“Excelso poeta y nuestro mejor nouvelliste”

Para mi sobrino Luis Bruno Jácome Villagómez, a 15 años de su viaje eterno.

El literato mexicano Amado Nervo -de cuyo impresionante funeral nos ocupamos en la entrega anterior- es uno de los autores más leídos y declamados de América (en México lo hacemos -¿hacíamos?- desde la escuela primaria); está considerado como un representante notorio de la corriente modernista y en su época tuvo gran peso y fama como poeta, prosista y periodista.

Ya en 1906 era calificado como “excelso poeta” y “nuestro mejor nouvelliste”, con un estilo híbrido “mezcla de francesismo y academismo castellano”, según un comentario que aparece en la obra ‘México: 200 años de periodismo cultural’ (Conaculta, 2012), donde Humberto Musacchio presenta una valiosa selección de reproducciones facsimilares.

Mientras que en la antología de más de mil páginas ‘Ocho siglos de poesía’, con que la Editorial Porrúa celebró en 2001 sus cien años de existencia, son reproducidas nueve odas de Nervo que comparten páginas con Muerte sin fin, de José Gorostiza y Piedra del sol, de Octavio Paz, que con Primero sueño, de Sor Juana, son los tres mejores poemas que se han escrito en México, en opinión de Emmanuel Carballo.

Este severo crítico recién fallecido expresa tal juicio en ‘Párrafos para un libro que no publicaré nunca’ (Conaculta, 2013), un titulo que llama la atención por su parecido con ‘Apuntes para un libro que no escribiré nunca’, un inédito del bardo nayarita que Francisco González Guerrero menciona en las ‘Obras completas’ del mismo (Ed. Aguilar, Madrid, 1955).

Y quién sabe si tenga que ver con otro similar: ‘El libro que la vida no me dejó escribir: Antología general’¸ que con una selección de trabajos del personaje, publicó en 2008 el Fondo de Cultura Económica bajo la coordinación de Gustavo Jiménez Aguirre.

En su introducción a las ‘Obras completas’, González comenta que el poeta dejó “en segundo término al prosista” (del periodista nos ocuparemos en otra colaboración) a pesar de que primero fue conocido por una novela, El bachiller, y de que -opinamos nosotros- la prosa introductoria de los versos de su libro póstumo La amada inmóvil, es más estrujante que su poema ‘Gratia plena’, ambos dedicados a Ana Cecilia Luisa Daillez, su compañera de vida que “¡Por diez años fue mía!”. Ella falleció en 1912 y no tuvieron descendencia.

Amado Nervo murió hace 95 años, en la mañana del 24 de mayo de 1919 en el hotel Parque, de Montevideo, Uruguay, que ya no existe o cambió de nombre porque no aparece en una lista de 101 hospedajes de esa capital que encontramos en Internet.

Y aun cuando sus restos están en la Ciudad de México, será Tepic, de donde era oriundo, el lugar en que mejor lo recordarán el sábado próximo. La capital nayarita siente tanto orgullo de su hijo predilecto, como Nepantla, en el Estado de México, de su inigualable Juana de Asbaje.

Por ello desde 2001 se celebra allí el Festival cultural internacional ‘Amado Nervo’ y con el apoyo de la Universidad Autónoma de Nayarit hay un concurso de poesía también con su nombre. En su 89° aniversario luctuoso fue inaugurada una estatua a la entrada de su ciudad natal, y en la casa donde vino al mundo en 1870 existe ahora un museo. Y adivine usted cómo se llaman la plaza principal y el aeropuerto internacional de Tepic. (Concluirá).

PS.- Nuestra congratulación por el premio Príncipe de Asturias a Quino; felicidades, Mafalda, por ese merecido reconocimiento a tu creador y porque nos vienes removiendo un poco la conciencia desde hace medio siglo, aunque haya sido tan breve tu existencia (1964-1973) y no te guste la sopa. También estarán contentos tus papás, además de Felipe, Manolito, Susanita, Miguelito, Libertad y, por supuesto, Guille.