Gobernados vs gobernados

Estamos acostumbrados a las malas noticias que hacemos como tradiciones propias. Situaciones normales del país. Así el hecho de que cientos de miles de jóvenes se queden sin estudios ante la reducción de presupuesto en las escuelas públicas es natural para mucha gente, en lugar de pugnar por el incremento de presupuesto que redunda en más planteles, mejores y más profesores, más espacios, áreas verdes dentro de las escuelas, más carreras, etc.
Es normal para muchos mexicanos también el hecho de que quien se manifiestan en las calles lo hacen por dinero o por manipulación. A pesar de que la gran mayoría de los mexicanos viven una realidad adversa, nadie puede llegar a pensar que las manifestaciones callejeras son auténticas expresiones de inconformidad.
Los medios electrónicos, acostumbrados a hacer de lo no deseable una tradición de conformismo, no hablan de las causas de las manifestaciones callejeras sino del caos vial que provocan. De tal suerte que muchas veces se esconde el verdadero motivo de las marchas. Si se hiciera una encuesta seria, más de 90 por ciento de los mexicanos no estaría conforme con la actual situación del país, pero una gran minoría no se atreve a expresar esa inconformidad por comodidad y temor, en ese orden.
Cada manifestación callejera representa un problema no resulto por la administración pública que desde hace varios años no se caracteriza por su eficiencia y menos aún por su honestidad. La perspectiva tergiversada de los medios y la mal intencionada percepción del gobierno capitalino y federal respecto a las expresiones de inconformidad de los mexicanos reducen las exigencias sociales a números y cifras que esconden, con toda mala intención, el verdadero origen de la inconformidad social, pero sobre todo enfrenta a inconformes contra inconfomes mientras los beneficiarios del estado de cosas están unidos y su única labor social es echar a pelear a pobres contra pobres, gobernados contra gobernados.
Dentro de este contexto de diluir la protesta social a número especialistas del transporte señalan que la ciudad de México vive un colapso vial, con pérdidas económicas hora-hombre y consumo energético de hasta 80 mil millones de pesos al año.
Esto, dicen, provoca el llamado ’traslado doloroso’ a usuarios de transporte público y automovilistas.
Un ejecutivo de la Unión Internacional de Transporte Público y presidente de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad, Jesús Padilla Zenteno, explicó que debido a ese colapso, la gente en lugar de invertir 30 minutos en sus traslados lo hace hasta hora y media. Pero no habla de la pésima calidad del transporte público que llega a niveles inhumanos, en el Valle de México, simplemente muestra sus vehículos como parte del paisaje urbano.
Resaltó que una de las principales problemáticas en torno a la movilidad, es por la vivienda en la capital del país, ya que la gente ha tenido que comprar sus casas fuera de la ciudad y ahora en lugar de invertir en el traslado a sus trabajo seis kilómetros, lo hacen desde 30 kilómetros de distancia. Pero no habla del alto costo de las rentas ni de la inseguridad que se vive en esas ciudades dormitorio.
Agregó que ’los automovilistas y los usuarios del transporte público, pueden llegar a perder en representación monetaria del valor del tiempo perdido, hasta 30 mil pesos anuales, por estar entrampados en el congestionamiento’.
Con lo cual quieren ahora convencer a los usuarios del transporte público que deben aceptar las nuevas tarifas que ellos plantean imponer, prácticamente sin mejorar la calidad del transporte.
Las pérdidas hora hombre no las padecen los trabajadores sino la producción. Pero ellos al aumentar la tarifa la cargarán a los empleados los nuevos precios y no a los empresarios. Cuestiona de acostumbrarse a ver las cosas al revés.