El tigre amarrado

La semana pasada el Presidente estuvo muy irritado.

Acentuó sus descalificaciones a todo lo que le incomoda. Expresó sus íntimos sentimientos con notoria agresión. Su sol se enfrió. No le calentaba. Mostró otro de sus grandes desatinos. Mandó ’al carajo’ la delicada expresión de afecto a los humildes que sufren a causa de su falta de responsabilidad y por supuesto, de ’sensibilidá’. Para emularlo.

Son su estandarte. Su amor. Su luz. Todo. Son el motivo de su larga lucha. Llena de promesas. De conquista de voluntades que hoy han visto frustradas sus esperanzas. El mesías se transformó en tiempo récord. Hoy sólo recuerda cuando en casa le dijeron que sería trascendental. Una expresión envuelta en el terso amor maternal, que lo enfermó, para desgracia de México.

No se le ocurrió ordenar que un sistema de transporte recibiera oportuna atención, a causa de restarle numerario para su revisión sistemática. Continua. Vital. Allí viajan muchos pobres y no se le ocurrió.

Fue capaz de quitarle presupuesto para regalarlo por otros lados. A los centroamericanos. A los estudiantes que prefieren recibir que estudiar. En aras de convertirse y convertirlos en inútiles cargas del gobierno. A la conquista del voto. A instituciones moribundas, como Pemex. A las energías, a las que habrá de ajustarse, gracias a una sentencia de Estados Unidos. Diferente a la suya.

Confunde educación, sentimientos, humanidad, con el terrible acto de presunción. No acudió a condolerse con familiares de muertos a causa de su irresponsabilidad por no atender la necesaria demanda por el lamentable estado del Metro, porque eso es del pasado. No le gustan las fotos, la hipocresía. Pero trepó la sierra para saludar a la madre de El Chapo. Comió con sus hijos y festejó. Allá sí se tomó, incluso, la foto. En la ciudad, no pudo tomar un camión por falta de Metro, para solidarizarse y congraciarse.

Los pobres son su mejor inversión. Le ha valido madres hundir a todo un país, a cambio de consolidarse como el dictador. Le ayudan con eso. No son idiotas. Pero la mayoría no lee. No entiende y, por lo mismo, ignora la verdadera intención de un político que engaña y aprovecha esa circunstancia.

Gusta de la expresión transformada en frase célebre. Atribuida a Porfirio Díaz, al poeta nicaragüense Rubén Darío y al gran periodista Nemesio García Naranjo: ’Pobre de México. Tan cerca de Dios y tan cerca de los Estados Unidos.’ Lo curioso es que, cuando la utiliza, no encaja en sus pretensiones. Sólo le gusta.

’Al carajo’ es una variante de ’al diablo las instituciones’. No es cuento. Las mandó allí mismo. Desapareció muchas que aportaban un bien necesario. No miente cuando dijo ’al carajo’, cuando expuso su resistencia a dar un pésame. ¡Un simple pésame!

Los pobres, a los que afirma incansable que quiere ayudar, no son más que víctimas. Pero también hay no tan pobres que le creen y que están seguros de estar en el lado correcto. Eso se llama ignorancia y falta de sensibilidad. Hay letrados e inteligentes que están de su lado. Eso se denomina interés. Hay cerrados de mente que hasta matarían por él. Se llama tigre que aún no suelta.