Estas son las mentiras del reportaje sobre la casa de Carolyn Adams


El reportaje de MCCI es solamente un artículo de opinión, llena de imprecisiones, y que no demuestra absolutamente nada relacionado con corrupción o tráfico de influencias

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Estas son las mentiras del reportaje sobre la casa de Carolyn Adams
Política
Febrero 04, 2022 01:47 hrs.
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Jorge Gómez Naredo | POLEMÓN › Emmanuel Ameth Noticias

Luego de que publicara un reportaje LatinUs y de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) sobre la casa donde habitó el hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador, siendo retomado por diversos medios, desmienten cada una de sus aclaraciones.

El medio de comunicación Polemón desmintió el reportaje de LatinUs y de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) cuyo título es ’Así vive en Houston el hijo mayor de AMLO (Andrés Manuel López Obrador)’.

Aristegui Noticias y Proceso entre otros medios retomaron el reportaje de LatinUs, dando énfasis de que en el gobierno de López Obrador hay corrupción y tráfico de influencias.

De acuerdo con la publicación del periodista Jorge Gómez Naredo, el texto de Latinus y de MCCI es solamente un artículo de opinión, llena de imprecisiones, y que no demuestra absolutamente nada relacionado con corrupción o tráfico de influencias.

Hay que recordar que quienes realizaron el reportaje (Raúl Olmos, Verónica Ayala y Mario Gutiérrez Vega) se tardaron un año en hacerlo (según confesó Olmos a Carmen Aristegui). Buscar unos contratos que no especifica el ’reportaje’ y cierta información en redes que no se menciona ahí, a mí me costó menos de dos horas.

Para quien no ha leído el reportaje, esto es lo que dice a grandes rasgos: afirma que José Ramón López Beltrán y su pareja, Carolyn Adams, habitaron en una casa muy lujosa (con alberca) ubicada en un fraccionamiento muy exclusivo de Houston. Indica que dicha casa fue propiedad de Keith L. Schilling, un alto ejecutivo de la compañía energética Baker Hughes. También menciona que actualmente la pareja vive en otra casa lujosa, que es propiedad de Carolyn.

Estos datos los mezcla con los contratos que Baker Hughes tuvo con Petróleos Mexicanos.

Aunque no lo afirma de forma descarada, el ’reportaje’ supone un conflicto de interés, donde José Ramón supuestamente influyó en que Baker Hughes obtuviera un contrato de Pemex en 2019.

Eso es lo que dice y supone el reportaje. ¿De qué fechas a qué fechas habitaron Carolyn Adams y José Ramón López Beltrán la primera casa (’la lujosa y con alberca’)?

Según el reportaje de Latinus y MCCI, es ’desde la segunda mitad de 2019 y parte de 2020’. Pero, ¿de dónde consiguieron dicho dato?

El ’reportaje’ indica que la pareja se trasladó a vivir a su nueva residencia en 2021 ¿Dónde vivió la pareja ’la otra parte’ del 2020? ¿Cómo supieron los reporteros que comenzaron a habitar la vivienda desde 2019? ¿Qué documento lo prueba?

No hay nada claro en ello ¿Fue a partir de imágenes subidas por Carolyn Adams a sus redes sociales? ¿Esa es una fuente confiable para saber de qué fechas a qué fechas habitaron? Todo es especulación.

Quizás el dato lo obtuvieron en la página TruePeopleSearch, que ubica a Carolyn Solano Adams en la casa 1003 Oakshire Ln, en Conroe, Texas (la supuesta ’mansión’), en septiembre de 2019, y ahora la ubica en Cypress, Texas.

Pero ¿Cómo obtuvieron las fechas exactas? Quienes realizaron el ’reportaje’ no pudieron establecer cuándo fue que se mudaron a la casa y cuándo fue que se fueron. Sólo saben que en septiembre de 2019 vivían ahí, y por un dato de una página web que ’cruza’ bases de datos diversas.

Tampoco se especifica si la casa fue habitada a través de un alquiler (algo que podría ser muy creíble). No se dice, porque los reporteros no lo saben. Pero eso sí, el reportaje, sin afirmarlo, da a entender que la casa fue habitada unos meses como una especie de ’pago de favores’ por un contrato que Baker Hughes tuvo con Pemex. Y eso no se demuestra. Y es en realidad poco creíble. Más bien absurdo. Y veremos por qué. Pero antes, veamos eso de ’las cifras’ de los precios de las casas dadas por el ’reportaje’.



Uno de los elementos que el reportaje indica es el costo de las viviendas. Eso les permite afirmar la opinión de que la vida de José Ramón es opulenta.

Pero veamos. El reportaje afirma que la vivienda que supuestamente comenzaron a habitar en septiembre de 2019 “está ubicada en Oak Estates, la más exclusiva y privada zona del fraccionamiento Jacob Reserve”, y que “se cotiza comercialmente en un millón de dólares” ¿Es esto cierto?

Si uno busca el fraccionamiento, se encuentra, por ejemplo, la página Woodlands Nes Homes, la cual tiene cuatro viviendas en esa zona: ninguna supera el millón de dólares, y varias tienen alberca. Por ejemplo, hay una de 449 mil dólares, que tiene cuatro habitaciones, tres baños y medio, y dos cajones para autos, además de una piscina.



En la página har.com, se ubica una vivienda en dicha zona con un valor de 619 mil dólares.

¿De dónde obtuvieron que la residencia que habitaron unos meses Carolyn y José Ramón tenía un valor comercial de un millón de dólares? Quizás fue de la página har.com, que fue la que se supone vendió la residencia el 10 de septiembre de 2020.

Dicha propiedad tuvo un rango de venta de entre 827 y 947 mil dólares, y fue vendida el 10 de septiembre de 2020, un año después de que la pareja, supuestamente, fuera a vivir ahí. Nunca llegó al millón de dólares, pero el “reportaje” presentado por Latinus afirmó eso.

Aunque la misma página afirma que el valor comercial es sólo de 731 mil dólares.



¿Por qué los reporteros de Latinus/MCCI decidieron poner que su valor comercial era de un millón de dólares, y no de 731 mil dólares?

En Oak Estates, las residencias actualmente a la venta no superan el millón de dólares. En la página Remax.com, se encuentran tres en venta. Ninguna de más de 900 mil dólares.



Sobre la residencia de Oak Estates, el reportaje no menciona el precio catastral, pero sí lo hace sobre la nueva vivienda que -afirman Latinus y MCCI- tienen la pareja Adams-López Beltrán.

El reportaje indica que dicha casa vale 371 mil dólares, pero agrega: “es frecuente que la valuación catastral siempre sea inferior al valor comercial o de mercado”. Además, menciona que en sitios especializados esa casa puede llegar a costar casi un millón de dólares.

¿O sea que el periodismo es subrayar el dato que más le conviene para sus fines? Es decir, pasan el precio de una vivienda de 371 mil dólares a casi un millón de dólares.

Si uno busca en “sitios especializados”, la mayoría de las viviendas en Cypress, Texas, con características similares a la de Adams, no superan los 500 mil dólares.



Es decir, nada indica que la casa propiedad de la esposa de José Ramón cueste un millón de dólares, y nada demuestra que se haya obtenido vía un pago de favores o algo parecido.

Así pues, los datos que tienen en el reportaje son engañosos, y se acomodan para causar el mayor revuelo posible.

En su programa matutino, Carmen Aristegui justificó que el “reportaje” de Raúl Olmos, Verónica Ayala y Mario Gutiérrez Vega tenía valor periodístico porque podía haber un “conflicto de interés” de José Ramón López Beltrán.

Pero, ¿realmente es así? Veamos. El supuesto conflicto de interés, afirman, está en que Carolyn Adams y José Ramón vivieron en una casa que era “propiedad” de un alto ejecutivo de la empresa Baker Hughes, Keith L. Schilling, y que esa compañía, obtuvo contratos con Pemex.

Pero vayamos por pasos ¿Cómo saben los de Latinus/MCCI que dicha casa era de Schilling? No lo dicen. Pero establecen que ahí vivió Carolyn porque -seguramente- lo encontraron en el sitio “TruePeopleSearch”, el cual se presenta como:

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Es decir, su única fuente para afirmar que vivieron ahí es una página web, que “cruza información de distintas bases de datos”, pero que no prueba las fechas exactas en las que la pareja Adams-López Beltrán habitó ahí.

El reportaje da a entender que el que vivieran en dicha residencia fue un “pago de favores” por un contrato que la empresa Baker Hughes firmó con Pemex en 2019. Es decir, la lógica de ese “conflicto de interés” sería ésta: unas supuestas gestiones de José Ramón con su papá Andrés Manuel habrían posibilitado que Baker Hughes tuviera un contrato con Pemex, y como pago, un alto ejecutivo de la compañía le habría prestado su casa para que viviera ahí unos meses.

¿De verdad esa es la lógica del conflicto de interés? ¿No les parece un pago muy pobre el habitar en una casa unos meses a cambio de un contrato millonario?

No hay lógica porque esa especulación que plantea el reportaje es absurda. Y hay muchos documentos y hechos para demostrarlo.

Primero vayamos al caso del “alto ejecutivo”. Se llama Keith Louis Schilling. Nació en 1972 (tiene 49 años).

Ahora bien, qué cargos tuvo Keith L. Schiling en Baker Hughes: Fue presidente de dicha compañía en Canadá desde 2018 hasta 2019. Antes había sido director de ventas y comercio de 2017 a 2018. También fue ejecutivo de Tetra Technologies, desde 2014 y hasta octubre de 2016. De 1995 a 2014 había sido empleado de Schlumberger Limited.

Aquí viene algo importante: Keith dejó Baker Hughes en diciembre de 2019, tres meses después de que la compañía hubiera firmado un contrato con Pemex.

¿Cómo es posible que un ejecutivo que está enfocado en Canadá hubiera influido para que se firmara un contrato en México, y que tres meses después de conseguir un súper contrato, renunciara para trabajar en una nueva compañía?

Schiling pasó de Baker Hughes a Basic Energy Services, Inc en diciembre de 2019. Posteriormente, en octubre de 2021, comenzó a laborar en Aspen Aerogels. Ninguna de dichas empresas recibió contrato alguno del gobierno de México. Raro, ¿no?, ya que Schiling era “la pieza clave” en el tráfico de influencias, según elucubra el reportaje de Latinus/MCCI.

Ojo, un dato más: Schilling fue director de Basic Energy Service desde diciembre de 2019 hasta octubre de 2021. Dicha empresa se fue a la bancarrota en agosto de 2021.

¿Acaso no resulta raro que un alto ejecutivo, que tenía tanta “influencia en el hijo del presidente de México”, y que ya había incurrido en “tráfico de influencias”, no hubiera pedido ayuda a ese mismo hijo del presidente para lograr unos contratos y salvar a su nueva empresa?

Ahora bien, lo más cínico del “reportaje” de Latinus/MCCI es que Baker Hughes opera, desde hace más de 60 años, en México, y ha firmado decenas de contratos con Petróleos Mexicanos.

Si uno entra a la Plataforma de Transparencia, encuentra, por ejemplo, un contrato que se firmó el 21 de marzo de 2017, por un máximo de 356 millones de dólares. Esa vez participaron en la convocatoria siete empresas.

El 15 de marzo de 2018, hay otro contrato, de mil 420 millones de dólares.





El 7 de septiembre de 2018 se firmó otro contrato, de mil 44 millones de dólares como monto máximo.



Baker Hughes también ha perdido convocatorias en el gobierno de AMLO. En mayo de 2020, intentó hacerse con un contrato de Pemex, y no ganó.

¿No resulta extraño que una compañía que es “apoyada” por el mismísimo hijo del presidente no haya ganado todas las licitaciones en las cuales participó?

En el “reportaje” de Latinus/MCCI mencionan que el gobierno de AMLO le otorgó a Baker Hughes un contrato, y da a entender que dicho contrato fue por la “influencia” de José Ramón. Ayer, MCCI difundió sólo una página del documento. Sólo una de 817.

Veamos la historia del contrato.

La convocatoria se lanzó en enero de 2019, mucho antes de que Carolyne Adams y José Ramón habitaran la “mansión” del “alto ejecutivo” de Baker Hughes. El “alto ejecutivo”, es decir, Keith L. Schilling, desde noviembre de 2018 estaba encargado de operaciones de dicha compañía en Canadá. No tenía nada que ver con México.

La convocatoria se publicó el 22 de enero en el Diario Oficial de la Federación. Fue pública, pues.



A partir de dicha publicación, ocho compañías se interesaron e hicieron preguntas o plantearon que se les aclararan ciertas dudas. En total realizaron 194 solicitudes de aclaraciones del concurso. Baker Hughes hizo 58, fue la que más realizó.



A partir del 21 de junio de 2019, se llevó a cabo la recepción de propuestas.

Fueron seis compañías las que presentaron propuestas. De esas seis, sólo dos cumplieron: Dowell Schlumberger y Baker Hughes.



Las otras o no cumplían en sus propuestas, o no fueron solventes.

De las dos propuestas, la que resultó más económica y eficiente fue la de Baker Hughes. Se le preguntó a la otra compañía si podía igualar la propuesta de Baker, y dijo que no.

Aquí la cronología de todo el proceso:



Es decir, el único contrato que Baker Hughes ha tenido con el gobierno de AMLO (antes de diciembre de 2018 hubo muchos más) se hizo en una licitación, de forma transparente, en convocatoria pública.

El reportaje de Latinus/MCCI especula sobre un “conflicto de interés”, lo cual es absurdo.

Los documentos de la convocatoria y de las propuestas ahí están, las fechas, todo. Y además, Keith L. Schilling, el supuesto dueño de la casa donde habitaron unos meses Carolyn y José Ramón, era ejecutivo en Canadá, y no en México.

Pero claro, eso no lo dicen ni Carlos Loret de Mola ni Carmen Aristegui ni MCCI. Y al ocultarlo, mienten. Y eso es una completa falta de ética y evidencian la intención golpista del “reportaje”.

El “reportaje” que presentó Carlos Loret de Mola y que retomaron Carmen Aristegui y Proceso como si fuera una pieza periodística de gran calado y alcance, en realidad es un conjunto de suposiciones con datos que están acomodados para elucubrar.

El reportaje no demuestra ningún conflicto de interés, y muchos menos un acto de corrupción. Lo único que evidencia (con pruebas no contundentes) es que el hijo de Andrés Manuel López Obrador habitó en algún momento una casa con alberca (que pudo ser alquilada), y que tiene una nueva morada en un suburbio de Houston con un precio no mayor a los 7 millones de pesos.

Eso es lo único que prueba el reportaje.

Lo demás, es como un artículo de opinión donde se afirma que no es viable que el hijo del presidente habite por unos meses una casa en Estados Unidos con alberca.

No demuestra conflicto de interés. No demuestra corrupción. No demuestra nada, absolutamente nada.

Sin embargo, ese “reportaje” (el cual duró un año en realizarse, como lo repitió hasta el hartazgo Carmen Aristegui) ha servido para que se especule, y especialmente para atacar el discurso de austeridad y combate a la corrupción de Andrés Manuel López Obrador.

Pero claro, los panistas lo anuncian como si fuera cierto. Un caso patético fue el de Lilly Téllez, quien dijo:

“Mañana propondré en el Senado la creación de una Comisión Especial que analice las posibles conductas delictivas, por parte de José Ramón López Beltrán, hijo del Presidente, y su pareja, por el burdo tráfico de influencias y conflicto de intereses en el escándalo Pemex-Houston”.



El reportaje, y todos los que lo han compartido sin una crítica a su hechura y sus elucubraciones, buscan establecer una noticia falsa. Sí, es sólo una nueva fake news, pero esta vez impulsada no sólo por Carlos Loret de Mola y los de oposición, sino también por Carmen Aristegui y el semanario Proceso.

Lo que da mucha lástima, sinceramente, es que Aristegui se preste a esto. Es inadmisible que ella, con tanta experiencia, no pueda distinguir un buen reportaje de un artículo de opinión vestido de una “gran investigación”.

Que lo hagan los de la oposición, es entendible: su nivel de desesperación es impactante.Con información de PorJorge Gómez Naredo | POLEMÓN

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