El Centro Getty, en California, Estados Unidos, alojará la exposición Códice Maya de México. El libro más antiguo de las Américas. La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ha colaborado para que este milenario manuscrito revele sus secretos al público estadounidense, del 18 de octubre al 15 de enero del año entrante.
El INAH ha facilitado el préstamo del códice, el cual es resguardado por la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH), con sede en el Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México, donde ha sido expuesto en dos ocasiones. De esta manera, retorna temporalmente a suelo estadounidense, toda vez que se presentó en 1971, en la muestra The Maya Scribe and His World, en el Club Grolier de Nueva York.
Dado lo anterior, el antiguo documento fue conocido como Códice Grolier, y durante décadas se consideró una falsificación, debido a su singularidad y a las misteriosas circunstancias en las que apareció a mediados de la década de 1960, como parte de una colección privada en México.
Hace cinco años se confirmó su autenticidad, mediante un proyecto inter y multidisciplinario, coordinado por el INAH, en el que se efectuaron exhaustivos análisis a los materiales orgánicos y minerales que lo componen, lo que permitió determinar que fue elaborado hace un milenio, entre 1021 y 1152 d.C.
El curador de la muestra, el especialista senior del Instituto de Investigación Getty, Andrew Turner, manifestó: "estamos encantados de poder mostrar este importante trabajo, por primera vez, en Estados Unidos, luego de 50 años".
A su vez, el director del Museo J. Paul Getty, Timothy Potts, agradeció a los colegas mexicanos por confiarles la exhibición, ya que ’este préstamo es una oportunidad no solo para nuestros visitantes, sino también para la ciudad de Los Ángeles, hogar de la diáspora mexicana más grande, fuera de su país’.
Códice Maya de México. El libro más antiguo de las Américas hará énfasis en el sofisticado contenido calendárico y la forma en que esta civilización interpretó el cosmos. El manuscrito fue pintado por un solo artista y registra los movimientos de Venus durante sus ciclos como estrella de la mañana y de la tarde, un recorrido que dura 584 días, desde el punto de vista de la Tierra, calculado en este libro a lo largo de 104 años.
La directora del Instituto de Investigación Getty, Mary Miller, sostuvo que, en el marco de la iniciativa ’Pacific Standard Time, Art x Science x LA’, la muestra ’pone el foco en los logros intelectuales y artísticos de los antiguos habitantes de América, para cuestionar y descentralizar la idea de que la ciencia y las matemáticas estaban bajo el dominio exclusivo de las culturas europeas’.
Para el cónsul general de México en Los Ángeles, la embajadora Marcela Celorio, ’es un orgullo que México esté presente en el Museo Getty, a través de esta majestuosa pieza, la cual refleja nuestra historia y es símbolo del orgullo por nuestras raíces prehispánicas’.
La autenticación
Gracias a investigaciones científicas recientes, el Códice Maya de México ahora se considera el más antiguo de los cuatro que han pervivido, hechos por los mayas antes de la llegada de los europeos. En 2017, el director de la BNAH, Baltazar Brito Guadarrama, y la restauradora Sofía Martínez del Campo Lanz, realizaron un estudio inter y multidisciplinario, desde las ciencias naturales y exactas: arqueobotánica, física (datación isotópica), antropología física, química y geología; y las ciencias sociales: iconografía, historia del arte y arqueología.
Bajo una metodología multifocal, la colaboración entre especialistas de la Subdirección de Laboratorios y Apoyo Académico y otras instancias del INAH, de los institutos de Geología y de Química de la UNAM, y del CINVESTAV-Juriquilla, permitió su autenticación plena.
Las evidencias químico-mineralógicas fueron sometidas a técnicas de espectroscopía vibracional para la verificación de materiales (SEMS-ED, Raman, IR/ATR), profundizando así en la imprimatura y los pigmentos aplicados en el códice. Con el uso de estas técnicas, se determinó que la composición de la imprimatura es yeso, basanita y celestita.
Por otra parte, el pigmento rojo es hematita terrosa y especular; en tanto, el pigmento negro es carbono amorfo. Los pigmentos café claro y verde-azul son ’pigmentos híbridos’, constituidos por una fracción inorgánica y otra de tipo orgánica; y en el caso del pigmento verde-azul, se identificaron fehacientemente la palygorskita y el índigo, componentes esenciales del azul maya.