Índice Político.-El engaño y el "regaño"

Fidel Castro y yo

Fidel Castro y yo
Política
Noviembre 28, 2016 12:06 hrs.
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Francisco Rodríguez › diarioalmomento.com

Como escribidor mantuve con Carlos Salinas de Gortari una relación más o menos cordial… hasta que fue nominado candidato de su partido a la Presidencia de la República. Desde ese momento mis comentarios y críticas nos alejaron hasta ya casi el final de su sexenio cuando, inesperadamente, fui invitado por él a acompañarlo a La Habana, Cuba, en una visita de menos de 12 horas en la que, supuestamente, Carlos Slim firmaría un contrato para brindar servicios de telefonía celular en el territorio insular.
Salinas y su comitiva fuimos recibidos por Fidel Castro Ruz en una mansión en cuyos bien cuidados jardines se sirvió un almuerzo. La sobremesa se extendía y extendía. Media hora. Una hora… En la mesa vecina a la que ocupábamos los colegas Beatriz Pagés, Ricardo Rocha, el propio Carlos Slim y quien esto escribe, platicaban, casi en susurros, Salinas y Castro, hasta que un ayudante del comandante se acercó a susurrarle algo al oído. Acto seguido, el entonces Presidente de México y el Primer Ministro cubano se pusieron de pie y, estentóreo, para que todos escucháramos, el visitante dijo a su anfitrión:
—Comandante, voy a presentarle a mi comitiva.
Y al primero a quien llamó para que me acercara fue a mí.
—Así que tú eres el periodista que le pega a mi Presidente Salinas –-me espetó el gigantón uniformado de verde olivo, al tiempo que casi destrozaba mi mano derecha en lo que, definitivamente, no era un cálido saludo.
Le respondí que no lo golpeaba, pues tenía muchos militares rodeándolo y cuidándolo. Que sí lo criticaba, en cambio, ’porque en mi país los periodistas hemos ido conquistando la libertad de expresión’, le dije enfático.
—Mira que es bravo este Francisco –soltó mi mano Castro y volteó riéndose hacia Salinas.
La visita a Cuba fue engaño para Slim. Y pretendió ser de ’regaño’ para este tecleador. Y es que a quien todavía no era el hombre más rico del mundo le había comido el mandado un inversionista regiomontano apodado ’El Manitas’, quien de último momento redactaba contratos y protocolos para ser él quien proveyera de servicio celular a Cuba. Fracasó un par de años más tarde, por cierto. Y el engaño a Slim, a final de cuentas, fue otro favor que a este empresario le hizo Salinas.
Al ’regañado’, ya en el aeropuerto José Martí y en la ceremonia de despedida, Castro volvió a apretarle la mano con toda su fuerza, haciéndole una recomendación: ’Te encargo a mi Presidente Salinas’.
Recomendación que salía sobrando. Nunca he dejado de ’traerlo de encargo’.
(Fragmento de un texto publicado el 16 de agosto de 2010)

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