Opinión

Hablemos nuevamente de presupuestos/ I de II

Hablemos nuevamente de presupuestos/ I de II
Periodismo
Noviembre 02, 2016 21:49 hrs.
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Sergio Enrique Castro Peña › guerrerohabla.com


En nuestras anteriores entregas, se analizaron las perspectivas electorales que cada uno de los partidos, con posibilidades de ser actores, tienen en grados distintos de influencia sobre las elecciones de 2018. De cómo, un factor poco considerado en la mayoría de los análisis sobre los resultados electorales, quizás, porque en realidad, dichos comentaristas, no son tan independientes y por lo tanto imparciales como han tratado de presentarse ante sus seguidores y al considerar que esta variable, que es producida o influenciada por otros actores políticos o no es políticamente correcta, no referimos al voto de castigo y al voto flotante. Algo que influirá en la contienda electoral en los estados de Nayarit, Coahuila y Estado de México. Sin embargo, esas circunstancias contribuirán a otra lucha, pero esta se realizara en las Cámaras de Diputados y Senadores, nos referimos al presupuesto federal y su distribución: el de ingresos y el de egresos.
Por tal motivo, además de las noticias cotidianas sobre hechos violentos y de corrupción, nos están saturando de conceptos como presupuestos, déficit, calificaciones del exterior, despilfarro, reducciones de gastos, incrementos o decrementos de partidas, en fin, toda una jungla de términos y conceptos que los medios de comunicación aclaran en muy poco. Estos, los medios, en afán de manipuleo, seleccionan, de acuerdo a sus objetivos y fines, a los personajes que tienen o una posición diferente al gobierno actual o una propuesta afín a sus corrientes políticas, magnificando errores, minimizando resultados o ignorando errores y magnificando posiciones.
Este impasse lo consideramos necesario al tratar el tema del presupuesto, por su importancia en determinar, no solo los montos de los ingresos, el origen de esos recursos, el valor e integración del gasto público y su distribución, las cantidades destinadas a la operación del aparato gubernamental, personal, sindicalizado, inamovible, de confianza, que gracias a Fox, es difícil de mover y los recursos que tienen que ser destinados para su funcionamiento. La siguiente partida, corresponde, globalmente, a seguridad social y finalmente con la inversión que realiza el gobierno. Así como las partidas que contemplan la balanza de pagos en donde se contabilizan los ingresos por créditos, directos con organismos internacionales y bancos nacionales o por la venta de deuda vía bonos en moneda extranjera o en pesos.
Al convertirse la elaboración del presupuesto y su distribución en un tema de ’correlación de fuerzas,’ el cual no solamente implica definir las partidas sino también es una expresión y extensión de las posiciones ideológicas y de los intereses internos de cada uno de los principales actores. En la elaboración de todo presupuesto, sea este de carácter personal, de negocios, empresariales o de gobierno, se tiene un elemento, que si bien no es claramente manifestado si está constantemente presente, nos referimos a la ’previsión, misma que puede tener un umbral de muy corto plazo y solo se determina por lo realizado en el pasado, a la vez que considera un presente casi inmóvil. La otra forma de ’prevenir,’ contempla un elemento de perspectiva. En esta va implícito un plan, un programa, una razón mayor a la circunstancias de inmediatez. Por tal motivo, si elaboramos un presupuesto o pensamos un presupuesto bajo estas premisas servirá no solamente para enfrentar una contingencia a corto plazo, sino que también incidirá con su carácter de multiplicador. En esto, no podemos negar que si un país no produce los excedentes necesarios para ser destinados a la inversión o la creación de infraestructura física de comunicaciones, seguridad, salud y educación estará condenando a las generaciones futuras a vivir bajo una situación de déficit no solamente económico, sino también para enfrentar el futuro. Estas carencias impedirán lograr un país desarrollado y los que es más importante una mejor distribución del ingreso.
Nadie puede negar que los servicios prestados por el gobierno sean indispensables y producen un excedente a las familias que los reciben, lo cual se debería traducir en ahorros. Sin embargo, si un país, no produce los ingresos indispensables para intervenir en las áreas de la economía que no son atendidas por la iniciativa privada esta deberá ser subsanada por la vía gubernamental por medio de incrementos de impuestos o a través de créditos nacionales o extranjeros. Al respecto debemos de hacer una pequeña disgregación histórica.
En sus inicios, los hoy países más desarrollados buscaron acceder a recursos excedentes que suplieran la creciente demanda de recursos, los cuales, en el corto plazo, sus economías no podían proporcionar. Las vías que tenían ante sí eran: impuestos, créditos o la apropiación de los recursos de poblaciones más débiles que ellos. Los impuestos eran una alternativa poco viable dada la precariedad e insipiencia de sus economías. En circunstancias similares se encontraba sus sistemas bancarios. Ante ello, optaron por la rapiña. En la actualidad esta parte de la historia de dichas naciones es poco cómoda. Por ello, como las damas con pasados oscuros, pero con presentes respetables, tratan de esconderla bajo la alfombra.
Irremediablemente durante los tres siglos de colonia, México, o lo que entonces era conocido como Nueva España, operó bajo la condición de explotado. Esto nos llevó a que cuando se logró la independencia de España, naciéramos bajo una situación de país deudor y bajo esa condición habríamos de continuar al defender nuestra soberanía, crear nuestra infraestructura, nuestras instituciones y nuestros movimientos sociales, todo ello requirió recurrir a recursos del exterior. Nuestro sector privado no ha tenido la visión, ni el interés de crear riqueza suficiente y tomar su lugar preponderante como el motor del desarrollo del país, ha medrado con las oportunidades creadas, pero siempre a cicateado su participación en la creación de la infraestructura productiva del país.
Dado que en México no existe el elemento privado como impulsor de la economía, la alternativa única para poder crecer es que el gobierno actué como tal. Sin embargo, para que eso suceda es requerido disponer de los recursos necesarios, mismos que en nuestro país son escasos. Los ingresos por impuestos en México son los más bajos en América Latina y, en la actualidad, se enfrenta una caída de los ingresos petroleros. Ante este panorama, el sector público enfrenta un reto para hacer frente a los requerimientos de gasto, la gran mayoría inerciales. Ello lo deja, como antaño, frente a una sola opción para cumplir con sus compromisos: buscar los recursos adicionales por medios crediticios.
Pero, al centrarnos en el presupuesto con sus principales componentes los ingresos y la de los egresos y de los sectores que son afectados directa o indirectamente veremos que en el proceso de elaboración y presentación al Congreso para su análisis y determinación, confluyen todos los actores políticos y económicos, que tienen capacidad directa de intervenir, a fin de que sus posiciones no solamente sean escuchadas, sino también puedan tener el peso político necesario para que estén incluidas en la conformación final. En este entorno, el presupuesto de ingresos fue autorizado por la Cámara de Diputados y ratificado por la de Senadores sin que sufriera ninguna modificación respecto al enviado por el ejecutivo, salvo lo expuesto por el director de la ONG Gestión Social un ente supuestamente especializado en análisis de políticas públicas, léase buscar lo que está mal aunque no exista. Esta discrepancia pequeña, también tiene su origen en el hecho de que en la Ley de Ingresos en la cual se estableció que los apoyos del gobierno no serán considerados ingresos acumulables, además de que las dependencias federales y estatales deberán publicar el padrón de beneficiados. Este punto lo tratamos en colaboraciones anteriores, cuando nos referíamos a como el CCE se opuso a que su Ley de Tres de Tres fuera obligatoria para todos los que recibían recursos federales por ser imposible su captación y control. Entonces apuntamos que una gran mayoría de esa información ya estaba en poder del gobierno. Si el Presidente aceptó las modificaciones fue por las presiones del CCE, otorgándoles una victoria pírrica, no porque la razón les asistía, cuestiones técnicas nunca existieron, políticas, sí.
En pocas palabras, el presupuesto de ingresos no afectó directamente a los grupos con capacidad de presionar y negociar dentro de los recintos legislativos. No se presentaron incrementos de impuestos, ni directos, ni especiales: derechos, productos y aprovechamientos, además de autorizarse el otorgamiento en el ISR un crédito fiscal de 30 por ciento del monto de las inversiones en equipos fijos en la producción de alimentos y en vehículos eléctricos. Lo que llama la atención es que esta estrategia estatal ha sido utilizada una y otra vez con los mismos resultados: nulos.
Sin embargo, en lo que respecta al causante pequeño las noticias no son tan buenas. Si bien es cierto que los impuestos no se incrementan, si lo hacen la capacidad y la eficiencia recaudatoria con más y mejores sistemas electrónicos, los cuales, apuntan los estimados de la secretaria de hacienda, permitirán lograr una captación adicional de 10 mil millones de pesos por éste concepto. La mayor parte de los incrementos de ingresos tributarios que ha tenido el gobierno los últimos tres años, provienen precisamente de mejorar la captación y del padrón de causantes medios y pequeños, los grandes tienen mejores abogados y mayor injerencia política.
Respecto a las ’tripas’ del presupuesto, encontramos que los ingresos totales estimados del gobierno federal para el ejercicio fiscal 2017, ascienden a 4,889 mil millones de pesos. De estos, el 56 por ciento provienen de los impuestos, un poco menos del 23 por ciento de ingresos petroleros y otros organismos y empresas estatales; 528 mil millones se obtendrán vía deuda interna 528 mil millones y a través de deuda externa se adquirirán 5.8 mil millones de dólares.
Asimismo, cabe comentar que los diputados establecieron la estimación del tipo de cambio en 18.62 pesos por dólar, mismo que resulta sesenta y dos centavos superior al propuesto por el gobierno. El argumento fue que lo consideraban subvaluado, actualmente está en alrededor de 19 pesos y si el peso tiene una mayor pérdida a lo largo de 2017, si bien es cierto se incrementan los ingresos petroleros también repercutirá en el costo financiero de la deuda, lo cual constituye una verdad a medias, porque no consideran otros efectos que se tienen con el incremento de dichos ingresos y este es que repercute en la capacidad de gasto del gobierno y por lo tanto de incidir en el crecimiento. En términos técnicos al ser positiva la balanza de pagos las divisas que entran son mayores que las que salen, se manifiestan en un incremento de nuestras reservas, incidiendo positivamente en el valor del peso, se revalúa. Por el contrario, si las exportaciones y capitales que entran al país son menores a las importaciones, uso de divisas que salen, tendremos un déficit y por lo tanto negativamente en el monto de nuestras reservas, presionando al valor del peso, a la baja. Otro factor que incide en el valor del peso, es que también es un bien y su valor compite con la de otras divisas, se mueve como mercancía en el mercado de divisas y por lo tanto su valor se determina por la oferta y demanda.
Los ingresos totales del gobierno representan el 38.37 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). De los cerca de cinco millones de millones de pesos estimados como ingresos, 2,150 mil millones (44%) se captaran vía las actividades económicas y de servicios del gobierno. Asimismo, cabe apuntar que en lo referente a los impuestos, se espera captar un monto de 2,739 mil millones de pesos, los cuales representan el 15.9 por ciento del PIB. Esto nos muestra porque México es uno de los países en donde se pagan menos pagan impuestos, pero es uno de los que más se le exige, no solo que sea más pequeño, sino también, para que intervenga directamente en casi todas las actividades de la economía y seguridad social.
Por tal motivo, es de la gran importancia la lucha que escenificaran los principales actores políticos, gobiernos federal y estatal, las diversas organizaciones empresariales y primordialmente su organismo aglutinador y portavoz, el CCE y los ONG´s, a la hora de definir como se ejercerá el gasto en los programas de fomento en los diferentes sectores productivos, que incluyen el industrial, comercial, servicios, de exportación e importación mayormente de alimentos y medicinas y, recursos destinados a beneficiar a la población por los programas sociales de subsidios directos. Las Cámaras de Diputados y Senadores ya autorizaron el presupuesto de ingresos señalado anteriormente. Ahora, se inicia la lucha camaral verdadera entre los grupos de poder. En esa contienda utilizaran todas las armas mediáticas a su disposición y su cabildeo indirecto y directo. En los días por venir, veremos cuan encarnizada será esa disputa, la cual carecerá de limpieza, pero descubrirá intereses ocultos que habran de poner a la luz objetivos que hoy no lucen claros o estamos lejos de reconocer a quien pertenecen y cuál es el motivo que los alimenta. sergiocastro6@yahoo.com.mx

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