Opinión

El noviembre previo al cuartelazo (A)

El noviembre previo al cuartelazo (A)
Periodismo
Noviembre 14, 2021 07:54 hrs.
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Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com

En esta ocasión, decidimos irnos a dar un paseo por aquel noviembre de 1912 cuando, en otoño, se presagiaba el invierno para el país. Apenas se cumplían dos años desde que, oficialmente, fuera dado el banderazo que culminaría con el pacto, iniciado en New York y firmado en Ciudad Juárez, mediante el cual el presidente Díaz Mori abandonaría el cargo en mayo de 1911. Esto daría paso a unas elecciones presidenciales cuyo resultado únicamente se vio envuelto en la disputa generada por aquellos a quienes no les agradó quien sería el vicepresidente, pero de que don Francisco Ygancio fue el triunfador, ni quien lo dudara. Sin embargo, una vez ya en la presidencia, Madero González habría de enfrentar oposiciones de unos y otros quienes buscaban imponer su perspectiva. Así, antes de llegar a noviembre de 1912 muchas cosas habían ocurrido, mismas que brevemente revisaremos previamente a adentrarnos en los sucesos del onceavo mes del doceavo año del siglo XX.
El seis de noviembre de 1911, tomaría posesión el presidente Madero. Al trascurrir diecinueve días, Zapata ya lanzaba el Plan de Ayala original cuyo contenido terminaba por mostrar cuál era su ambición verdadera. Bajo el argumento de que no cumplía las promesas establecidas en el Plan de San Luis, de que no le había gustado que Pino Suarez fuera vicepresidente, de que no le agradaba Ambrosio Figueroa como gobernador de Morelos, Zapata se lanzó a la yugular y escribió, o alguien lo hizo por él, que ’Francisco I. Madero, [era] inepto para realizar las promesas de la Revolución de que fue autor, por haber traicionado los principios con los cuales burló la fe del pueblo, y pudo haber escalado el poder; incapaz para gobernar, por no tener ningún respeto a la ley y a la justicia de los pueblos, y traidor a la Patria por estar a sangre y fuego humillando a los mexicanos que desean sus libertades, por complacer a los científicos, hacendados y caciques que nos esclavizan, desde hoy comenzamos a continuar la Revolución principiada por él, hasta conseguir el derrocamiento de los poderes dictatoriales que existen.’ Si ya casi tenía tres semanas en el poder como era posible que el coahuilense no corrigiera, a la de ya, todo lo descompuesto y peor aún que no le pidiera al morelense su parecer sobre como gobernar, si esto esta tan fácil como alistar las montas que, en su tiempo de caballerango de confianza, le preparaba a Nachito De La Torre y Mier. Por lo tanto, en los apartados dos y tres, del Plan referido, establecía: ’Se desconoce como Gefe de la Revolución al C. Francisco I. Madero y como Presidente de la República, por las razones que antes se expresan, procurando el derrocamiento de éste funcionario.’ Acto seguido, para que no quedara duda alguna de su objetivo, indicaba que ’Se reconoce como Gefe de la Revolución libertadora al ilustre C. General Pascual Orozco, segundo del caudillo Don. Francisco I. Madero, y en caso de que no acepte este delicado puesto, se reconocerá como Gefe de la Revolución al C. General Emiliano Zapata.’ Si algún zapatista se siente ofendido, pues a reclamarle a Emiliano porque este escrito nosotros lo transcribimos textualmente. A pesar de ello, don Francisco continuó tratando de, poco a poco, ir dando sentido a un cauce nuevo.
A mediados de 1912, por vez primera en 30 años, cerca de un millón de mexicanos fueron a elegir diputados y senadores. Asimismo, en ese año se efectuaron elecciones para legisladores locales, presidentes municipales y gobernadores en entidades diversas. Aun cuando el grupo gobernante obtuvo la mayoría en el Congreso de la Unión, la curia disfrazada de Partido Católico Nacional (PCN), logró 29 posiciones en la Cámara de Diputados, cuatro en el Senado, un número considerable de alcaldías en las capitales de los estados y en otros municipios, así como cuatro gubernaturas, Jalisco (José López Portillo y Rojas); Estado de México (Francisco León De La Barra y Quijano); Zacatecas (Rafael Ceniceros y Villarreal) y desde 1911 detentaban la de Querétaro (Carlos María Loyola Fernández De Jauregui). A pesar de algunas protestas, porque los del PCN decían haber obtenido mas triunfos, al final los resultados fueron aceptados. El huevo de la serpiente ya estaba incubado y pocos lo sabían. Bajo ese panorama, iniciemos el recorrido por el noviembre de 1912, entre los días 1 y 13, según la óptica de la prensa opositora.
Como ya lo mencionamos, el presidente era don Francisco, Coahuila era gobernado por Venustiano Carranza Garza y la autoridad máxima en la Ciudad de México era, otro coahuilense, Federico González Garza. Como sucede siempre en época de reacomodos, los intereses se movían por todos lados. De acuerdo con el diario católico El País que, tras la muerte de su fundador Trinidad Sánchez Santos, recientemente había estrenado director en la figura de un miembro ardiente del PCN, José Elguero, a principios de mes, un viernes, anunciaba que Luis Cabrera Lobato había sido electo presidente de la Cámara de Diputados. Esa, sin embargo, no era la nota principal, lo más importante era el relato sobre la aprensión de Félix Díaz y el anuncio de que ’el valiente militar’ Aureliano Blanquet, sería ascendido de grado. Ese mismo dia, apareció otra publicación opositora, El Mañana, editado por Jesús M. Rábago quien era un miembro de la aristocracia añorante del retorno del presidente Díaz Mori y quien, después, habría de ser secretario particular de Victoriano Huerta cuando este ejecutó el cuartelazo. Con esas credenciales, el titular principal era ’La reversión del orden no es un gobierno.’ Arremetía contra todos los integrantes del gobierno, los del legislativo y todo aquello que se había generado a partir de la partida de don Porfirio. Cerraba indicando ’que sin orden no hay paz, sin paz no hay gobierno y, sin este, la patria será definitivamente de nuestros eternos y codiciosos enemigos.’
Al dia siguiente, El País destacaba que ’si Austria interviene habrá una conflagración mundial,’ desafortunadamente acabaría por tener razón. En igual forma acentuaba que Félix Díaz había sido remitido a San Juan de Ulua. A la par comentaba que los diputados habrían de ganar 500 pesos. En el resto del país, lo mas destacado era la destrucción que sufrió Acapulco tras de treinta horas de lluvia. El domingo tres, anunciaba que el gobierno mexicano había estado tratando de obtener en Wall Street un empréstito por cien millones de pesos, pero fracasó. Mientras tanto, desde Chiapas, se hacía saber que el obispo de esos rumbos, Francisco Orozco y Jiménez, había declarado en ’Entredicho’ por un año a Tuxtla Gutiérrez porque, según él, sus habitantes lo habían rechazado en forma ruidosa y escandalosa mediante manifestaciones públicas, insultándolo y calumniándolo en forma verbal y escrita, además de haberse enterado de que tramaban para quitarle la vida por lo cual se trasladó a Chiapa de Corzo. Cuando le preguntaron al arzobispo de México, Mora y Del Río que opinaba al respecto, respondió que eso debería de explicarlo Orozco. Por su parte, los chiapanecos dijeron desconocer el asunto y apuntaron que podría tratarse de una interpretación equivocada por parte del eclesiástico. Quienes hemos revisado el actuar posterior de este religioso ya sabemos como acostumbraba a ’tenderse la cama’ para victimizarse y a trasmano soltar a las hordas, Orozco fue uno de los responsables de las 100 mil muertes generadas alrededor de la reyerta inútil de 1926-1929. Para el dia cuatro, lunes, una de las notas principales era que ’la revolución del norte toma incremento. La ausencia de tropas federales le favorece.’ Esta supuesta revolución no era otra cosa que el conflicto que generaba el que traía impreso en su código genético la traición, Pascual Orozco Vázquez quien planeaba tomar Ciudad Juárez. Mientras tanto, en la ciudad de México, se realizaba en los terrenos de Anzures, un concurso hípico organizado por la Junta Superior del Bosque de Chapultepec, a la cual acudió el presidente Madero quien premió a los triunfadores. En otro tenor, se publicaba un articulo amplio acerca de la conveniencia del descanso dominical para los empleados de los negocios. Si bien el argumento clamaba por cuan conveniente era el descanso para los trabajadores, una verdad innegable, detrás había otro motivo. Este era tener a la población cautiva para que, sin excusa, acudiera a los servicios religiosos dominicales.
El dia cinco, El País, anunciaba que Cuernavaca estaba en poder de las hordas zapatistas, que Felipe Ángeles estaba copado junto con 200 hombres, pero que ya se había nombrado a Aureliano Blanquet como jefe de la campaña para ir a recomponer aquello. Asimismo, se daba cabida a un defensor del obispo Orozco, el diputado por San Cristóbal, Jesús Martínez Rojas, quien negaba que el ’Entredicho’ fuera producto de una treta del religioso para moverse a San Cristóbal. En esa misma fecha, El Mañana, se preguntaba si Madero era un hombre histórico. En respuesta, afirmaba que lo único que hizo fue promover ’una revolución que sustrajo a los mexicanos de su industriosa y tranquila vida para empujarlos a una existencia caótica y revuelta.’ Acorde al redactor, nadie puede asegurar que una ’revolución sangrienta’ pudiera proveer ’las vías más eficaces para la conquista de la democracia, de la prosperidad y de la civilización, es reconocer el carácter de todas nuestras revoluciones anteriores y el secreto biológico del crecimiento de las sociedades y de los organismos en general… ¿Porque se insiste en negar que esta revolución, como sus congéneres, no ha producido más que lágrimas y fracasos cuya realidad palpamos desde hace dos años?’ Otro cortoplacista al igual que Emiliano, los extremos siempre terminan por unirse.
El miércoles 6, fue de desmentidos y explicaciones. El País negaría que Cuernavaca estuviera tomada, además publicaba una carta de Orozco y Jiménez reafirmando había castigado a los tuxtleños, porque se habían mostrado rejegos y no les dio por agachar la testuz ante su persona a la que criticaron y por ello les cayó el dedo flamígero. Asimismo, anunciaban que Woodrow Wilson había sido electo presidente de los EUA.
El dia siete, El País, resaltaba como Blanquet se había batido durante cuatro días con los zapatistas. Asimismo, se resaltaba el juicio del coronel José María Díaz Ordaz quien había apoyado la revuelta de Félix Díaz. Lo destacable de este caso era que para ese militar se pedía la pena de muerte por rebelión. Sin embargo, su defensa alegaba que, dada su avanzada edad, 62 años, no era sujeto a ese castigo. En asuntos financieros, como las cosas en los estados no andaban bien, el secretario de hacienda, Ernesto Madero, solicitaba al Congreso autorización para que se le facilitaran dos millones de pesos. Estos se prestarían a las entidades federativas, estimándose que para el 30 de junio de 1914 serían reembolsados. En medio de todo esto, a El País, se le olvidaba mencionar la pelea que se suscitaba en Guadalajara entre los miembros de la curia por la intromisión del delegado apostólico, Domenico Serafini, en los asuntos de la arquidiócesis de Guadalajara al nombrar administrador de esta al obispo de Michoacán, Leopoldo Ruiz y Flores. Se decía que esto fue instigado por el presbítero José María Esparza quien lo hizo como venganza al ser destituido como director del Semanario. A la acusación, se agregaría el obispo de San Luis Potosí, José María Ignacio Montes de Oca y Obregón. La división entre los miembros de la curia jalisciense era palpable, aun cuando su diario la ocultara, pero ya sabemos que en esos medios los golpes se envuelven en telas de seda, lo cual no les quita el filo.
El viernes 8, mientras destacaba que el mundo aplaudía la elección de Woodrow Wilson, en su editorial, El País, afirmaba que ’la elección de Mr. Wilson es un bien para México. Ojalá y así sea.’ El futuro nos mostraría que nos quería tanto que, en un par de veces, nos envió las fuerzas militares. En asuntos domésticos, criticaba a los miembros del Partido Constitucional Progresista, el que llevó a Madero a la presidencia. Este reclamo era porque los diputados de esa organización no atendían a la voz de la experiencia. Ese mismo día, El Mañana lamentaba de que se cumpliera un año en el cual había prevalecido la anarquía legal. Evocaba con añoranza los tiempos del presidente Díaz mientras colmaba de epítetos a los miembros del grupo maderista a quienes llamaba impreparados y revolucionarios desde la sala de su casa, mediocres y jacobinos. Por supuesto no podía faltar el cepillazo hacia Gustavo Madero González a quien calificaba como omnipotente y por cuya aprobación debería de pasar todo. El sábado, se dejaba descansar a los políticos y las notas principales eran desgracias. Aquí, era que Acapulco seguía incomunicado, aun cuando se sabía que, afortunadamente, no hubo perdida de vidas humanas, sino daños materiales terribles. En otra parte del mundo, se informaba que las fuerzas búlgaras habían bombardeado Constantinopla (Estambul, Turquía) hasta dejarla convertida en ruinas. Asimismo, los turcos degollaban cristianos. Para el domingo 10, se anunciaba que el secretario de Zapata, Enrique Villa, había sido aprendido y ello haría factible conocer quien proveía con armas a los rebeldes. A la par, se daba una amplia cobertura, en varias páginas, al homenaje que la sociedad James Balmes hiciera en memoria del fundador de El País, Trinidad Sánchez Santos. Para que se viera que, a pesar de su fama, si trabajaban hasta en sábado, la nota era que casi todos los diputados subieron a la tribuna durante la sesión de ese dia. Mientras tanto, en Europa la guerra seguía tomando fuerza.
Para que no hubiera duda de que el domingo era de descanso, el lunes 11, se anunciaba que el dia anterior la ’elite metropolitana’ se dio cita en el Hipódromo de la Condesa (en lo que hoy es la calle de Ámsterdam) para presenciar las carreras de caballos. Pero no todos los miembros de ese grupo podían relajarse, uno de ellos era el el hacendado Pablo Escandón sobre quien pesaba ya una orden de aprensión acusándolo, según la información extraída al secretario de Zapata, de apoyar a este. En el cateo a su casa no lo encontraron, pero se llevaron a su administrador, Antonio Sánchez. En seguimiento al ’Entredicho’ de Orozco y Jiménez en contra de los tuxtleños, el diputado Martínez Rojas enviaba un comunicado largo, desmintiendo cualquier acusación que se diera en contra del eclesiástico, incluyendo el de que era propietario de un periódico en San Cristóbal desde donde, supuestamente, se fomentaba el odio y la animadversión hacia Tuxtla.
Para el 12 de noviembre, Escandón ya había sido aprendido y se especulaba que el ex gobernador de Puebla, el general Mucio Martínez estaba implicado en el complot. A la par, se indicaba que la mancha del zapatismo cundía por el estado de Morelos. Por otra parte, aparecía la noticia de que, en los comicios efectuados en Jalisco, los candidatos del Partido Católico Nacional a la legislatura local habían arrasado en las votaciones, estando en duda solamente uno de los escaños, esta no era mancha de ningún liquido viscoso sino un paso camino al objetivo no mencionado abiertamente. En su editorial, el diario describía un panorama tétrico para la nación lo cual, indicaba, llevaría al caos y al abismo, lo cual hará que no solamente ’perdamos la escasa cultura alcanzada, sino hasta nuestra conciencia de pueblo libre.’ En esa misma fecha, El Mañana analizaba si Madero pudiera ser un personaje historico y terminaba llevando a un juicio sumario en el cual lo hacia aparecer como alguien que desconocía los principios que forma la vida de las instituciones políticas, judiciales y militares.
Para el miércoles 13, en El País, la noticia más trascendente era el asesinato, a manos de un anarquista, del primer ministro español, José Canalejas. En otro orden de ideas, se confirmaba que Fernando Iglesias Calderón sería senador por el Distrito Federal. En el editorial, se hacía una defensa de Escandón y de los hacendados morelenses de quienes se decía estaban a merced de Zapata y sus huestes, pues de no prestar la ayuda requerida sus propiedades eran arrasadas, pero eso no era en forma alguna que simpatizaran con el rebelde o que, mediante ese apoyo, lo quisieran ver de presidente de México o de gobernador de Morelos. Mientras tanto, en la ciudad de México, 12 miembros del grupo del morelense rendían declaración ante la justicia, negando participación en tropelía alguna. Esos eran los acontecimientos que la prensa opositora a Madero publicaba durante los 13 primeros días de noviembre de 1912, el coahuilense no se imaginaba lo que vendría tres meses después, estaba preocupado por darle un cauce nuevo a la nación, pero la intriga, como agua puesta a hervir, comenzaba a lanzar burbujas incipientes. La semana próxima, si usted, lector amable, decide acompañarnos, nos ocuparemos de lo reportado entre el 14 y el 20 de noviembre de 1912. vimarisch53@hotmail.com
Añadido (21.45.160) Con este, llegamos a 900. Aquí seguiremos mientras nos sea permitido y contemos con el favor de la atención de usted, lector amable.
Añadido (21.45. 161) Las cosas en materia de resultados no deben de andar muy bien cuando es necesario recurrir a resaltar la victoria de una tumba bultos de categoría dudosa y el tercer lugar que alcanzó el participante en un evento generador de contaminación ambiental a raudales.
Añadido (21.45.161) Nada nuevo. El asunto de las vacunas desde el inicio aquí lo dijimos, eso no funcionaría.
Añadido (21.45.162) Llegamos a pensar que se iban a aparecen por ahí los ferrocarrileros, con gorra, pañuelo al cuello y las matracas; los billeteros con su lideresa, o bien una mujer mayor enfundada en delantal. Pero, de pronto, nos acordamos de que vivimos en 2021 y no en los 1970s.
Añadido (21.45.163) ¿Será cierto que en los EUA hay alguien a quien, cada dia, la sonrisa se le amplía al verse desplazado del primer lugar que ostentaba desde hace cuatro décadas? Increíble.
Añadido (21.45.164) Vaya exhibición que dan los diputados cada vez que citan a alguien a comparecer. En lugar de enfrascarse en un debate con argumentos, pareciera que compiten para ver quien se lleva el primer lugar en patanería. Aun cuando no debemos olvidar que ya apareció por ahí uno, ¿será descendiente de algún olmeca noble ?, quien tomó la delantera al reclamar que no lo toquen, porque ’no somos iguales…’

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