En Las Nubes

La historia de Santa Claus

La historia de Santa Claus
Periodismo
Diciembre 26, 2021 01:55 hrs.
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Carlos Ravelo Galindo › diarioalmomento.com

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Pero antes los que responde un historiador.

’ Estimado amigo:

Mis "alegres sonrisas" en lugar de "gestos agrios" (como dices en tus Nubes) en esta época, son fingidas. Quedo inmerso en la vorágine de las compras, los gastos, los regalos, las pesadas idas y venidas, las cenas excesivas y el griterío, que acepto resignado para no mortificar a los demás.

No estuve el sábado en las asambleas de la Fapermex y el Conalipe porque mandaron el vínculo a última hora y, como ya no lo esperaba, atendí otros deberes, que son bastantes en este mes tan pesado. Pero ya leí la declaración oficial y no encontré nada nuevo.

Salud.José Antonio Aspiros Villagómez’.

Y ahora la de Morelos y Pavón, al último.

Muchos lo conocimos como papa Noel. O como el venerable hombre de barba blanca que repartía regalos en Navidad a bordo de un trineo, jalado por renos.

Pero siempre fue santaclaus.

Aprovechamos lo que sobre el personaje publica don Abraham Mohamed Zamilpa, en ’Candelero’, de una gran colaboradora.

Nos referimos con respeto y agradecimiento a la poeta, escritora y sobre todo periodista-reportera, doña Rosa María Campos.

Papá Noél, o Santa Claus, personaje entrañable en el vecino país del norte, figura reciente en los países católicos, es hijo de la imaginación de dos escritores neoyorquinos y figura real, gracias a un dibujante satírico y la publicidad de la Coca-Cola.

Esta es su historia:

Santa llegó a New York en 1621, junto con los emigrantes holandeses de votos de San Nicolás, Santo conocido por su generosidad con los niños en la Europa medieval, desde el siglo XIII.

En 1809 Washington Irving escribió una sátira ’Historia de New York’ en la que deformó al Santo Patrón holandés -Sinter Klaas- hasta transformarlo en el precedente de Santa Claus

El personaje de Irving, se hizo más popular al publicarse en 1823 un poema de Clement C. Moore, que terminó de redondear el mito de este personaje navideño, que regalaba juguetes a los niños, lo que motivó a un dibujante satírico, Thomas Nast, entre 1863 y 1886, crear progresivamente la imagen básica de Santa Claus, a través de sus ilustraciones publicadas en la revista Harper’s; pero sin su vestimenta roja.

Esta vestimenta surge a finales del XIX como consecuencia del desarrollo de las técnicas de impresión en color.

Ya de rojo y popular Santa Claus llegó a la Gran Bretaña en el siglo XIX, luego a Francia, donde se fundió con el Bonhomme Noël.

Ahora que, la imagen actual de Santa Claus o Papá Noél fue creada por la Coca-Cola, cuya empresa que en 1931 le encargó al pintor Habdon Sundblom hiciera de Santa Claus un personaje más humano, atractivo y creíble.

Sundblon contrató para ello a un vendedor jubilado: Lou Prentice quién fue su modelo entre los años 1931 y 1966 para popularizar la figura moderna de Santa Claus, a través de la publicidad navideña del refresco y el cine norteamericano.

Si nos hemos ocupado de ’Santa’ no podemos dejar a un lado la historia del Arbol de Navidad, la cual se remonta al Roble, árbol sagrado y venerado, en años remotos, desde Grecia hasta Noruega, como representante de Zeus.

En aquellos tiempos los griegos solían celebrar sus compromisos importantes bajo su sombra de un roble.

De ahí la costumbre de «tocar madera» para protegerse de algún «mal».

Con el cristianismo se cambió al macizo Roble por el Abeto, porque según los misioneros, la forma triangular de su enramada correspondía al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Este «tres» mágico caló bien por ser un número venerado por muchos pueblos, miles de años antes de la venida de Jesús.

De esta manera bastante singular, se impuso el Abeto y con el correr de los siglos el pino, al que nuestra madre María Teresa Galindo de Guillermo Ravelo Anaya, en su cuento bautizó: ’Cuando el pino tuvo luz’.

Recordamos también que nuestra abuelita Ignacia Lazcano de Emilio Galindo, al igual que Morelos y Pavón, falleció un 22 de diciembre.

El abogado Jorge Alberto Ravelo Reyes, a quien lo agradecemos, nos perpetuó ambos acontecimientos.

Uno de ellos lo publica hoy el Diario Oficial de la Federación, que edita la secretaría de Gobernación y el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México explica que el 22 de diciembre es aniversario de la muerte de José María Morelos y Pavón, en 1815.

José María Morelos y Pavón fue uno de los líderes y estrategas de la insurgencia mexicana, quien alentó la promulgación del primer texto constitucional de nuestro país.

Nació el 30 de septiembre de 1765, en la ciudad de Valladolid, hoy Morelia,
Michoacán.

En 1790, con 25 años de edad, ingresó al Colegio de San Nicolás Obispo, cuando Miguel Hidalgo era su rector, ordenándose sacerdote en 1797.

A principios de octubre de 1810, era párroco de los pueblos de Carácuaro y Nocupétaro en la Tierra Caliente michoacana.

Al tener noticia del levantamiento de Miguel Hidalgo, Morelos decidió unirse al movimiento insurgente.

Durante su primera campaña, Morelos dominó la región de lo que hoy es el estado de Guerrero.

En la segunda campaña, el hecho de armas más destacado fue el sitio de Cuautla, plaza que defendieron los insurgentes del 19 de febrero al 2 de mayo de 1812.

La tercera campaña supuso el control temporal de Tehuacán, Orizaba, Oaxaca y el puerto de Acapulco.

Morelos retomó la iniciativa de Hidalgo para convocar a un congreso representativo de las provincias y durante su apertura en Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813, ordenó la lectura de los Sentimientos de la Nación, documento que contiene sus ideales políticos y sociales.

Bajo su protección sesionó el Congreso que dio lugar a la proclamación del Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional, el 6 de noviembre de 1813, y a la promulgación del Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana, el 22 de octubre de 1814.

En el terreno militar, las fuerzas insurgentes sufrieron severas derrotas en las batallas de Lomas de Santa María (23 de diciembre de 1813) y Pururarán (5 de enero de 1814).

El virrey Félix María Calleja dispuso una campaña para erradicar la insurgencia, en especial a Morelos y al congreso que protegía.

El 5 de noviembre de 1815, mientras los insurgentes hicieron parada en Temalaca, camino a Tehuacán, donde residiría el Congreso, las fuerzas realistas les dieron alcance y los atacaron.

Morelos fue capturado en esta acción. El Siervo de la Nación fue trasladado a Tepecoacuilco, y luego a Cuernavaca.

Finalmente, fue recluido en el edificio de la Inquisición en la Ciudad de México, el 22 de noviembre, donde se le formó proceso inquisitorial.

En la cárcel de la Ciudadela fue torturado e interrogado durante los procesos judicial y militar.

José María Quiles fungió como abogado defensor.

Calleja sentenció a muerte a Morelos, bajo los cargos de rebeldía contra el rey de España, y el tribunal eclesiástico lo degradó de su investidura sacerdotal.

Al dictarse la sentencia, Morelos salió de prisión escoltado por Manuel de la Concha.

Hicieron una pausa en la villa de Guadalupe.

Después, la comitiva continuó hacia un antiguo edificio en San Cristóbal Ecatepec, que servía de alojamiento a los virreyes, antes de su entrada a la Ciudad de México.

Después de recibir los servicios espirituales, un grupo de soldados lo escoltó al paredón, engrillado de los tobillos y atado de las manos.

Al llegar al sitio donde debía cumplirse la pena de muerte, junto a un muro exterior del inmueble, le vendaron los ojos y lo hincaron de espalda al pelotón de fusilamiento.

La vida de Morelos se extinguió a las tres de la tarde del 22 de diciembre de 1815.
Su cadáver fue sepultado en el pueblo de San Cristóbal Ecatepec.

Tras la consumación de la Independencia, el Congreso lo declaró ’Benemérito de la Patria’, en junio de 1823.

Cinco años después, su ciudad natal Valladolid, cambió su nombre por el de Morelia.

En 1869, el presidente Benito Juárez decretó la creación del estado de Morelos, en honor del caudillo insurgente.

Sus restos mortales reposan actualmente en la Columna de la Independencia, sobre Avenida Paseo de la Reforma, en la Ciudad de México, junto con los de otros héroes y una heroína de la revolución de Independencia.

El 22 de diciembre es Día de luto y solemne para la Nación. La Bandera Nacional deberá izarse a media asta.

craveloygalindo@gmail.com

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