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Sergio Enrique Castro Peña
A pesar de las erratas que día con día comete el presidente actual en sus citas ’mañaneras’, todavía no se nota ninguna reacción de la llamada oposición. Las razones pueden ser muchas, pero sobresale una porque denota otro problema de la democracia, la ’real existencia de la libertad de expresión’. Señalamos el término ’real existencia’, porque entre el retorno a un PRI recargado que es el gobierno de López Obrador, el control sobre la prensa se da por las anteriormente señaladas ’mañaneras.’ Mediante este control sobre las supuestas ’conferencias’, el presidente define no solamente los temas, la importancia que se les debe dar, sino también la vigencia de estos, dejando al conjunto de los medios únicamente una función somera, la de difundir esas conferencias, ’analizarlas’ y validarlas dejando fuera de su temática cualquier cosa que no haya sido tratado por el presidente, con su valorización correspondiente. Nada es importante, nada es digno de ser difundido o difundido sino forma parte de lo tratado por el presidente en la mañanera.
En su objetivo de alabanza algunos comunicólogos metropolitanos, pertenecientes a los medios principales insisten en señalar que el presidente es un ’genio de la comunicación,’ probablemente sea cierto o quizás no, pero, lo que sí es verdadero, es que quien compita en cualquier rama y no tiene enfrente, en este caso por órdenes suyas, a un competidor, terminara siendo un genio en su ramo, un monopolista de la comunicación y de la verdad. Pero, de igual manera, no debemos olvidar, que la historia está repleta de personajes que en su afán de auto alabarse, lo primero que hacen es tomar el monopolio de la información, ya sea no dejando hablar a nadie, prohibiendo hacerlo o bien, simplemente, ocupar el tiempo y los medios con su participación sin fin para que nadie pueda en realidad usar esos medios. Porque ’el que controla el micrófono’ controla la reunión y, nosotros diríamos, la verdad de los mensajes.
Con lo anterior, podemos decir que la pérdida constante de las libertades, cualquiera que estás sean, se inician con la de poder expresar lo que realmente creemos. El presidente, si quiere demostrar que es un demócrata y está a favor de la democracia, lo primero que tienen que hacer, no es repetir constantemente su carácter democrático, su ética fuera de toda discusión, su moral sin tacha, basta con que comparta el micrófono para que otras voces tengan la oportunidad de utilizarlo y puedan enviar sus mensajes, a su favor o en contra, mientras esto no suceda todo será una charada de democracia. Los medios de comunicación deben comprender que no son simples cajas de resonancia de los mensajes del presidente, incluyendo sus chistes, ocurrencias y dichos. Su responsabilidad es hacer valer la libre expresión, porque si claudican en su función de ser la voz de la conciencia del poder y ponen en primer lugar su lucha por su existencia o supervivencia económica, no existe poder fuera de ellos que pueda hacer que la fuerza política del gobierno rectifique sus desvaríos que en un momento dado afectan a una gran parte de la sociedad. Los medios de comunicación <prensa escrita, radial, televisiva o de redes sociales, entre otras> se les conocía como el ’cuarto poder’, pero al inicio de este sexenio algunos medios, públicamente expresaban su renuncia a ejercer dicho poder, argumentando su inexistencia, y aceptar calladamente la supeditación al poder vigente.
Actualmente en México, se vive un período en donde hay una oportunidad de rectificación en las elecciones federales del 2021. En ellas, se renovará la Cámara de Diputados y el control, de la misma. El presidente sabe que si pierde la Cámara de Diputados, que es donde de origen se elabora el presupuesto de ingresos y el de egresos, su poder de negociación con los otros poderes se verá disminuido y tendrá que cambiar o modificar su estrategia. Lo anterior, nos señala el por qué, en cada cambio legislativo el ejecutivo y sus jilgueros insisten que son irreversibles, olvidándose en señalar que las leyes anteriormente modificadas también estuvieron en dicha situación. Sí se pudieron cambiar en ese tiempo, también se podrán cambiar ahora y mañana posiblemente más.
Uno de los ejemplos más señalados de la forma en que le gusta actuar, a decir de Joaquín López Dóriga el ’presidente más poderoso del México moderno’, lo tenemos frente a la problemática del sector salud. El primero, se tiene con el programa que pretende sustituir al Seguro Popular el llamado INSABI (Instituto Nacional para la Salud y Bienestar), en el cual se denota la improvisación y la falta de reglas de operación. Se elimina el Seguro Popular que a pesar de todo ya estaba funcionando y, de acuerdo, a la información disponible cubría a una buena parte de la población que no gozaba de los beneficios del sistema formal de salud. Además, de acuerdo, a sus funciones ya contaba con un fondo de ochenta mil millones de pesos, de los cuales, al ser sustituido por el INSABI la mitad de dicho fondo fue sustraído por el gobierno. Ponemos a su consideración el ejemplo del INSABI porque denota vívidamente la forma de actuar y de evaluar las acciones de gobierno que inciden directamente en la población, en este caso, el de la salud. A lo anterior quisiéramos señalar, la razón que dio el presidente para desconocer el acuerdo obtenido por los gobernadores del PAN con el secretario y subsecretario de Secretaría de Salud: ’no tenían suficiente experiencia política’. Todo lo acordado, entre las autoridades gubernamentales y los gobernadores no tenían ningún valor, solo la voluntad presidencial.
Al poner a su consideración lo anterior, es simplemente para señalar que la escala de valores del presidente que mostró con la desaparición de las guarderías es la misma para con otros niños, estos enfermos de cáncer, o para todos que requieran atención médica, o simplemente quieran manifestarse para expresar su dolor y preocupación por familiares que han muerto asesinados y, no se ha resuelto su crimen, al calificar su marcha de protesta como show. Si para alguien existía alguna duda, que para el presidente el México que existe es aquel que acepta lo que él dice y hace, una especie de México-Platónico, ese es el único México. Así ha sido López Obrador, para algunos un ’animal político’, todo lo mira desde una óptica política y, para otros un aprendiz de déspota, poco ilustrado. Esperemos que ese animal, que se empieza a mostrar en toda su expresión, no sea como aquel que, hace cerca de dos años describiera un historiador quien nos contaba sobre lo acontecido en otros lares, hace mucho tiempo, en donde dicho animal terminó siendo una serpiente que salía del cascarón.
Se acepta que un programa que no ha funcionado eficientemente se debe eliminar, pero esa eliminación debe hacerse mediante un proceso en donde se dé un tiempo para que el programa que se elimina tenga el tiempo necesario para ser liquidado. Una liquidación no solamente implica el deseo del que toma las decisiones, en este caso el presidente, también el personal y los bienes implicados, pero primordialmente su personal porque de su trabajo depende el futuro de él y sus familias. No considerarlos, olvidando también su experiencia y eficacia anterior no puede significar una cosa. Al presidente no le interesa ni su situación actual, ni la futura, tampoco la contribución que esas personas pueden coadyuvar al crecimiento, sin hablar del desarrollo y el bienestar del país. La frialdad que el presidente muestra con algunos hechos que no pueden ser utilizados, políticamente hablando, por él, hay que agregar un tema que muestra una escalofriante indiferencia y, este es, el económico. Pero, ese será el tema en las siguientes entregas.
Se acepta que existen tres variables que son fundamentales en la evaluación de la gente sobre el desempeño de un gobierno: la seguridad, la economía y la salud. Con esto no pretendemos eliminar la importancia de las otras actividades que tiene que realizar el gobierno para el buen funcionamiento de la gobernanza, pero si tienen en común ciertos aspectos como: la inmediatez, la amplitud y los efectos <adversos o positivos>. La falta de cumplimiento de un gobierno sobre su responsabilidad de proporcionar seguridad a la población de un país se comienza a sentir inicialmente como algo excepcional evolucionando a una situación insostenible. La amplitud nos señala que su presencia se identifica inicialmente en un punto pequeño del espectro nacional, que se va ampliando, poco a poco, hasta cubrir a todos o, a la mayor parte, de los puntos identificables. Siguiendo el ejemplo de la seguridad o inseguridad, al principio puede ser identificable una zona con una violencia tal que llame la atención de los medio de difusión nacional, hasta convertirse, en el menor de los males, en temática periodística y, en el mayor en una replica que se difunda a nivel nacional.
Con respecto a los efectos que al final de cuentas, es lo que incide, no solo en la gobernanza sino también a la sociedad en su conjunto, dado que la falta de seguridad <creada o heredada> es producto de la incapacidad del gobierno de cumplir con su parte del contrato social vigente. La primigenia razón de la existencia de un gobierno, a lo largo de la historia de las civilizaciones, es la promesa o compromiso de proporcionar seguridad a su población de sus bienes, de su vida, por tal motivo la población le otorga limitada y momentáneamente su libertad. En otras palabras, si en una sociedad no existe un gobierno con un sistema de seguridad que garantice el buen desempeño de la actividades normales, hablar de las otras responsabilidades del poder es tratarlas parcialmente o tendenciosa de los objetivos de la obtención de una sociedad segura. De la importancia que el actual gobierno le está prestando a los temas económicos y de salud será el tema de nuestras siguientes entregas.
Añadido1: López Dóriga al señalar al presidente López Obrador como el presidente más poderoso, se le olvida mencionar que, también, existieron otros presidentes tan poderosos o más que él, pero que respetaron realmente las libertades a los ’otros poderes’ y no los tomaron como meras marionetas en malas representaciones de la división de poderes, pero con mucho acercamiento. Tan cerca, que ya no se ve la división.
Añadido 2: Después de cena-extorsión de los empresarios con el presidente, se anunció que los primeros comprarían mil quinientos millones de pesos de cachitos de la rifa-tanda, quinientos millones menos de la meta y, por el segundo, se informó un incremento de la inversión en obras por doscientos mil millones de pesos. Uno gano en la prensa y su base, los otros en sus bolsillos. La pregunta es: ¿Cuál de los dos cumplirá y, con cuanto?
