Postigo
José García Sánchez
Rolando Castellanos, reelecto por segunda vez como presidente municipal de Los Reyes La Paz, Estado de México tiene la consigna que identifica al partido al que pertenece, el PRI: acabar con la educación pública, exterminar a los jóvenes y enriquecerse con el puesto público que ostenta.
Lo mismo reprime a estudiantes, que toma ’prestado’ dinero al que tiene acceso o arremete contra cualquiera que afecte sus intereses y los de su agrupación Antorcha Campesina que se ha convertido ilícito en un poder dentro de otro más corrupto.
Buena parte del Estado de México se ve afectada por los antorchistas quienes tienen la premisa antigua de que si no están con ellos están con el enemigo. Su enemigo regularmente es la razón y la justicia porque fuera de su grupo todo es botín para los líderes de la agrupación.
Lo que explica su reelección a pesar de sus malos manejos y afición por la represión es el corporativismo que antorcha campesina ejerce en los municipios de Chimalhuacán, Neza, Los Reyes la Paz, entre otros. Así con la compra de votos o bien con la amenaza de ser reprimidos si no votan por el PRI, al más puro estilo de hace 50 años.
Porque la gran mayoría de habitantes de Los Reyes la Paz al dejar su primer periodo de gestión al frente de la presidencia municipal dejó sin recursos a varias colonias del municipio que debieron ser auxiliadas de manera urgente y se quedó con 31 millones 691,191.46, destinados a electrificar un área desprotegido, donde pobreza, oscuridad y delincuencia organizada combinaban en detrimento de la seguridad, la salud y la vida de los habitantes.
Los propios correligionarios de Rolando lo señalan como un corrupto.
Hace un par de años, Omar Meyembeg, asesor Jurídico en el Comité Directivo Estatal del PRI mexiquense, junto con Enedina Bazán Domínguez, Vice Presidenta de la Confederación Agrarista Mexicana en Los Reyes La Paz, denunciaron: ’El munícipe Rolando Castellanos Hernández desapareció $31, 691,191.46 millones de pesos que servirían para dotar del servicio de energía eléctrica a colonias con alto grado de marginación
Volviendo al presente, el 20 de abril de 2016, Rolando Castellanos arremetió contra más de 20 estudiantes que exigían no se le recortar el presupuesto a la educación del municipio, sin mediar palabras ni medir consecuencias; la policía municipal tiene instrucciones de provocar a los estudiantes, siguiendo el mismo sistema que la Policía Federal que detener o golpear recuerdan la herida abierta de Iguala al gritarles. ’Si siguen chingando la madre les va a pasar lo mismo que a los de Ayotzinapa, así que bájenle méndigos muertos de hambre’. Como si el salario de los policías municipales no fuera como para morirse de hambre.
Pero los policías, sobre todo en el Estado de México, gozan de una impunidad fuera de serie. Si a esto añadimos que el caso Ayotzinapa otorga impunidad a los culpables a pesar de las presiones y razonamientos de mexicanos y extranjeros, pues pareciera que pueden hacer lo que les venga en gana a los uniformados de todas las corporaciones policiacas y militares sin que haya consecuencias ni justicia.
Cuando Rolando castellanos habla acerca de la reducción ilegal y opaca del presupuesto para educación, señala. ’Vayan a una escuela particular o estudien en la ciudad de México’.
En el municipio de Los Reyes La Paz hay 67,310 estudiantes, distribuidos en 9,944, de preescolar; 33,997 de primaria; 15,116, de secundaria; 4,444 de bachillerato; para niveles superiores no hay una sola opción para los jóvenes del municipio, ni siquiera en instituciones particulares.
El latrocinio de Rolando Castellanos Hernández lo asemeja, y a veces supera a su correligionarios Javier Duarte de Ochoa, gobernador de Veracruz, quien es sospechoso de asesinar a más de 16 periodistas, de encarcelar disidentes, de robar miles de millones de pesos a la Universidad Veracruzana, de quedarse con el 2 por ciento de impuesto de hoteles y restaurantes, entre otros muchos delitos, y quien también goza de la impunidad y el permiso de sus jefes y jerarcas para gozar de impunidad, sin importar el crimen que cometan.
