R A F A G A
Jorge Herrera Valenzuela
Mucho me impresionó el oír que un profesor de Derecho dijo a sus alumnos preparatorianos: ¡Ora sí, se encarecerán las mordidas! Y todavía más impactante, leer en la primera plana de un diario que la autoridad estima que multará diariamente a 60,000 conductores de vehículos automotores. Ambas noticias demuestran que los mexicanos estamos para violar el Reglamento de Tránsito, en lugar de pensar en que debemos cumplir con los señalamientos. Mientras se especula que el número de infractores será de cerca de 60 mil, en tan solo 24 horas, se carece de un programa de orientación para los ciudadanos.
Como estamos enterados, el martes 15 del presente entrará en vigor el nuevo Reglamento de Tránsito del Distrito Federal. Sustituye al que operaba desde hace tres años y termina la reglamentación metropolitana que se tuvo con el gobierno del Estado de México, en sus municipios colindantes con la Capital del País. Operarán la Secretaría de Seguridad Pública con 40 equipos de “fotomultas”, que durante las pruebas realizadas captaron en promedio 1,500 infracciones. Es decir, el gobierno capitalino ya se fijó un mínimo de multas. Muchos millones de pesos diarios, si se considera que la multa más baja será de 700 pesos.
Desde luego que es muy importante la regulación del tránsito de más de cinco millones de vehículos automotores (automóviles, autobuses, microbuses, trolebuses, metrobuses, taxis y combis) además de las motocicletas, bicicletas y bicitaxis, que circulan diariamente por el Valle de México. Sin embargo hay un pero, el pero que nunca falta, no hay un programa de orientación, de prevención, de capacitación, a efecto de que el gobierno del Distrito Federal tenga cien por ciento de apoyo en la aplicación de su nuevo sistema para infraccionar a conductores de vehículos.
Las cámaras que estarán instaladas en las principales arterias citadinas, así como en los cruceros de mayor conflicto, tendrán un sistema de acercamiento para detectar a quienes no lleven colocado el cinturón (la medida es aplicable a todos los ocupantes del vehículo), a quienes lleven en la mano teléfono celular, a los que acostumbran ir fumando en el interior del transporte. Es de esperarse que los chóferes de microbuses no escandalicen con el volumen del radio, que no conduzcan con el celular en la mano y que no hagan “bases” donde se les pegue la gana.
El caso de los peatones es muy especial y no está contemplado por ahora. Las personas atraviesan las calles, sin importarles hacerlo “toreando” a los vehículos, en los cruceros el viandante no espera que la señalización le autorice a seguir su camino. No tenemos ninguna cultura al respecto. Rige algo no escrito y que “el peatón tiene preferencia”. Los ciclistas y los motociclistas conducen en sentido contrario, además los motociclistas circulan “culebreando” entre autos y camiones, sin mantenerse en un carril.
Como las infracciones se basan en las fotografías, quienes no estén de acuerdo con la infracción deberán acudir al Tribunal de lo Contencioso Administrativo del D.F., donde los juicios durarán hasta ocho meses; la multa correspondiente tendrá que ser pagada, si ganan el juicio, habrá reparación del daño. El problema mayor, aun no resuelto, está relacionado con los automovilistas y transportistas foráneos, porque no existen datos concretos para cobrar la multa.
Todas las medidas que se apliquen para imponer el orden en la Ciudad de México, son necesarias, les damos la bienvenida, con el deseo de que la autoridad cometa el número de abusos y que no ocurra como con el negocio concesionado de “los gruyeros”, a quienes no les importa atropellar los derechos de la gente. La autoridad siempre se burla de los quejosos y de ello tengo pruebas irrefutables, por si las quieren.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Los miembros de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, autollamados diputados, podrían dedicar tiempo y atención a la reglamentación de tránsito, a efecto de salvar todas las lagunas que existen en el Reglamento?
jherrerav@live.com.mx
