Postigo
José García Sánchez
Cuando alguien es poco ilustrado y pasa de noche las lecciones de gramática, muestra de ello es quien ha adoptado la costumbre de repetir y repetirse a sí mismo que el candidato de su partido es el mejor preparado.
Si desde la perspectiva de la ignorancia se interpreta la imagen de alguien medianamente ilustrado seguramente le parece ’muy preparado’. Es verdad que en tierra de ciegos el tuerto es rey.
Es el caso del líder del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, para quien José Antonio Meade es una persona muy preparada y no se cansa de repetirlo con la esperanza de que en algún momento eso se convierta en verdad.
La preparación es un aspecto cultural general, no se puede hablar de persona preparada a en especialista en alguna actividad que ha dejado de lado la comunicación. Es decir, que si cualquier premio Nobel, de la especialidad que fuere, no sabe comunicar lo que sabe nunca hubiera obtenido dicho reconocimiento mundial.
Una persona preparada, como insiste en llamar Ochoa Reza a Meade Kuribeña, es alguien culto. Y alguien culto, no ha estado sentado en la silla presidencial, por lo menos en lo que va de este siglo.
Pero la responsabilidad de serlo es quien se autodenomina preparado o intenta impulsar a su candidato como alguien así, pero no es posible que el líder de un partido, cualquiera que éste sea, bautice como alguien preparado a su candidato, cuando ni siquiera el propio líder del partido sabe hablar correctamente el idioma materno.
Cansado de repetir que el candidato de su partido está preparado no esconde la ignorancia que lo identifica. Porque alguien preparado es una persona con cultura general que sabe comunicar lo que sabe, lo que siente lo que piensa y Ocho Reza habla de ’la primer alcaldesa’, o sea que seguramente dentro de poco habrá una nueva ’primer dama’. Y repitió públicamente, ’primer mujer senadora’, y reviró inmediatamente ’primer mujer presidente’.
Si Lorenzo Córdova lo hubiera escuchado seguramente se hubiera hecho el disimulado, a diferencia de cuando se burló de los gobernadores indígenas, al momento en que el líder de los grupos Juan Arriaga Ponte dijera ’Yo jefe, gran nación chichimeca, vengo Guanajuato. Yo decir aquí o diputados, para nosotros, yo no permitir tus elecciones’.
Esa fue la causa de una risa incontrolable, pero al escuchar a Ochoa Reza no lo haría porque Lorenzo Córdova es su jefe inmediato. Pero aquí la diferencia estriba en que Ochoa Reza se cree capacitado para calificar de preparado cuando él mismo desconoce la diferencia entre preparado e impreparado, dada su ignorancia evidente que se muestra en la dificultad para hablar bien el español.
Si para él preparado es dedicar la vida a los números y desairar cualquier otro tipo de conocimiento nada hace diferente a un especialista en números, cuentas y cálculos a un plomero, dentista, quienes saben perfectamente cómo hacer su trabajo, pero a la mayoría de ellos no puede llamársele persona preparada.
Entonces si de especialidad se trata y no de preparación, la persona menos indicada para ser candidato para cualquier puesto político de elección popular es la gente especializada porque debe tenerse una visión global, más aún de una realidad social que es el principal problema de México.
Porque en su sociedad están los más afectados por las políticas de los especialistas que carecen de la sensibilidad necesaria para resolver los problemas esenciales de la sociedad y se han dedicado a los números arrojando una realidad que nadie quiere para las nuevas generaciones de los mexicanos del futuro.
