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Instituciones, necedad de los ilusos

Instituciones, necedad de los ilusos
Política
Marzo 10, 2018 23:43 hrs.
Política ›
José García Sánchez › diarioalmomento.com

Hay quienes, no exentos de respiración entrecortada y exaltados, aseguran que las instituciones en México son obra del PRI y que si gana otro partido no se sabe qué pasará con ellas.

Desde luego que nadie tiene la culpa de la falta del información política más que su falta de inquietud por saber más de lo que los medios informan; sin embargo, no han sido capaces de consultar un diccionario de política o simplemente abrir la computadora en una definición simple de instituciones para que puedan darse cuenta de que las instituciones no pueden ser obra de un partido, ni siquiera de un gobierno.

Las institución es son lo que conforman un Estado, y éste está conformado por todos los ciudadanos, incluyendo la oposición. Es decir, las instituciones no son obra de un partido, ni de sus hombres, ni de sus ideólogos, al contrario.

Quienes dicen que las instituciones se las debemos al PRI debemos recordar que son parte del estado y éste lo conforman la soberanía, el territorio y la sociedad. Nunca dice el gobierno ni el partido en el poder.

Porque si así lo quisiéramos ver nos preguntaríamos qué ha hecho el PRI de nuestra soberanía un secretario de Relaciones exteriores que confiesa que aprenderá diplomacia sobre la marcha.

Qué ha hecho el PRI de nuestro territorio regalando las minas a los extranjeros. Y de la sociedad ni se diga con la mitad de la población en la pobreza.

En México las instituciones se han creado ante la presión de la población. No por creación ideológica del partido en el poder, mucho menos para ampliar y extender los beneficios de la democracia.

Las instituciones contemporáneas en México tienen como origen la presión de la disidencia ante un gobierno que no sabe dialogar. El impulso de una razón que obliga a la sinrazón del gobierno a transformarse o morir.

Imaginemos al INE, anteriormente el IFE, sin los sucesos del 68, sin la matanza de del jueves de corpus, simplemente no existiría o estaría en manos de la secretaría de Gobernación, que es un brazo institucional pero utilizado como herramienta de un gobierno autoritario.

Imaginemos la Comisión Nacional de Derechos Humanos sin la presión de los familiares de los desaparecidos, torturados, etc. Simplemente esa comisión no existiría. El IFAI, la Profeco. La Coducef, el IMSS, el ISSSTE, etc. Se crean por una necesidad de la población para la población.

En México las instituciones son políticas porque así las han hecho los gobiernos y con ellos las han echado a perder.

En la SEP nunca ha habido un maestro o in pedagogo en los últimos sexenios, el Salud rara vez hay un médico que haya atendido pacientes; en Ecología nunca ha habido un luchador por la defensa de la tierra. Son cargos políticos regalados a los amigos.

Esa es la práctica cotidiana en las instituciones actuales del país y las que consideran vigorosas estatuas a los priistas.

El temor a una derrota electoral ha movido raíces teóricas, del derecho y de la política a conveniencia, que ante la falta de cultura política de los mexicanos, mueven al temor de la población. Es la nueva táctica delos que no quieren perder sus privilegios y toman cualquier factor que en su connotación como palabra confunda a la población para que se retracte de exigir un cambio y elegir a quien ya decidió apoyar con su voto.

Las instituciones actuales le costaron trabajo y a veces hasta la vida a muchos mexicanos, sin excepción, quien piense lo contrario está equivocado, o le falta información y conocimiento que no es lo mismo.

Las instituciones son obra de los mexicanos que no están en el poder, porque ellos son quienes empujan su construcción y renovación. De otra manera la sociedad mexicana no hubiera avanzado.

Quienes temen que las instituciones se van a acabar hablan con un cambio real de gobierno deben estar tranquilos. Las instituciones se transforman siempre y cuando la población lo permita. Así, podemos ver que la derrota anunciada del PRI, tiene que ver con la decisión unilateral de las reformas estructurales que subastan la riqueza de los mexicanos, a quienes nunca se les preguntó su aprobación. Por ello es necesario que se reviertan estas decisiones que en realidad están dañando las instituciones del país como Pemex, CFE, SEP, ente otras.

El Estado, que es la suma de las instituciones marca, sobre todo, los límites del poder. Y en México vivimos un poder sin límites.

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