Texcoco, Edomex.- Días de campaña, días transparentes, brillantes, de acercamiento vecinal.
A ras de tierra, empolvándose el calzado y dejando que el energético sol se unte a plenitud en el rostro, es como Karla Almazán camina, avanza, está en contacto directo con la gente texcocana que mira de frente y aún guarda un poco de esperanza en sus corazones para que se revierta y redimensione el ser parte de un precarismo acá por los rumbos texcocanos.
Karla Almazán busca la diputación federal por el Distrito Federal XXXVIII.
Necesita de la voluntad, del apoyo, de la convicción de la gente para que a pie de urna vote por ella. En tanto, Karla, como dice el dicho, se acerca, va a la montaña y no espera, no se confía en la inercia.
Y entonces, convoca, les saluda, habla con gente como uno.
Les mira y platica con atención.
Vecinos de las comunidades de Amanalco, Santa Cruz Mexicapa, y Santa Inés; del municipio de Texcoco, recibieron la visita de la candidata de Morena a Diputada Federal por el Distrito XXXVIII, Karla Almazán, quien tocó puertas casa por casa para conocer de viva voz las necesidades de los pobladores.
Es tiempo de discurso cara a cara, eventualmente, de arengas masivas desde el micrófono. En los mítines.
Karla ha hecho a un lado la matraca, la frase facilona y la promesa al vuelo.
Mientras tanto, los habitantes la recibieron con entusiasmo y refrendaron su apoyo para seguir trabajando juntos durante la campaña.
Un hecho fue de coincidencia unánime: defender la conservación y buscar el desarrollo compartido, sustentable de ellos, y de los recursos naturales también.
Karla, en el medio, al lado de mujeres maduras, de jóvenes, de hombres de mirada recelosa que después de escucharle tienen, íntimamente, coincidencia con ella.
Karla no pretende, no busca el tumulto, ni la alharaca, el griterío, ni tampoco el mitin masivo, distante.
Es evidente que su andar, en la ruta de los senderos texcocanos está la cercanía, la calidad de comunicación vecinal, antes de replicar modelos de campaña finisecular.