Cómo no recordar a don Saúl y aquellas inolvidables tardes de convencía y de amistad que nos entregó a los periodistas de FAPERMEX, allá en San Francisco de Ocotepec, ubicada en Apan Hidalgo, belleza de la hacienda que fue propiedad de la heroína de la Independencia, Leona Vicario y la habitó junto con sus esposo don Andrés Quintana Roo.
Gratas horas de bohemia salpicados de barbacoa de borrego, los tragos con vinos y licores espirituosos se trasformaban en alegres tardes musicales envueltas en un escenario de cultura, arte, historia engalanada de gran vegetación en un espació místico y misterioso.
Como olvidar aquellos largos paseos por la hacienda de San Francisco inundados de exquisitas obras de arte desde la capilla para la oración hasta la cocina, pasando por esos largos corredores, recamaras, la biblioteca, la impresionante y enorme mesa del comedor, los pisos y techos de maderas finas; todo un museo.
El exterior de este patrimonio cultural, los amigos invitados, disfrutamos de la placentera brisa, la paz y tranquilidad que emanan de sus enormes patios y jardines llenos de flora y fauna en aves. En el centro de uno de los jardines, arriba de un pequeño montículo emerge sobre un pedestal la bandera nacional de México.
Que podría yo decir de don Saúl cuando todo está dicho en unas cuantas palabras; este ser humano de su rostro irradiaba y desparramaba amor a la vida y al prójimo. Por supuesto que me congratulo de haber conocido en vida a este gran hombre del que es muy difícil encontrar en estos tiempos de incertidumbre que vive la humanidad…Vaya con Dios estimado amigo.