En las Nubes

Grandeza Espiritual

Grandeza Espiritual
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Enero 07, 2016 16:03 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Intentaremos hacer una breve reflexión sobre nuestro párroco. El hombre nacido en Cuauhtémoc, Chihuahua, hace 42 años. Y que hoy, hace doce, recibió su ordenación sacerdotal. Sí, de Francisco Gerardo Maldonado Hinojos.
Reconocemos con él que la amabilidad es siempre un claro exponente de madurez y de grandeza espiritual, dado su carácter universal. Pero además integradora por su cálido acercamiento a la feligresía del Señor del Campo Florido, nuestro templo. Nuestra Iglesia. Aquí, en el fraccionamiento La Florida, Naucalpan.
Lo atribuimos a la herencia familiar: Octavo de once hermanos, de los que viven nueve. Y, por supuesto de sus padres, doña Guadalupe Hinojos de Maldonado, que a sus 76 años, y a don Rubén Maldonado Chávez, ya extinto, reciben las bendiciones de los que rezamos diariamente.
Desde el Seminario de Los Remedios, Diócesis de Tlalnepantla, en donde estudió, supo Francisco cultivar la bondad, la sabiduría y la amistad. Así lo confía su maestra de español del primer año en el seminario, doña Ana María Rodríguez viuda de Barroso.
Asimiló también desde su corta edad, la historia del martirio y muerte, durante la guerra cristera, del sacerdote, hermano de su padre, hoy en los Altares como San Pedro de Jesús Maldonado.
En doce años sacerdotales ha logrado reunir la verdad, la filosofía y la comprensión. Es decir, lo que gobierna el carácter, el lenguaje y la conducta. Hemos comprobado, que aprecia la cordialidad, la decencia, la ética. Que comparte plenamente con la alegría habitual de su juventud.
Defiende y aconseja el honor, la unidad familiar, la amistad y la ayuda a los débiles. Es pleno en su ministerio, así de simple.
Ese es en síntesis nuestro Ministro de Culto, el párroco Francisco, que por designio divino y claro, humano, nos ha llegado como viento fresco a reforzar la fe, que sus mayores nos enseñaron. Y nuestros padres nos inculcaron.
Por último con nuestra felicitación, un consejo, querido confesor y amigo:
“En la juventud se aprende. En la vejez se entiende”
Craveloygalindo@gmail.com.

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