Primero decían que iban a ganar; luego, que impedirían la mayoría absoluta (simple); ahora, que están conformes con frenar la mayoría calificada de Morena y aliados. Esa ha sido la evolución del discurso de los dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD durante los últimos meses y ha sido la ciudadanía quienes mediante las urnas, les externaron que sus planes eran otros y que tres años de campañas de desprestigio -y hasta de fake news- son insuficientes para olvidar décadas de abuso y saqueo.
Según el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral (INE), Morena y aliados, en su escenario más probable, contarán con 279 legisladores, que no sólo se traducen en una mayoría absoluta -el resto de las fuerzas políticas es incapaz de aprobar o incluso impedir cualquier asunto llevado al pleno-, sino que le otorga a Andrés Manuel López Obrador una mayoría en el Congreso que ningún otro mandatario había tenido para su segunda mitad de gobierno en exactamente 30 años.
Olvidan quienes quieren vender la tragedia como un éxito que en 2018, la alianza morenista tampoco obtuvo la mayoría calificada; si la consiguió, fue gracias a negociaciones postelectorales.
También ignoran que la actual legislatura aún no termina, y que como hacen siempre los partidos, aprovecharán estos meses antes de ser relevados, pues la mayoría calificada de la que ahora gozan les alcanza para las reformas constitucionales que quieran y pueden hacerlo sin dejar de ningunear al PRIANRD, que volverán a ser meros espectadores.
En el PRI-PAN-PRD están obsesionados con negar su realidad. Querían, en voz de Claudio X., el empresario que los unió por la añoranza de los tiempos de despilfarro, el control del presupuesto; les será imposible. Por sí mismos e incluso aliados con MC -el otro partido opositor, pero que no pertenece a su alianza-, no podrán aprobar absolutamente nada, ni siquiera impedir el mayoriteo en un asunto legislativo cualquiera.
Sus líderes nacionales, esos que les prometieron todo y no ganaron nada, en cambio los “quemaron” para siempre con su alianza. Tarde o temprano deberán responder por el fracaso que se acaban de comer y que se extiende a las gubernaturas, donde no sólo Morena se llevó 11 de 15 competidas -y el PT-PVEM, aliados de Morena a niel nacional, 1-, sino que donde compitieron juntos el PRI, PAN y PRD no fueron capaces de levantar una sola victoria, se quedaron con un saldo de cero.
ATIZOS
*Y si a lo anterior les hacía falta una noticia todavía peor, decir que las elecciones intermedias son un termómetro para la alternancia, así lo han sido las últimas tres décadas; en otras palabras, 2024 ya está también perdido para el PRI-PAN-PRD y con ello su agenda para volver al ejecutivo federal se recorre por lo menos hasta 2030.
*Los dirigentes nacionales de los partidos, mucho antes que nosotros, tuvieron información sobre las tendencias y lo que se esperaba de estas elecciones. Si decidieron mentir, vendiendo espejos para ocultar fracaso, es porque es lo único que saben hacer -no faltó el incauto que en sus limitaciones les creyó-.
Así pues, incluso en la derrota son miserables hasta con los suyos, dándoles esperanza donde no la había.
