Contexto Político
Por Efraín Flores Iglesias
El priismo guerrerense está esperando ansiosamente la designación de su dirigente estatal. Ya no soportan al gris delegado nacional con funciones de presidente del Comité Directivo Estatal (CDE), José Parcero López, quien debió irse en el mes de marzo, pero por la falta de consenso entre los grupos políticos locales, se ha ido postergando la unción del nuevo líder.
El ex gobernador René Juárez Cisneros y el ex alcalde de Acapulco, Manuel Añorve Baños, son los que pelean esa posición, ya que se creen con todo el derecho de hacer y deshacer en el PRI. En su lucha intestina por apoderarse de la dirigencia estatal, olvidan que puede surgir un tercero en discordia.
Olvidan también que la última palabra la tiene el gobernador Héctor Astudillo Flores.
Si el mandatario estatal no se ha metido en la puja por la dirigencia del partido que lo llevó al poder, ha sido por prudencia y respeto a la militancia priista.
René Juárez quiere poner a Daniel Pano Cruz, pero el ex titular de la Secretaría de Educación Guerrero (SEG) y actual secretario ejecutivo del Consejo de Seguridad Pública del estado, se ve muy apagado. No reúne el perfil para darle pelea al PRD en la elección de 2018; es más nunca ha ganado una elección en las urnas.
Manuel Añorve, por su parte, aprovecha su condición de secretario de Operación Política del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI para impulsar a uno de sus incondicionales. Su carta fuerte es el tecpaneco Celestino Bailón Guerrero, quien ya fue dirigente estatal en el año 2006.
El que ha manifestado su intención de ser presidente del CDE del PRI, es Mario Moreno Arcos, quien es de los pocos priistas que ha ganado en las urnas los cargos que ha ocupado. Dos veces alcalde de Chilpancingo (2005-2008 y 2012-2015), diputado local por el distrito 01 (1999-2002) y dos veces diputado federal (2003-2005 y 2009-2011).
Los que lo conocen refieren que es un excelente operador político y un buen líder para movilizar masas en marchas y mítines.
Sus adversarios le quieren impedir dirigir al PRI, pretextando que tiene el sello del aguirrismo.
Lo cierto es que el tricolor necesita un buen dirigente para hacerle frente a los partidos de izquierda, particularmente al PRD que quiere recuperar terreno en la elección de 2018. No hay que perder de vista que cuando Andrés Manuel López Obrador es candidato a la Presidencia de la República, al PRI le va mal en votos en Guerrero. Las elecciones de 2006 y 2012, son claros ejemplos. El obradorismo y sus aliados se han llevado carro completo en los distritos electorales federales y las dos senadurías, y han ganado en la mayoría de los distritos locales y presidencias municipales.
Si el PRI guerrerense no quiere verse descalabrado en 2018 requiere forzosamente ungir como su dirigente al mejor perfil, independientemente de si es amigo de x o y personaje.
En la elección de 2012 el ex gobernador René Juárez no fue capaz de ayudarle a ganar a Claudia Ruiz Massieu Salinas para llegar al Senado de la República. Ganó él, pero no la hija de su extinto jefe político, José Francisco Ruiz Massieu, quien perdió ante el aguirrista Socorro Sofío Ramírez Hernández.
Aunque, claro, Claudia Ruiz Massieu fue rescatada de su fracaso en Guerrero por el presidente Enrique Peña Nieto, quien por recomendación del tenebroso ex presidente Carlos Salinas de Gortari (su tío) fue designada secretaria de Turismo federal.
Luego entonces, al PRI le urge un líder que sepa unificar a los grupos políticos locales, defender inteligentemente al gobierno de Héctor Astudillo y fortalecer los 81 Comités Municipales.
ENTRE OTRAS COSAS… Ojalá la SEG cumpla en hacer los descuentos correspondientes a los salarios de los maestros disidentes que dejan sus aulas para participar en marchas y bloqueos, y no sea solamente un engaño de José Luis de la Vega Otero, quien se ha caracterizado por ser tibio ante la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG).
Comentarios: E-mail: efrain_flores_iglesias@hotmail.com; Facebook: Efraín Flores Iglesias; Twitter: @efiglesias