R A F A G A
Jorge Herrera Valenzuela
Un nuevo audaz golpe político acaba de dar el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador, con el propósito de llamar la atención de los católicos mexicanos y acrecentar su campaña para alcanzar, en 2018, la Presidencia de la República, tras las dos derrotas que ha sufrido en esa misma búsqueda. “El Peje” sigue demostrando su habilidad para figurar en el primer plano noticioso.
En forma sigilosa, sin anuncio alguno, Andrés Manuel emprendió su primer viaje al Viejo Continente y con un destino previamente programado junto con sus más íntimos colaboradores: El Vaticano. Supuestamente era uno más en la Plaza de San Pedro, entre los miles de peregrinos que acuden a la audiencia general, de los miércoles, que concede el Papa Francisco.
De pronto, López Obrador cumplió otro punto más de su proyecto: “se coló” hasta quedar cerca del guía de la Iglesia Católica, lo cual es producto de su tenacidad, porque nada fácil es conseguir un espacio próximo al paso de Su Santidad. Se nos asegura que el obstinado candidato presidencial arregló, con anticipación y tal vez desde México, el que tuviera esa oportunidad sin que pareciera como una audiencia privada.
El siguiente paso fue saludar al Papa Francisco, con su acento tabasqueño. Le entregó una medalla con la efigie de Fray Bartolomé de las Casas e hizo entrega de una carta, como las que se acostumbra, en nuestro país, dar a los políticos cuando andan en campaña o a los funcionarios en sus giras de trabajo. Pero, el pero que nunca falta, Andrés Manuel no hizo ninguna petición personal, sino un mensaje de reconocimiento a lo que ha hecho el sucesor de San Pedro.
En esa carta, según trascendió, López Obrador aseguró al Pontífice Francisco que su primera visita a tierras mexicanas “será de gran aliento para nuestro pueblo” y consideró el tabasqueño que el mensaje papal será un “mensaje espiritual (que) ayudará a que no se pierda la fe en la justicia y a mantener encendida la llama de la esperanza”.
Desde luego que nuestro personaje, que afirma “la tercera es la vencida” en su carrera para vivir en Palacio Nacional, no omitió el mejor pensamiento para el Papa Francisco y en su misiva le escribió: “…mi más sincero reconocimiento a su labor no solo como representante de la Iglesia Católica, sino como un Papa misionero y de verdad cristiano”.
El texto no fue muy extenso, pero López Obrador no perdió la oportunidad de llevar agua a su molino y seguramente, especulo yo, el Papa Francisco recordó las palabras que Jesucristo dijo a los Doce Apóstoles: “Ya saben que los jefes de las naciones, las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen”.
Mientras tanto en la Conferencia del Episcopado Mexicano brotaron las inquietudes, por la politización que está adquiriendo la visita de Francisco, como Jefe de Estado y como líder mundial de los católicos. Los jerarcas católicos habrán de coordinarse muy bien con el Gobierno Federal, máxime que se oficializó la invitación del Senado de la República para que el Papa ocupe la alta tribuna parlamentaria y dirija un mensaje al pueblo de México.
Por otra parte no debemos olvidar que el joven senador guerrerense Armado Ríos Piter, fue el primero en dirigir una carta al Papa y de lo cual nos ocuparemos, en este mismo espacio, en próxima entrega, porque también encierra conceptos importantes. Así como referiré lo de la misa en la Basílica de Santa María de Guadalupe y el viaje a Ciudad Juárez, Chihuahua, únicos puntos confirmados en el programa que desarrollará el ilustre visitante.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿Andrés Manuel será invitado oficial a los eventos que tendrán lugar el próximo febrero, cuando nos visite el Papa Francisco?
jherrerav@live.com.mx
