Opinión

Hablemos de Trump o de ’la guerra del siglo XXI’/ I de III


Hablemos de Trump o de ’la guerra del siglo XXI’/ I de III
Periodismo
Diciembre 08, 2016 05:37 hrs.
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Sergio Enrique Castro peña › guerrerohabla.com

Los acontecimientos ya sean los de la vida cotidiana o aquellos que nos impactan a toda la sociedad en su conjunto tienen sus causas, en ocasiones muy evidentes y en otras no tanto. Sin embargo, de nosotros siempre dependerá tomar las previsiones, en lo posible, y las acciones que puedan contribuir a evitarlas o amortiguarlas. De igual forma, esos acontecimientos siempre producen hechos que deben ser evaluados seriamente, determinar las causas y consecuencias, positivas o negativas, nuestras acciones u omisiones y las enseñanzas que aprovechamos o ignoramos. Porque mucho dependerá de cómo accionemos o reaccionemos , lo que nos habrá de llevar a tomar medidas, a nosotros y a las autoridades, que nos permitan definirnos como país.
Para entender el presente, la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y darnos una idea de cómo puede ser el porvenir, y cuáles serían los efectos, políticos, económicos y sociales que esta situación pueda tener en el desarrollo futuro de nuestro país, es recomendable buscar lo que nos dice el pasado y tratar de interpretarlo. La interpretación, es una guía de muchas aristas pero al fin, una guía. En este contexto, le recomendamos releer los artículos, acerca de las relaciones de México y Estados Unidos en los siglos XIX y XX, publicados por el historiador Coahuilense el doctor Rodolfo Villarreal Ríos.
El doctor Villarreal, centra su estudio en las relaciones del gobierno de México con las diferentes administraciones, Demócratas y Republicanas, de los Estados Unidos. En ellas habrá de encontrar algunos puntos que pudieran explicar el porqué de los resultados electorales que resultaron contrarios a la opinión de la gran mayoría de los ’analistas’ y ’encuestadores’ nacionales y extranjeros, principalmente norteamericanos, quienes daban que en las elecciones presidenciales, en ese país, la candidata demócrata Hillary Rodham Clinton ganaría al candidato republicano, holgadamente. En adición, hemos de mencionar que el doctor Villarreal Ríos, fundado en sus análisis apartidistas, siempre sostuvo que los expertos, encuestadores y opinadores, de aquí y de allá, insistían en no tomar en cuenta el ’humor’ de la ciudadanía y la presencia de un voto ’obscuro’ que no se manifestaba por temor a ser calificado de racista, pero que de transformarse esa combinación en ciudadanos saliendo a votar, ello favorecería y determinaría el triunfo del candidato Trump, la cual al final así sucedió. De la reacción, de los ’analistas’ nacionales que fallaron en todos sus pronósticos, no vale la pena señalarlos, ni mucho menos sus cortinas de humo para deslindarse de su ignorancia, de igual forma, en su afán de hacernos escenarios catastróficos sobre el impacto que tendrá en nuestra economía, los indocumentados, el TLC y, de alguna manera en las próximas elecciones. Como solución a los problemas por venir, nuestras clases gobernantes, las del poder real, quieren hacernos creer que nosotros también somos como ellos y, por lo tanto, debemos estar unidos. En pocas palabras como decía un viejo eslogan: ’Lo hecho en México, está bien hecho’.
En este entorno, es conveniente que en aras de lograr una perspectiva más amplia de cómo el mundo se ha comportado ante las crisis mayúsculas y lo que de ellas debemos de aprender, es conveniente dar una revisión a lo acontecido al final tanto de la Primera como de la Segunda Guerra Mundial. Ahora si, como dicen por ahí, empecemos por el principio.
Con la recomposición de un nuevo equilibrio de fuerzas al término de la Primera Guerra Mundial, también surgieron y se cimentaron cuatro modelos, fundamentados en las corrientes filosóficas, surgidas durante los dos siglos anteriores, político-económicas: (a) el capitalismo, con el fundamento inicial del liberalismo, la libertad del individuo, entre menos estuvieran restringidas las acciones políticas como las económicas, se liberaría la capacidad creadora de los ciudadanos y por lo tanto la inversión, la producción nacional, mayor generación de empleos- mejor remunerados y con ello la producción en serie, un sistema financiero basado en el valor de las acciones que se determinaban en la bolsa de valores y un mercado fundado en el consumo y el paradigma electoral de la democracia; (b) el modelo comunista, con un partido político único y la propiedad y definición de todo el proceso productivo y distributivo en manos del Estado y bajo la tutela de un líder fuerte; (c) una economía mixta en donde el poder político estaba monopolizado en un solo partido, pero con un sistema de cooperación entre los integrantes de los procesos de producción y distribución, en el cual la definición de las necesidades las determinaba el Estado y los procesos de producción y distribución caían dentro del ámbito privado, pero igualmente también bajo la tutela de un dirigente incuestionable; y, (d) un sistema de economía mixta, en el que existían una diversidad de partidos políticos, una economía productiva y financiera con la participación, por lo menos inicialmente, del sector bancario, comercial e industrial privado, el obrero, con sindicatos con fuerza política en la toma de decisiones y el gubernamental.
El primer modelo, se identifica principalmente con los Estados Unidos y con Inglaterra como los grandes beneficiados del resultado de la primera Gran Guerra. Francia, a pesar de constituir un miembro relevante de los ganadores, su insistencia de incorporar su visión revanchista al contenido de los ’Tratados de Versalles’, no solamente afecto al desarrollo de Alemania sino que tuvo un impacto negativo en la recuperación del comercio en los países de Europa continental y por lo tanto en la misma Francia. La predilección de Inglaterra por el sistema capitalista provienen de dos fuentes: la primera es filosófica cuyos principales pilares eran John-Baptista Say, Adán Smith, John Stuart Mill, Thomas Robert Malthus y David Ricardo. La segunda, fue económica productiva, al realizarse la ’Revolución Industrial’ y el sistema de producción en masa y, su política expansionista y colonialista. En cuanto a Estados Unidos, que desde sus inicios estuvieron ligados, la consideran su ’madre patria’, adoptaron de ella su sistema económico en lo referente al campo financiero, comercial, de producción y de una política expansionista.
En relación, al segundo modelo, que también proviene del pensamiento del siglo XIX, principalmente de las ideas de Karl Marx y Friedrich Engels, en el libro ’El Capital’ escrito por el primero y el ’Manifiesto del Partido Comunista’ realizado en coautoría, lo cual se materializaría en la construcción de la URSS y su sistema de planeación central, que de acuerdo a algunos politólogos pudo sobrevivir al resultado favorable de la Segunda Guerra Mundial, recursos que pudo utilizar para lograr una mayor industrialización y solventar un aparato burocrático de control no solo en el campo político, sino de igual manera en cada uno de los aspectos de la vida del país, científico, tecnológico, social, artístico entre otros.
El tercero, es producto del ascenso al poder en Alemania del Partido Nacional Socialista, lo que comúnmente conocemos como Nazi, principalmente por dos fenómenos económicos productos de la miopía, de acuerdo al renombrado economista Keynes, de las naciones triunfantes de la primera confrontación, al exigirle, a Alemania, un pago oneroso por reparaciones de guerra. El primer fenómeno fue una inflación galopante sin precedentes. Para tratar de combatirla, el gobierno recortó su gasto, para equilibrarlo y ’darle viabilidad a la economía’, cualquier similitud con nuestra realidad es mera coincidencia. A la par se presentó un fenómeno externo, los bancos estadounidenses retiraron sus capitales de Alemania para hacer frente a la recesión que se les presentaba en su propio país. La consecuencia fue que Alemania se quedó sin las divisas necesarias para hacer frente a los pagos de las compensaciones de la guerra. Ello dio por resultado una inflación terrible, seguida por una recesión que la dejo sin expectativas viables a corto plazo. Ante esto, surgió una inconformidad generalizada en un campo fértil para el surgimiento de un demagogo con un discurso señalando culpables, supuestos o no, y una vía nacionalista que aglutinaba y coordinaba todas las fuerzas productivas con un solo objetivo- primario: la recuperación de Alemania. En esto iba no solamente el aspecto económico, sino también el militar y el reconocimiento del lugar que deberían tener en el ámbito internacional y la recuperación de los territorios perdidos al momento de firmar los ’Tratados de Versalles’. El huevo de la serpiente había sido fertilizado, cimentando el modelo de una economía en manos de una iniciativa privada servil, con un solo partido y un líder fuerte e indiscutible en todos los aspectos de la vida nacional, el social, el económico, el productivo y, por lo consiguiente en lo político.
El cuarto modelo, está basado en la existencia de una economía mixta, con diferentes matices, en donde no solo se mezclan las ideas de modernidad con su excesivo consumismo, aunado a las tradiciones más arraigadas frente a la responsabilidad del individuo ante la sociedad, ante su país. La economía y las empresas anglosajonas tienen como finalidad última la maximización de las ganancias; mientras que las economías orientales, primordialmente Japón y China, exaltan los valores comunitarios, la responsabilidad social de los grupos productivos, laborales y gubernamentales, el trabajo en equipo y, sobre todo, bajo objetivos y estrategias grupalmente aceptadas. Bajo esos términos operó el mundo entre 1919 y los finales de los años treinta. Aunado a ello, y con la finalidad de tener una comprensión mayor sobre lo que posiblemente nos depara un cercano futuro, vale la pena, muy brevemente, el desarrollo del funcionamiento del modelo que siguieron las relaciones políticas, comerciales y económicas los países a nivel internacional, en la segunda parte del siglo XX y lo que va del actual el cual está centrado.
Como una respuesta, al reto de reconstruir a Europa de los daños ocasionados por la Segunda Guerra Mundial, al reunirse las naciones triunfantes, bajo la guía del economista inglés, John Maynard Keynes, a fin de determinar un nuevo esquema y estrategias para fomentar el comercio internacional en base de acuerdos y tratados, que modificaran el sistema financiero y el mercado de divisas, se abandonaba el sistema basado en el ’patrón oro’, para que el valor de los monedas internacionales fueran determinadas por el mercado internacional: los acuerdos de ’Bretton Woods’. En lo concerniente al campo comercial, se instauró el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT), que conjuntamente tenían la finalidad fue recomponer el equilibrio de fuerzas del mundo occidental, un ’Nuevo Orden Mundial’ con una economía de mercado globalizada, para enfrentar el avance del comunismo encabezado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Esta confrontación seria denominada como la ’Guerra Fría’ por un antiguo consejero del presidente Roosevelt, Bernard Baruch quién utilizó el término en un debate en 1947 y más tarde fue popularizado por el editorialista Walter Lippmann. Si bien, se estaba contribuyendo a una situación de distención, a la par podría estar llevándonos a otro tipo de guerra y de distribución de las esferas de poder: la económica, la comercial y la de política internacional.
Al término, de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos puso en marcha el denominado, ’Plan Marshall’ que ponía énfasis en la reconstrucción de la destrozada Europa, principalmente Alemania. De igual forma, para evitar las consecuencias más evidentes de la Primera Guerra Mundial, que para muchos estudiosos, principalmente el economista Ingles, John Maynard Keynes, quien en su libro ’Las Consecuencias de la Paz’ analizaba ’Los Tratados de Versalles’ y la miopía de las naciones triunfantes, Francia, Inglaterra y Estados Unidos al imponer condiciones económicas financieras y territoriales rapaces tales como pago a los costos realizados por ellas, contribuirían únicamente a crear las condiciones para la realización, de lo que hoy conocemos como la Segunda Gran Guerra, esto es, fue únicamente la conclusión de la primera conflagración.
De igual forma, al término de la Segunda Guerra Mundial, los costos y los recursos utilizados en la llamada ’Guerra Fría’, paulatinamente fue minando los sistemas políticos y económicos que habían imperado y no solo manifestaban signos de agotamiento, sino que ya no eran operantes en las condiciones cambiantes y nuevas. Era requerido un nuevo esquema que facilitara el equilibrio de las potencias emergentes. Las derrotadas Alemania y Japón, y la pérdida de poder de las naciones triunfantes durante la Segunda Guerra Mundial: EUA y la URSS. Sin embargo, a finales del siglo XX, en los estudios realizados sobre prospectiva en los siguientes años, se dejó fuera o se le dio un menor grado de valor a situaciones o países que, por no dar indicios a la condición principal que los países occidentales consideraban estos deberían tener ’en lo económico, un sistema capitalista y de mercado y, en lo político, una democracia, con un sistema plural y electoral’. Nos referimos a China que, en ese tiempo, no era una potencia mundial en lo político, económico y en lo militar y operaba bajo un sistema comunista diferente al aceptado y promovido por la URSS y al catalogado por los analistas estadounidenses.
Por lo anterior, consideraban que la confrontación económica-militar que se daría en el siglo XXI entre tres bloques económicos, los cuales no solamente se diferenciaban en sus sistemas de producción sino también en sus enfoques filosóficos en interpretar el sistema político, económico, productivo y capitalista. Los bloques consistían en Estados Unidos centrado en el consumo y la captación de recursos y una estructura financiera vía las bolsas de valores y los mercados globalizados; Europa, centraría su estrategia en aprovechar la reconstrucción de aparato productivo, comercial y distributivo destruido por la Segunda Guerra Mundial, principalmente en Alemania, realizando al mismo tiempo una reconversión industrial, con recursos financieros, de equipamiento y apertura de mercados, principalmente de EUA, contemplados en el Plan Marshall y en la conformación de un sistema que los integrara comercial y económicamente ’La Unión Europea’. La idea del Plan Marshall, no solamente estaba concebida como una forma de estrategia geoeconómica, sino su carácter primordial era geopolítica, porque en el fondo estaba el objetivo, de contener la influencia de la URSS y lograr la unificación de Alemania.
El camino para hacer frente a la guerra fría y a la conformación de un nuevo equilibrio u orden mundial de los poderes, se desarrollaría en una estrategia que equilibraba el poder militar y el económico, geopolítico-geoeconómico, el producto a vender por las dos grandes potencias eran modelos ideológicos: capitalista o comunista. El desgaste, que ocasiono esta confrontación en ambos contendientes, les ocasiono un debilitamiento tal, que la nación con menores recursos y más resistencia a los cambios, la URSS, colapso con la caída del mayor símbolo de la Guerra Fría, el 9 de noviembre de 1989, ’El Muro de Berlín’, que separo en dos a Alemania por 28 años. Dándole fin igualmente al acuerdo, político, económico y militar de la URSS con los países comunistas del Éste, bajo el Pacto de Varsovia’.
A esto, cabe agregar que Japón, dominó el último cuarto de siglo XX, en cuanto a liderazgo en tecnología y apropiación del mercado internacional, llegando a su clímax y a un estado de inmovilidad a partir de la crisis y pérdidas de sus inversiones inmobiliarias en los Estados Unidos. Las circunstancias, su visibilidad y su dependencia casi total de la importación de insumos para la existencia de su economía, los orillaron a modificar su agresiva política comercial de ’conquista estratégica’ a una táctica que implicaba afianzar los mercados en donde sus ventajas competitivas eran mayores: microelectrónicos, robótica, tanto en maquinaria como en los procesos productivos y en el campo de las computadoras más el software, incluyendo el de entretenimiento. Pero, su contribución más importante, aunque no la más visible, fueron los sistemas de control de calidad total, la participación integral de todo el personal de una empresa en la toma de decisiones y de mejoras en la producción, los productos y su comercialización. Los integrantes de una compañía, actúan bajo el concepto de que su realización y sentido como individuos la obtienen si forman parte de un equipo y del éxito de ese equipo. Bajo esos cuatro sistemas operaria el mundo durante el siglo XX hasta llegar al XXI, cuyos inicios se han caracterizado por el repliegue estratégico de Japón, la consolidación de Alemania como motor de la economía de Europa, el surgimiento de don antiguos imperios: Rusia y China, el incremento de la globalización de la economía y de los acuerdos entre los países o grupos de países, donde la posición geográfica pierde relevancia ante la asociación de acuerdos de mercado, comercio, tecnología y la formación de frentes en la definición de las reglas internacionales tanto económicas como políticas. El ejemplo más representativo lo constituye el BRICS: Brasil, Rusia, India, China y South África. Y, lo más importante para comprender el fenómeno Trump, en la caída estrepitosa del poder y la influencia de los Estados Unidos en el contexto internacional, desde el punto de vista económico y político, además del surgimiento de las aspiraciones imperiales-dogmáticas del Islamismo. Ante todo ellos, ¿Qué lugar tendremos o como podremos jugar en este nuevo contexto de la reordenación del poder mundial? Sobre ello, abordaremos como tema de la siguiente entrega. sergiocastro6@yahoo.com.mx
Anexo: Quizás la mayor preocupación del gobierno, el sistema bancario y de negocios sobre la amenaza de Trump de repatriar, sacar indocumentados, mexicanos de Estados Unidos, no está en el destino de esos indocumentados, sino en la pérdida del rubro de divisas netas, ingresos por divisas menos el costo de obtener esas divisas. La obtención de las remesas enviadas por los indocumentados, casi treinta mil millones de dólares, entran al sistema bancario y las casas de cambio representando un costo ínfimo para ellos. Los costos de envío lo paga quien remite y aquel que lo recibe. Un negocio redondo, para el sistema financiero, no para aquellos que corren los riesgos y trabajan en condiciones deplorables. Hay que pensar seriamente del rumbo del país y hacia donde queremos ir y dejar esas posiciones moralinas y demagógicas, que de palabras y declaraciones no pasan.



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