México. 07 julio 2021.-No fue un cambio drástico en el medio ambiente. No fue una escasez devastadora. No fue un desastre natural incontenible el que provocó un descenso poblacional dramático en las poblaciones originarias de América. Por el contrario, fue la llegada de los colonizadores europeos la que produjo un colapso demográfico en las diferentes civilizaciones americanas, ya existentes antes de la pisada colonialista en el siglo XVI.
Un estudio reciente publicado en la revista PNAS destaca que, en el periodo álgido de las misiones de colonización espiritual española, América sufrió una tasa de mortalidad similar a la de una epidemia. En favor de instituir sus valores y propagar la influencia de la Corona Española, miles de indígenas de América perdieron la vida al caer enfermos de viruela, o al no alinearse a la agenda europea.
Las consecuencias de esta enfermedad fueron devastadoras porque no existía en el continente. Por esta razón, los pobladores originarios no estaban preparados a nivel orgánico para superar la infección. De la misma manera, las campañas de ’limpieza étnica y espiritual’ para dominar el territorio terminaron con la población desde otro frente, igualmente desastroso.
Los españoles llegaron buscando cobre, encontraron oro y devastaron a la población ya existente que se cruzaba en su camino. Antes de la conquista, la población alcanzaba un promedio de 47 años de vida. En contraste, tras las campañas de expansión territorial, apenas llegaban a los 22.
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Los frailes franciscanos llegaron al Nuevo Mundo con la intención de convertir las almas de las comunidades indígenas al catolicismo. De esta manera, serían súbditos De Dios —pero de la España también. Brian Codding, antropólogo de la Universidad de Utah, compara la mortalidad en este periodo a los de la peste bubónica en todo Europa.
El caso de California central es icónico en este terreno. De aproximadamente 43 mil habitantes, sólo quedaron 7 mil 800 tras la llegada de los españoles. El estudio señala al sistema de las misiones españolas en la región como el principal responsable de este descenso poblacional —incluso más que la propagación de la viruela.
Armados con soldados, perros, caballos y armas de fuego, los sacerdotes católicos tenían la encomienda de recolectar almas para dominar el territorio, sin importar si las despojaban, entre tanto, del cuerpo que habitaban.