Opinión

La propuesta para llevarse sonora, Chihuahua y Coahuila

La propuesta para llevarse sonora, Chihuahua y Coahuila
Periodismo
Enero 10, 2020 21:50 hrs.
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Rodolfo Villarreal Ríos › guerrerohabla.com


Después de 1847, no ha faltado algún político estadounidense quien presentándose como amante del engrandecimiento de su nación haya planteado la posibilidad de que sus fronteras se muevan y adquieran’ otro pedazo de suelo mexicano, ’total, que tanto es tantito.’ Sobre una de esas propuestas, y cuál fue la reacción en los EUA, les comentaremos en esta ocasión.
En nuestra búsqueda constante por aprender sobre cómo se han desarrollado las relaciones entre México y los EUA, nos encontramos con un volumen editado, en 1892, bajo el título ’Public opinion in the United States on the annexation of Mexico.’ En realidad, debería de llamarse ’La opinión de la prensa estadounidense acerca de la anexión de México.’ Decimos esto ya que dicha publicación es una recopilación de lo aparecido en diarios diversos a lo largo de la Unión Americana en relación con el planteamiento que, el 15 de diciembre de 1891, presentara el Senador por Pennsylvania, Matthew Stanley Quay, cuando los EUA eran gobernados por su presidente número veintitrés, Benjamin Harrison (1889-1893). En la propuesta, Quay asentaba: ’Solicito al Comité de Relaciones Exteriores que investigue si la adquisición de los estados de Sonora, Chihuahua y Coahuila, que se encuentran al norte del vigésimo noveno paralelo de latitud norte en la República de México, es factible y del interés de los Estados Unidos.’ Para ser más específicos respecto al área que el senador Quay deseaba adquirir, debemos recurrir al diario neoyorkino, ’The Sun’ el cual, en su edición del 26 de diciembre de 1891, señalaba que la porción de terreno en cuestión ’empezaba en el Rio Grande (Bravo) justo debajo de la curva más grande de ese río, a unos treinta kilómetros al norte de Escondido y de Eagle Pass, y desde allí hacia el oeste hasta llegar al golfo [de California].’ La propuesta, que generó un rechazo casi unánime, no era tan inocua como podría aparecer a primera vista. Repasemos ambas situaciones.
El 17 de diciembre de 1891, en Springfield, Massachussets, ’The Republican’ publicaba que la propuesta de Quay era indefendible. Parecía desconocer la historia y los problemas que México había vivido desde que se quedo sin Texas y California. Con su propuesta ’Quay le da armas al partido conservador en México para que proteste de manera hostil en contra de esta república [los EUA] y resulta dañina en extremo.’ En ’The Post-Dispatch’ de Saint Louis Missouri, el 20 de diciembre de 1891, la propuesta era calificada de ridícula y viciosa. Lo primero porque ’no refleja los sentimientos ni siquiera de una docena de estadounidenses. Lo segundo porque despertara los celos de nuestros vecinos al sur.’ Por su parte, ’The Post’ en New York City, el 22 de diciembre de 1891, establecía que en los EUA no existía ningún deseo de anexar territorio de México. La respuesta a la propuesta debe de realizarse inmediatamente, de no hacerlo, podría mandar el mensaje de que hay interés por llevarla a cabo. Otro diario con nombre similar, pero editado en Chicago, Illinois, en su edición del 24 de diciembre de ese año, mencionaba que la única explicación que encontraban para respaldar la propuesta de Quay era que varios estadounidenses vivían en esa región de México y que les convendría mas estar bajo la protección de un gobierno como el estadounidense en kugar de uno como el mexicano. Sin embargo, se apuntaba, esa razón hubiera sido valida años atrás, no entonces cuando se podía estar tan seguro en México como en Texas. Por su parte, ’The Chicago Journal,’ el 11 de enero de 1892 indicaba que ningún partido político o persona en México habría de aplaudir la propuesta de Quay y que los Estados Unidos querían mantener relaciones cordiales con México y no querían realizar ningún movimiento que lo ofendiera, por ello, la propuesta del senador representaba un error muy serio. Términos similares aparecieron publicados, el 23 de diciembre de 1891, en ’The Journal,’ editado en Indianapolis, Indiana.
En Dubuque, Iowa, el 23 de diciembre de 1981, se leía en las páginas de ’The Herald,’ una crítica al gobierno federal al cual se acusaba de que, ante las acciones fallidas de política doméstica, ahora buscaba redimirse con acciones externas como esta propuesta. Sin embargo, ’este gobierno no tiene dinero para comprar una porción de México, ni ningún otro territorio.’ En lugar de andar pensando en incorporar más superficie ’dediquémonos a cultivar los acres que poseemos.’ En la misma población, otro diario, ’The Times,’ el 3 de marzo de 1892, asentaba que la propuesta era un insulto a un país vecino y amigo. Asimismo, se indicaba que detrás de esa propuesta lo que realmente se buscaba era quedarse con la Baja California y otras dos entidades.
El 28 de diciembre de 1891, The Washington Post publicaba que no existía ningún entusiasmo entre los estadounidenses por adquirir mayor territorio hacia el sur, mientras que en México había una postura en contra de renunciar a un pedazo más de la tierra ubicada en el norte. Otro diario editado en Washington, D.C. ’The Church News’ era enfático al asentar que ’los mexicanos no toleraran una propuesta encaminada a desmembrar su territorio, … además de su constitución prohíbe al gobierno vender cualquier porción del país… Sería más factible que Inglaterra accediera a vender Canadá o España lo hiciera con Cuba que México aceptara ceder Sonora, Chihuahua y Coahuila.’ En sus ediciones del 8 y 20 de febrero, The Washington Post reiteraba su postura de que la propuesta habría de crear animosidad y desconfianza de los mexicanos hacia los EUA, justo en el momento en que las relaciones entre ambas naciones era más que cordiales. Y en eso de las relaciones, cabe mencionar lo que aparecía, el 19 de febrero de 1892, en ’The Advertiser’ generado en Boston. Ahí, se anotaba que la propuesta de Quay en nada afectaba un posible tratado de reciprocidad entre ambas naciones. ’Desde hace un mes, The Advertiser anuncio que existían pocas probabilidades de que se concretara un tratado comercial con dicha república [México] dado que las importaciones de este país no eran, como regla general, de una calidad tal que pudieran ser amparadas bajo la clausula de reciprocidad establecida bajo la Ley McKinley. Si algún tratado fuera a darse tendría que ser de otro tipo y ser sometido a la aprobación del Congreso.’ Posteriormente, se establecía que México ya no era un país semisalvaje y que ninguno de sus habitantes deseaba ceder una pulgada de terreno a los EUA. Asimismo, indicaba que ’los ferrocarriles, las minas y las haciendas han alcanzado un gran avance en construcción y equipo durante las últimas décadas, por lo cual, aunado a sus recursos naturales esplendorosos, permiten esperar que, en el siglo próximo, México alcanzara un desarrollo sorprendente.’ Ante esto, la propuesta de Quay solamente podría considerarse ’como un insulto que no se justifica.’ Por su parte, en‘The Citizen,’ editado en Jackson, Michigan, el 18 de enero del año apuntado arriba, se enfatizaba que mas que buscar hacerse de un pedazo mas de México, lo que los EUA deberían de optar es por ’convertirlo en nuestro aliado mas poderoso en este continente… [mediante] el incremento del intercambio comercial y con nuestro capital ayudarlo a desarrollar sus riquezas naturales enormes.’ Pero no todos los diarios andaban de buenos samaritanos para oponerse a la anexión de una porción de México. En Rochester, New York, en ’The Herald’ aparecía impreso que, si se buscaba anexar algo, mejor se volteara la vista hacia el norte. ’La provincia canadiense de Ontario seria mas adecuada para los intereses de nuestro país [los EUA] que cualquier adquisición tropical o grasosa de México.’
Seguramente al llegar hasta aquí, usted, lector amable, se preguntará: ¿Pues si tantos estaban en contra, entonces que motivó al senador Quay a presentar la propuesta? que el senador republicano por Pennsylvania tenía algo más que motivos simples como engrandecer el territorio de su nación amada. Veamos cuales eran.
El 20 de diciembre de 1891, el editor del diario The Dispatch generado en Pittsburgh, Pennsylvania, se preguntaba que pensaba hacer y con qué propósito el senador Quayl había planteado que se adquirieran los estados mexicanos en cuestión. ’¿Pudieran ser la riqueza mineral, la agrícola o la engorda de ganado? Los tres estados son ricos en recursos minerales, y Coahuila ha ganado reputación como distrito agrícola, mientras que Sonora se distingue por su desarrollo ganadero.’ Mas adelante, se mencionaba que esos territorios serian de gran interés para los inversionistas de Pittsburgh preocupados por tener una fuente de abastecimiento de materias primas.
El 24 de diciembre de 1891, ’The Post’ en Boston indicaba: ’nadie de este lado de la línea estima que anexar esa parte del territorio mexicano sea del interés de los Estados Unidos. Excepto, tal vez, de algunos propietarios de minas o especuladores estadounidenses que operan en ese territorio.’ Esta postura era compartida por ’The Republican,’ un diario editado en Denver Colorado, mismo que el 25 de febrero de 1892, publicaba que ’hay algunos especuladores que quieren apropiarse de un poco más de territorio mexicano, pero en general la población [estadounidense] se muestra contrario a ello.’ Sin embargo, el diario apuntaba que una cosa diferente sería si México ofreciera en venta un pedazo de su territorio. ’Podría representar una gran ventaja para los Estados Unidos poseer la Península de Baja California y controlar la boca del Río Colorado. Pero una cosa es aceptar una oferta de este tipo que México realizara y otra requerir a los mexicanos que cedan una porción de territorio.’ Pero veamos algo que nos puede precisar el motivo verdadero detrás de la propuesta de Quay.
El diario ’The Standard,’ publicado en Anaconda, Montana, el 11 de enero de 1892, señalaba que: ’la propuesta de anexar parte de México debería de recibir más consideración y respeto. Aun cuando no se puede hacer que la gente deje de pensar que Quay busca hacer dinero para él y sus amigos Confederados, entre los cuales uno de los mas importantes es el secretario de guerra, [Stephen Benton Elkins]. Si es recomendable o no que los Estados Unidos amplíen su territorio o no es una pregunta cuya respuesta queda pendiente. Si fuera recomendable, hoy sería el momento más adecuado que nunca…dado que Coahuila, Sonora y Chihuahua desean imitar a Texas y convertirse en parte de los Estados Unidos… El gobierno de México es tan débil actualmente que no tendría la fuerza requerida para oponerse a una anexión planteada bajo un esquema razonable.’ Ahí no paraba el escrito, iba mas lejos y mencionaba que el presidente José de la Cruz Porfirio ’Diaz [Mori] estaría complacido de deshacerse de esos estados porque son cualquier cosa, menos leales a su gobierno y abiertamente han expresado sus deseos de abandonar su lealtad a México para convertirse en parte de los Estados Unidos.’ Quien haya escrito eso no tenia idea de que el presidente Diaz no era un lotero-vendepatrias, y nuestros coterráneos del ayer no aspiraban a vivir de arrimados. Como apunte al calce, el diario en cuestión era propiedad de Marcus Daly, uno de los reyes del cobre en Butte, Montana. Así que podemos advertir el porqué del comentario. Veamos otras aportaciones que especulaba sobre el motivo real.
El 9 de enero de 1892, en el diario The Herald, publicado en Dubuque, Iowa, se afirmaba que la propuesta era motivada porque Quay y el otro senador por Pennsylvania, James Donald Cameron, junto con otros amigos habían adquirido algunas minas en el territorio que proponían anexar.
’The Bee’ en Omaha, Nebraska, el 19 de febrero de 1892, se afirmaba que detrás de la propuesta se encontraba una acción especulativa con terrenos de magnitudes mayúsculas que de haberse concretado hubieran convertido en millonarios a quienes la proyectaron. Estas personas poseen, en las entidades mexicanas mencionadas, extensiones grandes de tierra que son muy fértiles y que de haberse aprobado la propuesta hubieran incrementado su valor entre 500 y 1000 porciento. ’Hay un grupo de hombres de hombres acaudalados que durante los últimos años han estado adquiriendo cuanto terreno estaba disponible para su venta en esos estados, fue su influencia lo que llevó al senador Quay a presentar la propuesta, misma que el gobierno mexicano pudo, apropiada y razonablemente, considerar como poco amistosa, y la cual el Senado no debió de haber permitido se llevara a Comisiones para su análisis.’
En medio de toda esta controversia, una y otra vez, se destacaba la preocupación que generaba la propuesta de Quay en el embajador mexicano en Washington, Matías Romero Avendaño quien se apersonó ante las autoridades estadounidenses para clarificar la situación. Ante los cuestionamientos, el secretario de estado, James Gillespie Blaine, le respondió que el gobierno de ese país no estaba detrás de la propuesta de Quay, misma que nunca había sido objeto de discusión en las reuniones de gabinete. Así quedó asentado, el 7 de enero de 1892, en las páginas de ’The Republican’ editado en Scranton, Pennsylvania.
Ante las posturas diversas que hemos mencionado y los intereses soterrados que se escondían tras de la proposición realizada por el senador Matthew Stanley Quay, el 17 de febrero de 1892, el senador por Ohio, John Sherman (Republicano) quien presidia el Comité de Relaciones Exteriores, ’al cual fue turnado la propuesta para determinar si era factible o no la adquisición de ciertas partes del territorio perteneciente a la Republica de México, emitió una respuesta negativa al respecto, solicitando no ser tomado en cuenta en cualquier consideración que al respecto se tome en el futuro, lo cual se acordó.’ En esa forma, la propuesta para que Sonora, Chihuahua y Coahuila pasaran a formar parte de los EUA fue enviada al cajón de los trebejos. En esa ocasión imperó la cordura y los estadounidenses se percataron de que nadie al sur del Bravo andaba buscando convertirse en arrimado en tierra ajena. Sin embargo, a lo largo de los años volverían a presentarse propuestas para que se vendiera o fueran cedidas ciertas porciones del territorio mexicano. A pesar de las presiones, siempre ha imperado, en este renglón, el buen juicio de quienes han estado al frente del gobierno mexicano. O tal vez, en términos más crudos, podriamos recordar lo que se publicó, el 29 de diciembre de 1891, en ’The Journal’ que aparecía en Saint Paul, Minnesota, ’el presidente mexicano que proponga dicha anexión, será ejecutado como un perro.’ Aun cuando, es de todos conocido, nunca faltan quienes creen que los problemas domésticos de la nación, o en la relación con el vecino, pueden resolverse vía una anexión a los EUA. Sin embargo, siempre debemos de tener presente que, ayer como hoy, todo lo que suceda en torno a las relaciones entre México y los Estados Unidos de América, como dijera el economista Sergio Enrique Castro Peña, ’nada tiene de casual, todo es causal.’ vimarisch53@hotmail.com
Añadido (1) ¿En verdad se creen eso de que desde los EUA van a venir las lecciones de cómo se deben de manejar ’democráticamente’ los sindicatos? ¿Acaso desconocen que los de allá operan bajo la premisa de horca y cuchillo?
Añadido (2) En Australia, algunos tipos estaban preocupados porque la realidad no cuadraba con sus profecías de calentamiento global. Ante ello, procedieron en consecuencia. Hoy, 183 fulanos están detenidos por mostrar que la naturaleza no puede comportarse de manera diferente a lo que ellos promueven.
Añadido (3) En los EUA, desde julio de 2019, era del conocimiento público que los mexicanos quienes pidan asilo en ese país van a ser enviados a Guatemala. Así que eso de mostrarse sorprendidos e indignados suena tan real como una moneda de tres pesos. ¿Van a decirnos, también, desconocer que nos han remitido 60 mil personas, de nacionalidades diversas, para que las tengamos aquí mientras se decide su solicitud ante las autoridades estadounidenses?
Añadido (4) Hace unos días se dio a conocer una muestra más de que pertenecer al grupo en el poder no implica crear mecanismos de inmunidad en el organismo para evitar los daños neurodegenerativos causados por la contaminación atmosférica. El ejemplo fue proporcionado por el diputado Fernández Noroña.
Añadido (5) Y los Demócratas emergieron como defensores de Irán. ¿Qué opinaran los electores estadounidenses al respecto? Lo sabremos en noviembre de este año.

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