Postigo
José García Sánchez
El Pacto por México, firmado a unos días de que Enrique Peña Nieto tomara posesión pareciera extenderse más allá del mero compromiso antipopular y autoritario de aprobar las reformas estructurales implicaba la consolidación de la impunidad para la clase política.
El caso del gobernador perredista Graco Ramírez es un ejemplo claro.
Graco recibió el apoyo del PRD y del resto de gobernadores emanados de ese partido, incluyendo al Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, fue por su decisión de establecer el Mando Único en los 15 municipios que faltaban en Morelos.
En los momentos más críticos de la administración del tabasqueño, se reunieron con él, a puerta cerrada, cuatro gobernadores y el presidente nacional y ese híbrido de la política mexicana llamado Agustín Basave Benítez, para apoyarlo.
Las discusiones con el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, el asesinato de la Alcaldesa de Temixco, Gisela Mota Ocampo, los improperios contra personajes relacionados con el espectáculo, la opinión pública de Morelos y del país en contra, no le hicieron nada a Graco; al contrario tuvo el apoyo de los perredistas y la anuencia silenciosa del gobierno federal.
Ahora, Jesús Alejandro Vera Jiménez, Rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos exige a Graco someterse a un referéndum para que los morelenses decidan si se va o se queda, y el Grupo Parlamentario perredista en el Senado de la República le retiró su apoyo.
La decadencia de Los Chuchos, al interior del PRD y una militancia que se siente traicionada por la firma del Pacto por México y una población que ya no cree en su gobernador luego de que se fusionara con personajes de triste y sucia trayectoria como el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Los Chuchos son la fortaleza de Graco, pero lo que requieren, dentro y fuera de las filas perredistas, es fortaleza. La llegada de Basave, no fortalece a Los Chuchos, simplemente sigue por el camino de la negociación, la sumisión y la cesión de espacios e ideas, al pronunciarse a ultranza a favor de las alianzas electorales.
Así, el nuevo líder del PRD, surgido de las filas del PRI, gente cercana a Carlos Salinas y de consistencia ideológica y partidista bastante irregular, desgasta con su sola presencia a un PRD que se considera lo suficientemente sólido como para darle apoyo a un gobernador más endeble todavía que el partido que lo impulsa.
Resulta inexplicable el apoyo del PRD a Graco sin tomar en cuenta que el PRD es un aliado secreto per permanente del PRI. Graco apoyó la reforma energética en momentos en los que el entonces líder nacional perredista amenazó como realizar una consulta popular que echara abajo la reforma energética. Pero ni Graco rompió con el PRD ni Jesús Zambrano, movió un dedo contra la reforma.
La inseguridad creciente en Morelos, el nepotismo que practica diariamente la represión practicada contra los movimientos sociales que están contra sus disposiciones, incluso el propio rector de la Universidad asegura haber sido amenazado de muerte por gente de Graco.
Graco Ramírez fue descubierto por el diario The New York Times al estar implicado en las corruptelas de Walmart que da cuenta de la corrupción entre funcionarios de la cadena y personajes públicos en México. Uno de los casos es el de Teotihuacán, donde se pagaron 221 mil dólares para abrir cinco tiendas.
En enero de 2013, legisladores estadounidenses revelaron correos electrónicos probatorios de que Mike Duke, Presidente ejecutivo de Walmart Stores Inc., estaba informado desde 2005 sobre la corrupción en México. Ahí se responsabiliza a Graco de recibir sobornos para que la cadena de tiendas construyeran sin problemas y en corto plazo.
Graco es vulnerable, incluso endeble, pero si el gobierno federal quiere seguir teniendo el apoyo del PRD, aunque sea de manera soterrada, debe sostenerlo en el poder, a pesar de todo.
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