país de origen y aquí contratan sólo a los niveles inferiores de su nómina, aprovechando no sólo los bajos salarios sino facilidades fiscales y el libertinaje total para contaminar lo que sea necesario contaminar.

Porque Meade asegura que es el modelo que adoptaron los priistas lo que atrae este tipo de negociaciones, aseguró que México es reconocido como un entorno adecuado para hacer inversiones, gracias a las señales de certeza que envía y que nacionales y extranjeros tienen la confianza de que no serán víctimas de actos autoritarios, discrecionales o expropiatorios.

La expropiación es otro de los grandes fantasmas que quieren revivir en una economía que no permite este tipo de esquemas, que siguen vigentes en la Constitución pero que no pueden ser congruentes con los tiempos que vivimos.

Es decir, el presidente mete las manos en la elección impunemente y el candidato del PRI, asusta la inversión extranjera con la posibilidad de que haya expropiaciones, lo cual sólo existe en su bagaje de lucha electoral, pero crece de respaldo en la realidad.

Decir que si se cancelan las reformas estructurales es regresar a lo caduco y asustar la inversión, nacional y extranjera, con el fantasma de la expropiación es reconocer, desde ahora, que ellos no van a ganar las elecciones.

Meade tiene todo el derecho a inventar peligros porque es parte de su lucha, debe hacerse competitivo luego de que ningún candidato a la Presidencia de la República ha sido rechazado de manera tan contundente como él por los mexicanos, pero quien no tiene derecho a montarse en los temas políticos de los candidatos ni propios y de otros partidos es el Presidente de la República que en sus discursos sólo muestra su gran preocupación por no quedar mal con sus jefes.