En las Nubes

La cinta azul

La cinta azul
Política
Julio 10, 2015 13:07 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

A Claudia Marina Huerta Ravelo, profesora singular, buena madre y mejor hija.
Contaba que una maestra decidió dar un homenaje a cada uno de los alumnos que estaban a punto de graduarse en la escuela. Y les habló de la huella que cada uno de ellos había dejado.
Llamó a uno por uno al estrado de la clase. Primero, les contó cómo habían dejado su presencia no sólo en la vida de ella, sino en la de la clase.
Luego los condecoró con una cinta azul, impresa con letras doradas, en la cual se leía, “Mi forma de ser deja huella.”
Al final, la maestra decidió hacer un estudio en la clase, para ver el impacto que este reconocimiento tendría en la comunidad.
Para ello dio a cada uno, tres cintas azules más, y les pidió que fueran y ampliaran esta ceremonia de reconocimiento fuera del plantel: En su casa, en donde trabajaran sus parientes y entre sus amistades. Luego deberían estudiar los resultados, ver quién premió a quién, e informarlo a la clase al cabo de una semana.
Uno de los alumnos, fue a ver a un joven ejecutivo de una industria cercana, y lo premió por ayudarle en la planificación de su carrera. Le dio una cinta azul, y se la colocó sobre su camisa.
Después le entregó dos cintas más y le dijo, “estamos en un proyecto de... “reconocimiento”, y nos gustaría que usted encontrara a alguien a quién premiar, y le diera una cinta azul.
Más tarde ese mismo día, ese ejecutivo fue a ver a su jefe, que tenía reputación de ser una persona amargada, y le dijo que lo admiraba profundamente por su genio creativo. Este pareció quedar muy sorprendido. Y le preguntó si aceptaría el regalo de una cinta azul, y si le daba permiso para ponerla en su camisa.
El jefe dijo, “Bueno, ¡claro!” Tomó una de las cintas azules y la colocó sobre la chaqueta del jefe, a la altura de su corazón.
Después le preguntó, ofreciéndole la última cinta, “¿Podría coger está cinta que me queda y premiar usted con ella a alguien más?”.Y explicó que el estudiante que le dio las cintas realiza un proyecto de la clase, y quiere continuar esta ceremonia de reconocimiento y saber cómo afecta a la gente.
Esa noche, el jefe llegó a casa y se sentó con su hijo de 14 años. Le contó: “hoy me ha pasado algo increíble. Estaba en mi oficina, y uno de mis empleados vino y me dijo que me admiraba, y me dio una cinta azul por creer que era un genio creativo. ¡Imagínate! ¡Piensa que yo soy un genio creativo! Luego me puso una cinta azul que dice “Mi forma de ser deja huella.”
“Me dio otra cinta y me pidió que tratara de encontrar a alguien a quién premiar. Cuando venía hacia casa esta noche, me puse a cavilar a quién podría premiar con la cinta, y pensé en ti. Quiero darte la cinta azul a ti. Ponerla sobre tu corazón”.
Hizo la siguiente explicación a su único hijo: “Mis días son muy agitados y cuando vengo a casa, no te presto demasiada atención. Te grito por no tener buenas notas y por el desorden de tu habitación. De alguna forma, esta noche, solo quería sentarme aquí y, después, hacerte saber que tú me importas. Tú y tu madre son las personas más importantes en mi vida. ¡Eres un gran muchacho, y te quiero!
El muchacho, sorprendido, empezó a sollozar y a llorar y no podía parar. Todo su cuerpo temblaba.
Miró a su padre y entre lágrimas dijo, “Papá, hace un rato me senté en mi habitación y escribí una carta para ti y para mamá. Explico porque me había quitado la vida, y pidiéndote que me perdonaras: Me iba a suicidar esta noche después de que te durmieras. Pensé que a ti y a mi madre no les importaría. La carta está arriba. No creo que la vaya a necesitar después de esta manifestación tuya”.
Su padre subió al segundo piso y encontró la carta, sincera y llena de angustia y dolor.
Al día siguiente el jefe regresó al trabajo totalmente cambiado. Ya no estaba amargado, pero se aseguró de hacer saber a todos sus empleados que ellos dejaban huella.
El joven ejecutivo ayudó a mucho otros jóvenes con la planificación de sus carreras, uno de ellos era el hijo del jefe, y nunca se olvidó de recordarles que ellos dejaban huella en su vida.
Por todo ello, el joven y sus compañeros de clase aprendieron una lección muy valiosa, una más de su profesora: “Tu forma de ser deja huella”.
Quiero que sepas que tú, quien lee mis comentarios, eres importante, o no hubieras recibido esto. Tu forma de ser, deja huella, y he querido que lo supieras. Te entrego la cinta azul a ti. Que tengas un día maravilloso, y sepas que alguien hoy pensó en ti.
craveloygalindo@gmail.com

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